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Buscando aliados.
61Sebastián disfrutó sentir el cuerpo del vampiro sobre él, corrió por el bosque a toda velocidad metiéndose entre los demás que parecían cansados y deprimidos y Aleck soltó varias carcajadas, a pesar del mal momento por el que estaban pasando ellos jugaron un rato y Sebastián se sintió tan bien como hacía mucho.Cuando llegaron a la orilla el lago observó que el campamento era tan grande y bien organizado.Regresó a su forma humana y Aleck cayó de cabezas al suelo y de una voltereta hábil se puso de pie.—Avisa la próxima —le dijo y le tendió la ropa para que él comenzara a vestirse —fue divertido —dijo y cuando Sebastián se puso los pantalones le señaló el lago.—espero que no nos quedemos mucho, odio ir al baño en el bosque —Aleck se encogió de hombros.—Puedes transformarte y hacer en cualquier parte —Sebastián lo empujó por el hombro y el vampiro perdió el equilibrio y cayó sentado.—Lo siento —le dijo Sebastián y lo ayudó a poner de pie —necesitas sangre —Aleck negó.—Estoy bie
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Cuerpo a cuerpo.
Por la alcantarilla se escuchó el sonido de los pasos de las personas que venían por ellos y Vanya agarró a Kerr por la muñeca y lo jaló, pero él la tiró hacia él y la apoyó en su pecho y con delicadeza le tapó la boca y estiró la conciencia hacia ella e ignoró todos los sentimientos que ella estaba sintiendo en ese instante.—No te muevas —le dijo en la mente —No hables, no respires —Los poderes de Kerr eran suficientes como para poder esconderlos por completo, pero lo que le habían inyectado aún no se eliminaba de su sistema y le estaba costando recuperarlos por completo.Kerr se alejó de Vanya y conectó con el grupo de hombres que venían por los túneles, eran cuatro y Kerr tuvo que concentrarse al máximo para poder hacerlos invisibles, y cuando la luz de las linternas iluminaron el área donde ellos estaban Kerr la memorizó rápidamente para poder proyectarla, pero hubo algo con lo que no contó, uno de los hombre que venía con ellos eran un vampiro y los ojos rojos le brillaron refle
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Bajo el agua caliente.
Kerr sintió los músculos entumecidos cuando el agua fría le golpeó el cuerpo, pero sus poderes ya habían regresado y recuperó el control de su él en solo un instante. La fuerte corriente había alejado el cuerpo de Vanya de él y la buscó con la conciencia. Estaba a unos metro más allá. Nadó de bajo del agua, y el sorprendió la facilidad con la que podía hacerlo, como si hubiera nacido para ello. Se metió debajo de la muchacha que luchaba con un pequeño remolino que la succionaba hacia abajo y cuando salió ella quedó sobre su lomo. —¿Estás bien? —Le preguntó él en la mente y Vanya recostó la cara en el pelaje húmedo de su espalda, al parecer solo estaba asustada. Kerr miró hacia donde las aguas residuales de la ciudad desembocaban en una cascada enorme y olorosa y había varias luces al final del túnel. Incluso pudo ver los ojos brillantes del trasformista que los miraba con el mentón levantado. Pero ya estaban lo suficientemente lejos. Kerr nadó hacia la orilla y cuando Vanya bajó d
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El rescate.
Aleck se sintió físicamente bien como hacía mucho no se sentía, los alphas le habían conseguido una buena y fresca ración de sangre saludable de un par de hombres y eso lo puso rocinante como un toro.No le gustaba mucho el sabor de la sangre, y aunque la consumía una vez a la semana desde que que tenía memoria, no le resultaba demasiado atractiva. Se imaginó como vivían los puros y los transformistas para vivir exclusivamente de ella.Sebastián caminaba a su lado por el bosque, estaban cerca del hotel en donde se habían hospedado y se lo quedó mirando.—Te ves bien —le dijo el hombre y Aleck sonrió de lado.—Si, es que tú me estabas matando de hambre, yo al menos te compré una hamburguesa —el lobo soltó una carcajada que resonó por el bosque y Aleck estiró la mano para que se callara, se suponía que él no iba trasformado para no llamar la atención, así que tampoco podían hacer mucho ruido.—Lo siento —le dijo Sebastián y Aleck negó, ya se había disculpado lo suficiente el uno con el
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El aquelarre del túnel.
Los aquelarres estaban en una perfecta distancia entre la ciudad y la parte mas oscura del bosque. Aleck recordaba perfectamente el camino, lo había recorrido cientos de veces cuando era niño y le sorprendió ver que no había cambiado mucho.Sebastián caminaba a su lado en silencio mientras el transformista que habían rescatado caminaba un poco rezagado. El lobo había estado cabizbajo desde el encuentro con los suyos en la sede de los laboratorios.Aleck recostó el hombro con el de él y Sebastián apenas le dio un vistazo, de verdad parecía triste, toda la historia que habían tenido desde el secuestro de Vanya había sido por ellos, por lo que estaban metidos en esa celda, con los que habían nacido y criado y él había estado tan cerca como nunca de poder hacer algo al respecto, pero aunque había entendido que no podía rescatarlos no logró evitar que la tristeza lo invadiera.—¿Cómo estás? — le preguntó Aleck después de un rato y Sebastián levantó la cabeza y olisqueó el aire.—Mejor, per
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El líder.
