Se me hace extraño poner un pie fuera de ese ascensor otra vez, al igual que me pasó un par de minutos antes cuando cruzaba la calle y visualicé aquel balcón (esta vez no tan iluminado por los rayos del sol). Todas esas sensaciones las cuales estoy forzada a transitar involuntariamente se deben a que la última ocasión en la que estuve en este lugar me marcó...y lo hizo de una forma imborrable. Haber venido con Samira y Analía (a la que conocía personalmente por primera y única vez), enterarme de que ella no solo se hospedaba aquí sino que también dormía en la habitación de Rafael y finalmente haberme topado con él con los ojos llenos de lágrimas, quién, sin siquiera tener la necesidad de usar palabra alguna me destrozó solo observándome (primero en el interior del departamento, luego en el ascensor y más tarde desde el mismísimo balc&oacu
Tardo varios segundos en procesar el sentido de sus palabras, rato durante el cual permanezco quieta, con los ojos fijos en el espejo, en cuyo interior mi reflejo me observa, repitiendo hasta el más mínimo e insignificante gesto que me propongo hacer.Entrecierro los ojos, como si eso hiciera que la comprensión de lo último que escuché lograra ser menos dificultosa o llevarme menos tiempo.Finalmente, cuando advierto que mi actitud no solo es inútil sino que también debe verse algo ridícula, desplego la mirada de aquella superficie de cristal y la apunto a Rafael, quien me mira luciendo una cara divertida.Imágenes de hechos anteriores se me vienen a la cabeza, pasando como un remolino por delante de mis ojos: muestras de cariño de parte de Analía, como lo acompañaba en el hospital, esa extraña relación familiar con la madre de él (que ya no es tan extra&ntil
Me veo obligada a abrir los ojos con extrema flojera cuando el irritante sonido de mi celular invade la habitación donde hasta ese momento reinaba la oscuridad y el silencio. Miro a mis lados, llegando a la conclusión de que no veré ni encontraré absolutamente nada en estas condiciones. Extiendo mi brazo hacia la mesa de luz y, tras varios intentos fallidos, finalmente enciendo la lámpara que yace allí, iluminando aunque sea un poco el lugar con una luz cálida y amarillenta.Diviso mi bolso sobre la silla que se encuentra a unos metros y abandono la cama evitando hacer ruido, acción cuyo logro me sorprende con lo torpe que soy. El excesivo brillo que emite la pantalla casi me deja ciega, obligándome a cerrar los ojos, para luego abrirlos uno por uno con desconfianza, como si esa luz me fuese a quemar al tener contacto con mi rostro."Samira: 3 llamadas perdidas, 5 mensajes no leídos." Leo en silencio
Aquella sonrisa cínica con la que me observaba mientras bailábamos en la fiesta de mi prima se me viene a la mente, seguida del odio que se reflejaba en sus ojos y parecía querer estallar hacia afuera cuando me miraba apoyado en el marco de la puerta de su casa, viendo como yo lloraba contando los segundos para que las puertas del ascensor se cerraran y se llevaran esa imagen de él, reemplazándola por una textura oscura y gris, que no generaba nada más que apatía.Recordar esa escena y observar la expresión actual de su rostro hace que me cuestione sobre si acaso estoy viendo a la misma persona. ¿Quién es el real? ¿El Rafael superado que mostraba desinterés por mi llanto o aquel que me mira ahora con los ojos llenos de lágrimas al confesar que sus actitudes pasadas habían sido solo actuación? No tengo idea y lo que más duele es que s&e
