Vanesa.
Había estado desayunando, comiendo y cenando todo lo que podía sobre la minería.
Hace un mes seis manadas del continente nos habían declarado la guerra, hace un mes todo se resolvió sin muchos muertos y me fue encargada una importante misión: Salvar a las manadas del Norte.
Después de una corta charla con la familia, comenzamos a preparar nuestros siguientes movimientos para que cumpliera con esa promesa.
No era un mal plan lo que proponía mi cuñada; si lo que quería era estar dentro de una manada del Norte, mi única opción viable sería la manada Fivemountains a cargo del Alfa Alan Cox.
¿Por qué no cualquiera de las otras manadas?
Porque de las tres manadas de allá, uno de los Alfas estaba desaparecido y su manada era un caos, y el otro odiaba a mi manada.
Con Alan Cox aun no sabíamos dónde estábamos parados, pero era la mejor de las opciones.
Al menos se ha mantenido en su territorio y no ha estado molestando a mi hermano y a su pareja como el resto de los Alfas.
Porque seguían sin creer que el culpable de los ataques a sus manadas había sido el fallecido Alfa Luca.
Era eso o solo querían un motivo válido para reclamar un pedazo de nuestro muy basto territorio.
¿Cómo no iba a ser enorme si éramos tres territorios juntos? Tres territorios y cerca de ochocientos lobos. ¿Qué podría salir mal?
-¿Hoy tampoco vas a dormir, hermanita? - preguntó una voz a mi espalda sacándome de mis pensamientos.
Por supuesto que no, aun no entiendo cómo funciona un taladro.
-Mi investigación es muy interesante. - Dije dulcemente mirando hacia la ventana de la sala. Hacía un buen rato que había oscurecido, probablemente pasarían de las once.
Él suspiro y se acercó para besar mi cabeza.
-Procura dormir, no me gustan las cosas púrpuras que han estado apareciendo debajo de tus ojos.
-El morado me favorece. - Dije con una sonrisa a su espalda mientras él iba hacia la cocina. - ¿Por qué buscas comida tan tarde por la noche?
-Porque mi pareja tiene hambre. - Dijo antes de abrir el refrigerador. - ¿Quisieras un sandwich?
-Nunca le diré que no a la comida. – Dije honestamente.
No, después de ocho años sin saber cuándo sería mi próximo bocado, he tenido que contenerme de engullir todo lo que haya en el refrigerador cuando estoy a solas en la casa.
Hubo un momento largo de silencio así que levanté la vista. Mi hermano me observaba con una expresión triste.
Aun no había tenido el valor para contarle mi historia al completo, pero sabía de un par de cosas.
Después de todo, ¿Cómo podría dejar en la completa oscuridad sobre mi pasado a mi gran hermano? Había pasado un infierno por mí.
-¿Mi sándwich puede tener mucha mayonesa? – Pregunté esperanzada tratando de aligerar el ambiente.
Sacudió la cabeza y murmuró un “Todo el jodido frasco, por lo que a mí respecta” y eso me hizo sonreír.
Siempre había sido un buen hermano. Incluso en los tiempos en los que nuestro padre nos daba muy poca de su atención, él siempre se aseguró de que yo estuviera bien alimentada y vestida.
Me rompía el corazón que aun en nuestra vida adulta lo hiciera preocuparse.
Porque él tenía un mundo de preocupaciones además de su hermanita perdida y recién encontrada con mil y un traumas que superar.
Como por ejemplo, unos ochocientos lobos que esperaban que él y su pareja resolvieran los problemas de su pequeño mundo.
-Creo que nunca te lo había dicho, pero pienso que eres un buen macho. – Murmuré a su espalda.
Giró su cara en mi dirección y me regaló una sonrisa.
-Dile eso a mi pareja cuando la haga enojar.
Yo reí, esa humana tenía mal carácter cuando estaba enojada.
Parecía que hubiese sido ayer cuando la ayudé a no morir en nuestro primer encuentro; una acción que me devolvió algunos años después.
Me alegraba de haberla salvado, no solo salvó mi vida hace algunas semanas sino que también le trajo mucha felicidad a mi hermano y a mi pequeño sobrino.
-Gracias. – Dije sin dejar de sonreír cuando me entregó mi plato con tres sándwiches y mayonesa desbordándose de los bordes.
Por alguna extraña razón, de toda la comida en el mundo, lo que más añoré comer a lo largo de los años fueron los sándwiches que preparaba mi hermano.
-Entonces, ¿Me dirás en qué estás trabajando por fin?
Yo miré hacia mi plato insegura de cómo contestar.
-No sé si estoy lista para eso. – Dije en voz baja.
Mi hermano vino hasta mí y se sentó a mi lado en el sillón.