Sebastián no tenía que leer la mente de Aleck para saber que regresar al aquelarre le afectaba en sobre manera. Lo vio dudar en una que otra puerta de las que aparecían de vez en cuando en el enorme pasillo de cueva.—Recuerda los colores —le dijo el muchacho y Sebastián le apoyó la mano en el hombro. Sebastián los recordaba, pero el muchacho se los repitió —entre más oscuro más pura la sangre, el transformista tuene un traje como el petróleo, brillante, los demás son de tela, negro para puros, gris para mestizos…—Ya lo entiendo —le dijo Sebastián, venían acompañados por un séquito de personas que lo hicieron sentir más que un invitado, un prisionero —calma —Aleck respiró profundo, y aunque Sebastián se moría de ganas por escuchar el motivo del nerviosismo del vampiro, prefirió solo darle apoyo moral.Siguieron caminando por el pasillo hasta que el vampiro que les había abierto la puerta los detuvo frente a un par de puertas.A Sebastián lo hicieron entrar por otra puerta mientras qu
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Asechados.
Vanya no quería salir del agua, aunque sabía que entre más tiempo pasaran allí había más posibilidades de que los encontraran, aunque con las habilidades de Kerr era bastante obvio que tenían la ventaja, no estaban exentos de que volvieran a utilizar el sonido.Estaba recostada en el suelo del pequeño lago de agua termal y Kerr estaba sobre ella acostado sobre su pecho, las manos de Vanya le acariciaban la espalda delicadamente, llevaban ahí por lo menos una hora.— ¿Si traen el sonido que te produce dolor? — le preguntó ella después de un rato y Kerr se encogió de hombros.— Tengo los sentidos extendidos — le dijo él — los vería venir desde un kilómetro a la redonda, así que creo que estamos a salvo por el momento.Vanya se dejó llevar por la somnolienta sensación del agua caliente, tenía el cuerpo molido y el reciente orgasmo le había arrebatado un poco más las fuerzas, así que cerró los ojos. Estaban ya ante una nueva guerra, y presintió que ese sería el último momento en paz que t
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Los ojos de la madre.
Vanya observó con horror como el cuerpo de Kerr se desvanecía frente a ella. Lanzó un grito de horro y logró atraparlo antes de que cayera al suelo. la mujer seguía apuntándole con el arma y avanzo hacia ellos diciendo algo que Vanya no logró entender.Con ella había llevado el arma corta que tenía Kerr, había logrado rescatarla de la caída al rio y no le importó que estuviera húmeda.— Dejalo ir — le dijo desesperada apuntándole con el arma, Kerr se revolcaba en el suelo, pero la mujer la miró con una frialdad que a Vanya le heló la sangre.— No creas que por ser hija de tu padre tendrás un trato especial — le dijo — Ahora eres enemiga del mundo que él quiere formar y así se te tratará — sacó de la parte de atás del pantalón un radio y presionó el botón para hablar, pero Vanya salto hacia el frente, sabía que el arma no dispararía, y no permitiría que vinieran por Kerr, así que agarró a la mujer por la cintura y empujó hacia atrás con todas sus fuerzas apoyando el hombro en su estóma
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Noche calurosa.
Pretendían llevar a Aleck y a Sebastián a dos habitaciones diferentes, pero el menor insistió rotundamente en que no quería perder al lobo de vista y Sebastián no objetó nada, le parecía que el aquelarre no era un lugar muy seguro que digamos y el joven vampiro sabia eso, así que terminaron metiéndolos en una habitación estrecha con dos camas a un más estrechas.Las cosas con el trasformista líder de ese aquelarre no habían salido bien, él estaba seguro que bajo la tierra Jábico no sería capaz de entrar, pero según lo que le había comentado Aleck, el veneno de los transformistas que convertía a humanos en vampiros tenia un limite de diez o quince expulsiones diarias, así que necesitaban a más de uno para poder formar un ejercito lo suficiente mente grande como para enfrentar a las manadas, a menos de que ya hubieran podido implantar en el cerebro de Kerr ese aparato que podía controlarlo, de ser así, estaban perdidos ya.— Tenemos que convencerlo de algún modo — dijo Aleck, cada uno
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Humo y sangre.
Sebastián siguió a Aleck por los estrechos túneles, para él no eran más que estrechos laberintos que se entrecruzaban los unos con los otros en interminables pasillos, pero el vampiro parecía que tenía impreso en la memoria cada pequeño rincón del lugar.Corrieron chocando con vampiros que iban y venían desesperadamente y eso comenzó a preocuparlo, ¿qué pasaba si lograban secuestrar a Walter? Sin el trasformista que liderara a ese aquelarre, sería más complicado convencerlos de poder pelear a su lado, o todo lo contrario.En el camino se encontraron con Exequiel, el trasformista del aquelarre de la cascada lucía asustado y más pálido de lo normal, de seguro la idea de caer en las manos de Jábico nuevamente lo asustaba, y Sebastián recordó su propia estadía en la cede de los laboratorios, la energía atravesándole el cuerpo y el hambre a la que fue sometido para que confesara donde estaba la fábrica.Llegaron al final del pasillo, había por lo menos dos decenas de puros con ropas negras
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