Capítulo 735
Ella llegó a dudar si tomaba algún tipo de estimulante, porque ningún hombre normal tenía esa resistencia.

Sylvia no podía detener a Luis.

Solo podía desquitarse con las sirvientas, pero ellas eran muy astutas, ya habían olido el peligro y se escondieron todas.

Sin saber dónde descargar su ira, Sylvia subió al dormitorio principal del segundo piso, sacó toda la ropa de Luis y la tiró al suelo, luego tomó unas tijeras y comenzó a destrozar esas costosas prendas.

Mientras cortaba, rompió a llorar desconsoladamente…

Luis había vuelto apresuradamente a su país, pero Dulcinea no estaba ni en Ciudad BA ni en Ciudad B.

En la oficina del presidente del Grupo Fernández.

Luis, vestido con un elegante traje de tres piezas de estilo inglés, se reclinaba en su silla con una postura altiva. Arrojó un expediente sobre la mesa y miró a Catalina con una expresión peligrosa:

—Explícame por qué ella no abordó el vuelo hacia Ciudad BA.

Catalina estaba empapada en sudor frío. Aún atrapada en una situació
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