Capítulo 866
Después de un breve momento, Dulcinea recuperó la compostura.

Llamó a su secretaria para que atendiera a la clienta mientras ella guiaba a Matteo hacia su oficina privada.

Aunque eran familia, el ambiente entre ellos era extraño, cargado de una tensión silenciosa.

Dulcinea comenzó a preparar té, su voz apenas un susurro: —¿Todavía tomas mate?

Matteo se acomodó en el sillón individual.

Observó todo a su alrededor, notando las pinturas de Dulcinea dispersas por la habitación y percibiendo el sutil aroma de su perfume.

Ahora, ya no podía llamarla «tía» con la misma facilidad de antes.

La miró fijamente, y cuando habló, su voz estaba ronca: —Lo de Cristiano... Abuelo no lo decía en serio. Solo quería ver si yo aún... si yo aún tenía algún interés.

Dulcinea tardó un segundo más en continuar preparando el té.

Con la espalda vuelta hacia él, respondió en voz baja: —Matteo, sé que el señor Marlon te tiene en alta estima, y debería alegrarme por ti... pero me incomoda que me involucren en situa
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