Capítulo 731
Luis leyó esa noticia cinco o seis veces.

Al final, había una foto del vendedor, un obstetra bastante conocido. Luis lo reconocía.

Lo miró fijamente.

Después de dos minutos, recordó quién era.

Ese doctor había hecho un chequeo a Dulcinea durante su embarazo.

En ese momento, no escuchó los resultados, Dulcinea le dijo que el bebé estaba bien, que se desarrollaba sano… y él lo creyó.

Ahora, parece que no era así.

Luis se levantó de golpe.

Fue al recibidor, se puso un abrigo, tomó las llaves del coche y se dirigió a la puerta. Sylvia gritó:

—¿A dónde vas a estas horas? ¡La nieve se ha congelado, Luis, te vas a matar!

Lo siguió, agarrándole del brazo.

—¿Vas a buscarla?

—¡Ya se fue! ¡No va a volver! Fuiste tú quien decidió dejarla, fuiste tú quien prometió quedarte conmigo, ¿lo olvidaste?

Luis la apartó de un empujón.

Cruzó rápidamente el recibidor y en poco tiempo, se escuchó el motor del Porsche encendiéndose.

La luz de la luna era fría, la nieve seguía sin derretirse, acumulada en la
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