CAPÍTULO 14.

La jornada en el hospital había sido más ligera que otros días. Lina estaba en su consultorio, terminando los últimos detalles antes de retirarse, había hecho un gran esfuerzo para concentrarse en el trabajo.

El eco del encuentro de esa mañana seguía vivo en su cuerpo. Su piel aún ardía con el rastro de sus caricias. Un cosquilleo persistente recorría su cuerpo, como si Kael aún estuviera sobre ella, marcándola, reclamándola.

Se mordió el labio, reprimiendo una sonrisa que traicionaba su embriaguez. ¿Cómo podía ese hombre hacerla sentir así? Él la había llevado al límite del placer, al éxtasis más puro y abrasador que jamás había conocido y, deseaba volver a sentir esas sensaciones.

Mientras caminaba por los pasillos del hospital, aun sentía su aroma en su piel, su presencia en cada latido de su corazón.

—Te ves… diferente hoy —El comentario de una de sus colegas la sorprendió, haciéndola detenerse por un instante.

Lina soltó una risa nerviosa, tratando de ocultar el leve sobresalto
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