-Sabes que puedes contarme cualquier cosa, Vane. – Dijo suavemente estirando su mano para apretarme un poco el hombro y yo intenté con todas mis fuerzas no tensarme bajo su toque... pero fallé miserablemente. – Lo siento. – Dijo retirándose un poco.
Yo cerré los ojos y tranquilicé mi respiración. Bastian me dio algunos segundos de espacio.
Volví a abrirlos y encontré a mi hermano mirando hacia sus manos.
-Me siento muy inútil, no creo ser un buen macho. – Murmuró suavemente. – Me refiero al hecho que ni siquiera teniendo los medios y recursos para encontrarte, pude hacerlo. Ahora te tengo aquí, justo a mi lado y no sé cómo ayudarte. Vaya, tengo una idea aproximada ya que he estado leyendo sobre personas que han sufrido mierdas serias, y aún así creo que Rose te ha ayudado más en este último mes de lo que yo podría hacer en el siguiente año.
Yo parpadeé.
-¿Rose?
-Si. Te asignó la habitación con mejor iluminación y cuando eso no fue suficiente envió al Beta cadáver para que tirara el techo y mandó a instalar un domo.
Mi boca cayó abierta.
Ella me había dicho que necesitaba reparar el techo porque tenía goteras y que era más barato derrumbarlo todo y poner esa cosa.
Lo agradecí silenciosamente ya que el domo me permitía mirar el cielo al despertar de cualquiera de mis pesadillas y asegurar a mi mente de que ya no me encontraba en cualquiera de mis prisiones.
-Por favor, no llores. -Dijo angustiado y yo parpadeé. La humedad ya corría por mi cara.
-Tienes una gran pareja, Bastian. – Dije limpiando mis ojos. – Nuestra Gran Madre te ha bendecido.
-Al igual que a ti, pequeña. – Dijo levantándose para hincarse frente a mis pies. – Sabes que estaré aquí cuando estés lista para hablar de cualquier cosa, ¿Verdad?
-Pero tienes un montón de trabajo, ¿Cómo podría…?
-A la m****a el papeleo, la familia es lo más importante. Las empresas humanas pueden esperar uno o dos días para saber de qué jodido color pintar las puertas de las nuevas casas. – Dijo rodando los ojos.
Yo reí un poco.
-Gracias, hermano. Significa mucho para mí.
-Cuando quieras. – Dijo tomando un plato con un montón de sándwiches sobre él.
Lo vi comenzar a caminar por el pasillo antes de llamarlo de vuelta. Estuvo junto al sillón en milésimas de segundo.
-De hecho, he querido hablar contigo sobre algo desde hace un par de semanas pero no sabía cómo decírtelo. – Comencé.
Entonces le solté de golpe lo del sueño, el plan de Rose y mi tiempo investigando. Él me escuchó atentamente sin decir palabra hasta que terminé.
-Dame un minuto. -Dijo y comenzó a reanudar su viaje por el pasillo.
Escuché una puerta abrirse y un “¡No soy una vaca, jodido exagerado!” Antes de que se cerrara de vuelta la puerta y se escuchara abrirse otra puerta seguido de un “¡Le diré a mi Alfa que me estás acosando, Luna Bastian! ¡No me he mudado a esta casa para que mi Luna me toque el culo!” y una nueva puerta cerrarse.
Observé con curiosidad a Bastian venir hacia mí.
-Aquí. – Dijo entregándome una tarjeta y un móvil. – Pienso que mi pareja te ha dado un buen plan, así que aquí tienes una tarjeta de crédito para que compres todo lo que necesites en tu viaje y un móvil para que puedas llamar a casa.
-Esto… ¿No estás molesto? – Pregunté encogiéndome un poco.
-No. Ya no eres una cachorra, puedes tomar tus propias decisiones. Si ir al Norte te hace feliz, entonces te daré los medios para que puedas ir sin preocupaciones. Solo… llámame seguido, por favor. Sin importar la hora, yo responderé.
Mi cuerpo comenzó a temblar y me arrojé a sus brazos para sollozar en su pecho. Me sostuvo con cuidado sabiendo que aun era difícil para mi la parte de tocar voluntariamente a otro ser humano o lobo.
Cuando me tranquilicé me separé un poco para que pudiera verlo a los ojos. Él me dio una gran sonrisa.
-Gracias. – Dije de todo corazón. – Prometo que te devolveré el dinero y…
-Nada de eso. Gasta lo que quieras y no te preocupes por ello.
Volví a esconder mi cabeza en su pecho y luego recordé las últimas palabras de Edson hace pocos minutos.
-¿Por qué Edson dice que lo estabas acosando?
-Porque lo tuve que someter para quitarle su tarjeta de crédito.
Eso me hizo levantar la vista hacia él. Ambos giramos nuestra cabeza cuando una bonita risa femenina se escuchó por el pasillo.
