En cuanto las puertas del ascensor se cerraron, Amanda se apoyó en la pared. Xavier le había gustado, mucho, sabía que podía desilusionarse otra vez, aun así, quería intentarlo, él lo valía, pero no sabía que le pertenecía a otra mujer. Lo mismo había pasado con Andrés hace casi un año ya. Agradeció porque aún no era tarde como para que su corazón se rompiera en mil pedazos igual como cuando Franco se lo había roto cuando aún era muy joven. En ese entonces conocía a Franco desde que eran niños, él siempre la había tratado de una manera única y especial, su corazón palpitaba fuerte cada vez que lo miraba, cada vez que pensaba en él, pero de pronto su actitud cambió mostrándole una parte de él que no conocía. Ahí en aquel ascensor de una compañía que no era la suya, se prometió que esta sería la última vez que iría detrás de un hombre, la última vez que se ilusionaría como una adolecente. Recordó las palabras que Xavier le dijo antes de salir de su oficina. Él creía en que ella, Aman
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