CAPÍTULO 16.

Lina se retiró con el corazón latiéndole con furia en el pecho. Sus pasos resonaban en el pasillo mientras la imagen de Kael y la desconocida se repetía en su mente. Sintió un nudo en la garganta y aceleró el paso hasta llegar a su consultorio. Entró rápidamente y cerró la puerta tras de sí, apoyando la espalda contra ella, con la respiración entrecortada. No pudo contener más las lágrimas y se cubrió el rostro con las manos, dejando escapar un sollozo silencioso.

Unos segundos después, unos golpes firmes sonaron en la puerta.

—Lina, ábreme —pidió Kael desde el otro lado.

Ella apretó los labios y negó con la cabeza, aunque sabía que él no podía verla.

—Por favor —insistió su voz, más baja esta vez.

Lina respiró hondo y se apartó lentamente de la puerta. No quería enfrentarlo, pero tampoco quería mostrarse débil. Se secó las lágrimas apresuradamente y caminó hasta su escritorio, sentándose con la mayor compostura que pudo fingir. Su bata de médico caía abierta sobre su vestido corto, d
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