Y aquí vamos otra vez.Todo mi alrededor se diluye, pasando a un tercer plano, como si nos encontráramos en el interior de una burbuja trazada al contorno de nuestros cuerpos, similar a un escudo que los aparta de hasta la más mínima corriente de aire que corre afuera. Ya no escucho el ruido de las olas y la marea, toda mi consciencia se centra en él, solo él y el movimiento suave y lento de sus tibios labios.Jugar con su pelo se ha convertido en una costumbre que nunca me aburrirá por más que lo haga un millón de veces. Por otra parte, la presencia de sus manos en mi cintura me reconforta, haciéndome sentir...no sé si "protegida" sería la palabra adecuada, es algo indescriptible.Se me eriza la piel al sentir la presencia de algo frío que toca mis pies, por lo que me veo obligada a abrazar más a Rafael, con la esperanza de lograr dejar de tiritar gracias a eso, pe
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