- Te pregunté dónde estabas.Emily: En el bar con los chicos, ¿dónde voy a estar?Tomás: Ah, ¿sí? ¿Y por qué no viniste con el chofer?Emily: ME TRAJO FABIÁN PAPÁ.Exclamo elevando el tono de voz, harta de la forma en la que me trata. Pero al parecer mis palabras no lo convencen del todo, porque su expresión no cambia en absoluto y sigue observándome como un sheriff que tiene delante al sospechoso más buscado del barrio, pero no sabe cómo desenmascararlo.Emily: Llamalo y preguntale si no me crees.Digo para finalizar y subir, sabiendo que basta con enviarle solo un mensaje a Fabián para que finja haberme traído.…El lunes, mi celular suena antes de lo habitual y eso se explica con que no es la alarma lo que provoca el ruido, sino algo totalmente diferente.CHATS – Rafael."Emily".-
La vista que tengo ante mis ojos logra dejarme completamente muda y atontada, de modo que lo único que puedo hacer es mirar. Haber pronunciado mi nombre varias veces y no haber obtenido reacción alguna de mi parte, hace que él suelte una pequeña risa, gesto que me obliga a acomodar un par de palabras y formar una oración, aunque esta no sea de mucho aporte.Emily: No...no sé qué decir.Rafael (vuelve a reír): No te pedí que dijeras algo, dije que vengas.Frunzo el ceño, aun algo perdida en la situación y lo sigo. Tras dar varios pasos confirmo lo que sospechaba haber visto: un lago abandonado. Se me hace extraño ver un lugar así, de un entorno tan "salvaje" y descuidado, estando solo a unos minutos de la ciudad. Los ruidos de bocinas, autos acelerando sobre el asfalto seco y gritos humanos, ese mundo urbano y artificial parece ni conocerse en el espacio cuyos suelos blando
- ¡Hey, hola!Exclama emocionada saliendo de la cabina del ascensor, para luego darme un beso en la mejilla como saludo.Emily: ¿Cómo estás?- Bien (entrecierra los ojos)...no sabía que tenías algo con...Levanta las cejas como haciéndome entender algo y deja su oración sin terminar.Emily: ¿Quién? (Frunzo el ceño).- Mi primo.Aun sabiendo que tranquilamente podría decirle la verdad, por alguna razón se me da por ocultarla.Emily (río): No, no. Solo somos amigos, nada más.Analía: Ay, ¿en serio? No sabía.Emily: Si. Le vine a cocinar (invento como excusa, que ni yo misma me creo ya que todo el mundo sabe que cerca de la cocina soy una amenaza mortal).Analía: Ah, sí. Ahora que me fui debe costarle mantenerse solo, porque bueno..."hombres" (dice haciendo señas con
Rafael: ¿Quién?Pregunta entrecerrando los ojos, como queriendo ocultar su reacción tan obvia.Emily: Valentina.Rafael: No sé de quién me hablás (levanta los hombros).Emily: ¿Alguna vez te dijeron que no servís para mentir?Se muerde el labio, despeinando su pelo con la mano derecha.Emily: Bueno, si no vas a hablar me voy por donde vine.Rafael: Esperá, no flasheés. No es para tanto.Emily (lo interrumpo): "¿No es para tanto?" (Río). Ah, o sea que es verdad.Rafael: Pará, no es tan así. Yo cuando estaba con ella apenas había empezado a trabajar para tu viejo y (suspira)...en serio Emily, estás buscando problema donde no lo hay.Emily (me cruzo de brazos): Está bien, no me voy a perseguir.Habiendo escuchado esas palabras de mi parte, él suelta el aire acumulado, como si se le caye
No puedo mentir diciendo que esas pocas palabras enviadas por un simple mensaje insignificante no me afectan, hecho está que en verdad me duele leer aquello. Ya que, a pesar de que tenga un enojo inmedible hacia su persona, si su objetivo con ese breve comunicado fue hacerme sentir culpable o aunque sea un poco mal, lo logró.Pero, de todas formas, trato de no torturarme tanto y disfrutar el día que tengo por delante una vez habiendo abandonado la cama a la mañana siguiente. Al salir de la ducha, veo la notificación de una llamada perdida en la pantalla del celular y revisándola, logro saber que había sido emitida por un número desconocido, detalle que hace que ignore tal hecho y me dirija a la facultad sin dar más vueltas.Del resto del día conviene ni dar detalles, mi rutina me deprime hasta a mí misma. Una mañana de cuatro horas de anatomía con un profesor que duerme hasta al