Siempre en peligro.
Aleck había dejado el aquelarre con una irremediable amargura en la boca, se sintió traicionado, se suponía que ellos eran su aquelarre, que, si los necesitaba, estarían ahí para él, pero no fue así, lo habían dejado de lado por su propio egoísmo y miedo y él esperó que sobrevivieran la próxima arremetida de Jábico, porque claro que regresarían.Pasaron la noche en una cueva cercana y él utilizó en la mañana el celular que le había dado Karina, la Alpha de la manada que había traído Kerr, para darle las noticias y le alegró saber que Vanya y Kerr habían logrado escapar, fue ella quien contestó el celular. — Con él hay muchas posibilidades — le dijo Sebastián dándole un beso en el hombro y Aleck asintió con la cabeza, claro que eran buenas noticias, pero también malas, significaba que Jábico sería más osado a la hora de atacarlos, ellos necesitaban a Kerr y no le dejarían escapar así tan fácil mente. En los huesos Aleck podía sentir una extraña sensación, un presentimiento incómodo,
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