-¡No es cierto! ¡Lo que te diga no es cierto! – Gritó mi hermano con una sonrisa antes de guiñarme un ojo. – No entiendo cuál es la diversión de mi pareja al usar la tarjeta de crédito del Beta cadáver para todo, pero con esto hago feliz a las dos mujeres de mi vida y eso me complace.
Yo negué con la cabeza pero enseguida me reí justo cuando Edson salía del pasillo con la cabeza en alto y mirando feo a mi hermano.
-No me esperen despiertos. Iré a cancelar mi tarjeta. – Dijo con un portazo al salir.
Todos sabíamos que en realidad él solo iba a ir por helado para todos. Porque era ese tipo de lobo; así que en realidad tampoco estaba molesto porque Bastian tomara su tarjeta.
Y saber eso calentó mi corazón.
Edson. -Tu pareja acaba de agarrar mi culo para quitarme mi tarjeta. – Dije cruzándome de brazos sobre e pecho mientras miraba a mi mejor amiga recostada en un mar de almohadas. – Creo que le gustó un poquito demasiado manosearme. Ella rompió a reír y yo puse la cara más indignada que pude reunir. Escuchamos vagamente a Bastian gritar sobre su inocencia y eso solo hizo reír a Rose más fuerte. Yo solté un bufido. -Oh, ¡Vamos! ¿Dime que no es divertido? -¿Te divierte que mi Luna me acose? ¡Ja! Me voy, no puedo seguir viviendo aquí si mi Alfa no me defiende. -Que dramático. – Dijo rodando los ojos y luego gateando por la cama hasta llegar a su pequeño buró. Tomó su cartera y me la ofreció.- Ve por algunos bocadillos, tengo una misión para ti y nos llevará un rato hablar sobre los detalles. Yo arqueé una ceja. -¿Una misión? ¿Te refieres a que por fin buscarás a otro Beta y yo tendré vacaciones permanentes del puesto? -Te necesito y lo sabes . – Dijo haciéndome un puchero y ahora
Me moría de nervios. No es como si tuviera un plan “B” si el Alfa Alan me decía que no a nuestro proyecto improvisado.-Tranquila, estoy seguro de que aceptará. – Dijo Edson cuando esperamos en la entrada de la manada permiso para entrar. – Por lo que sé de esta manada, no es como si tuvieran una fuente de ingresos estable y debido a la muerte de su anterior Alfa, dos tercios de la manada se autoexiliaron o buscaron otra manada.El señor Frederick bufó.-Tú solo agrégale un cero a tu oferta inicial si se niega y todo estará bien. – Murmuró mientras se acercaban un par de lobos mayores a decirnos que podíamos pasar después de que inspeccionaran el coche y cualquier cosa en el interior, así como a nosotros.Bajamos del auto y me tensé un poco cuando el lobo más alto y corpulento se acercó a mí. Creo que lo notó porque hizo algunos movimientos más suaves y me habló con voz baja.-No quiero hacerte daño humana, solo tengo la orden de revisar si llevas algún arma.-Llevo una pistola que no
-Vaya, eso suena horrible. – Dijo Rose del otro lado del móvil.-No es horrible, solo… diferente. – Dije tratando de encontrar las palabras adecuadas para no herir sentimientos ajenos.Ya había anochecido y tanto el señor Fred como yo nos habíamos ido a la cama. No podía dormir así que hice una rápida llamada a mi hermano para pedir su consejo. No estaba disponible, pero mi cuñada se ofreció a escuchar mi dilema.-Se te olvida que yo también estuve cautiva por un par de años. No tener un baño con agua corriente era horrible en ese entonces y seguirá siendo horrible ahora.Yo suspiré. No es como si no opinara lo mismo una vez que volví a experimentar lo hermoso de un baño caliente sin pagar con mi cuerpo por ello… si, no iría ahí. El punto era que no iba a venir a criticar a una manada que trataba de sobrevivir mientras pasaba por problemas financieros severos.-El agua corriente es el menor de sus problemas, créeme. – Dije en tono suave. – Cazan su propia comida y las presas grandes c
Me acerqué lentamente. No era estúpida, sabía que el hombre se transformaría más rápido que un parpadeo si me percibía como una amenaza.Me observó sin pestañar y sin cambiar la expresión de su rostro.-Dime cuánto dinero necesitas. – Pregunté suavemente cuando estuve lo suficientemente cerca como para tocarlo.No me importaba pedirle a mi hermano que extendiera el límite de dinero que podía utilizar en la tarjeta. Aunque sus palabras hayan sido “utiliza la tarjeta sin importar una mierda lo que cueste” suponía que no era tan literal. Debía existir un límite que me diera el banco, ¿No?-¿A qué te refieres? – Dijo cautelosamente.-A que tu manada no cuenta con los servicios básicos modernos…Me observó como si no lo entendiera y yo me quedé callada.-Uh, ya sabes. – Dije lentamente. – Agua corriente en la Casa de la Manada para tomar un baño. Un calentador para que el agua salga caliente…-¿Agua caliente? ¿Para bañarse?Fue mi turno de mirarlo confundida.-Si, agua caliente. - Dije rec
