Luis leyó esa noticia cinco o seis veces.Al final, había una foto del vendedor, un obstetra bastante conocido. Luis lo reconocía.Lo miró fijamente.Después de dos minutos, recordó quién era.Ese doctor había hecho un chequeo a Dulcinea durante su embarazo.En ese momento, no escuchó los resultados, Dulcinea le dijo que el bebé estaba bien, que se desarrollaba sano… y él lo creyó.Ahora, parece que no era así.…Luis se levantó de golpe.Fue al recibidor, se puso un abrigo, tomó las llaves del coche y se dirigió a la puerta. Sylvia gritó:—¿A dónde vas a estas horas? ¡La nieve se ha congelado, Luis, te vas a matar!Lo siguió, agarrándole del brazo.—¿Vas a buscarla?—¡Ya se fue! ¡No va a volver! Fuiste tú quien decidió dejarla, fuiste tú quien prometió quedarte conmigo, ¿lo olvidaste?…Luis la apartó de un empujón.Cruzó rápidamente el recibidor y en poco tiempo, se escuchó el motor del Porsche encendiéndose.La luz de la luna era fría, la nieve seguía sin derretirse, acumulada en la
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