Capítulo 394
Mientras tanto, en otro lugar, Kian—aunque Álvaro le había dicho que no se metiera—no podía quedarse de brazos cruzados tras enterarse de que Gabriela había ido por su cuenta al Hospital Serrano Verde, un lugar tan impredecible donde además Noelia había desaparecido recientemente. Apenas terminó de hablar con Álvaro, Kian salió disparado hacia allá. Pero, justo al estacionarse, recibió la llamada de Gabriela:

—¿Señorita? —contestó, con voz atenta y respetuosa.

—Necesito entrar a la habitación de Mattheo.

—¿Cómo? ¿Por qué…? Mire que estamos en plenas fiestas, no es nada aconsejable acercarse a ese sujeto tan nefasto. Mejor espere a que el señor regrese y…

—Si no eres capaz de decidir, pregúntale a Álvaro. Y si no, yo misma entraré por la fuerza con mis hombres —lo atajó ella con un tono helado.

A Kian se le heló la sangre.

—De acuerdo —acertó a decir con voz temblorosa, y antes de que pudiera añadir algo, Gabriela colgó.

***

El auto se detuvo lentamente frente a la antigua casona de la
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