-Un médico. – Dijo lentamente Rose por el teléfono. -Si. Tiene que ser alguien a quien le gusten los retos, que pueda prescindir de las comodidades básicas y que no le asuste las actitudes de lobeznos adolescentes. -Joder Vanesa. – Murmuró con un resoplido. – Les preguntaré a mis médicos pero no te prometo nada. -Oh, también debe de saber conducir para que venga hasta acá en automóvil. Lo necesitaremos. -¿Y no quieres que sea virgen, de ojos azules y lo más cercano a una deidad que tengamos por aquí? -No. Solo lo que he pedido, gracias. – Dije sin importarme la pequeña risa del otro lado de la línea. - ¿Aun te cuesta dormir por las noches? -Si. No sé qué me sucede, en el día yo solo quiero dormir pero por la noche lo único que quiero hacer es ver televisión o tener un poco de acción… -Asco. – Interrumpí. -… con el refrigerador. Pervertida, no pienses cosas extrañas. De todas formas mi vida sexual o falta de la misma no es algo que hablaría con mi cuñada por teléfono. -Yo te a
Después de una horrible noche en la que di mil y una vueltas en la cama, rezaba porque los calentadores solares ya hubieran calentado un poco el agua helada del río. Tomé un par de artículos de ducha que mi cuñada tuvo la delicadeza de mandar y luego me dirigí hacia nuestras regaderas improvisadas. Por la noche había hablado con mi hermano y me dio un enorme sermón sobre todo lo que no debo hacer para ofender a un Alfa. -¿Estás buscando que te mate? No hagas nada sospechoso. Si el lobo quiere ayuda, es capaz de pedirla. Enfócate en tu misión. – Me gruñó cuando le conté sobre cómo había tomado el Alfa Alan el hecho de que interviniera con las duchas comunales. Me sentí medio idiota después de eso. Mi intención de ayudar a su manada era genuina, pero en vista de lo que ha estado pasando entre las manadas en los últimos meses, no culpaba al Alfa Alan por desconfiar de mí. Era un jodido milagro que en este momento no me hubiera capturado para torturarme y conocer mis verdaderas inten
Edson. Llevaba dos días aquí y me quedaba claro una cosa: La primera, que el Alfa Gustav era un jodido psicópata sádico. Justo en ese momento abrieron la puerta de mi celda y me apuntaron a los ojos con una linterna. -Arriba nuevo, hoy toca la prueba de habilidades. – Dijo con sorna uno de mis carceleros. Me levanté como pude; ya había aprendido el día anterior que estos lobos no tenían mucha paciencia. El tipo me amarró las muñecas con una cuerda gruesa y luego comenzó a tirar de mí en su camino hacia la salida. Joder, me dolía todo el cuerpo y no había comido nada después de la insípida comida del avión. Se suponía que entrar a una nueva manada era relativamente fácil. Llegabas a la manada en cuestión, pedías una audiencia y el Alfa decidía buscar antecedentes sobre ti o no antes de aceptarte o rechazarte. Algunos Alfas incluso valoraban si serías útil dentro de sus filas. Así que cuando el Alfa Gustav me dijo que primero me haría una serie de “divertidas” pruebas para ver si
Mi instinto de supervivencia me hizo reaccionar y comenzar a mover frenéticamente pies y brazos para poder subir a la superficie.A la mierda los planes, lo primordial era salir del lago de la muerte. ¿Y si el lago tenía alguna bacteria y por eso tantos muertos?No, yo no me quedaría por aquí ni un segundo más.Salí a la superficie y nadé frenéticamente hacia la orilla más cercana. No sabía si era el lado por el que había entrado al agua pero no me importaba.Salí del agua y enseguida vinieron a mí algunas arcadas; me dejé llevar por ellas y vacié el contenido de mi estómago. Cuando terminé, coloqué mi dedo detrás de la lengua para volver a provocar el vómito.-¿Qué mierda estás haciendo, humana?Salté, chillé y caí hábilmente de culo.-¡Ay! – Exclamé mientras me levantaba y sobaba mi adolorida retaguardia.- ¿Qué está haciendo aquí?-Mi maldito trabajo, obviamente. – Dijo con un resoplido. – Y para ello he tenido que seguir tu rastro por la mitad de la manada. ¿Por qué he despertado y