Durante la jornada de clase en la universidad, el joven Tristán pasó odiando a su primo, y todo por el hecho de que le confesó que también está enamorado de la chica con mirada perdida del mismo salón. Eso hizo que él se molestará en gran manera y desde ya lo considera su rival y su mente ya comienza a maquinar para ganarse a la chica. — Primo que pasa, ni siquiera pudiste responder la pregunta que te hice en clase porque te notas distraído, oh bueno, aunque eso es muy normal en ti, je, je, je. — No me obligues a golpearte primo, bien sabes el motivo de mi enojo contigo. —Respondió con la misma molestia que sintió cuando su primo le hizo aquella confesión. — Pero si yo no he hecho nada malo, no entiendo de qué puedes estar molesto. — Esa chica es mía, no voy a permitir que me la quites. — Aah, ¿te refieres a la chica de la mirada perdida? — ¿A quién más podría ser? — ¿Ja, ja, ja y por eso es que estás así? Qué idiota eres, fue una broma. Tú sabes que ya tengo a mi prometida, jam
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