Capítulo 401
Con la ira resplandeciendo en sus ojos, Mattheo contrajo los músculos, y Gabriela captó en su mirada un odio casi feroz.

—¿Sorprendido de verme? —lo interpeló—. ¿No deberías? Digo, planeaste que tu hija, esa asesina, se acercara a mí. Era obvio que, tras descubrir la verdad, yo pensaría primero en liquidar a Álvaro… y después a ti, que fuiste su cómplice.

Mattheo dedujo de inmediato que ella había visto el video. Un rictus retorcido asomó en la comisura de sus labios. Así que—quiso preguntarle—¿te hace sentir bien? Con el aliento débil y la garganta bloqueada por el tubo, dejó que sus labios formaran la pregunta muda: «¿Estás feliz?»

—¿Pretendes provocarme y que yo pierda la cabeza, para que pueda acabar contigo? —Gabriela soltó una risa seca—. Tus intenciones están clarísimas.

Observando que su pequeña estratagema quedaba al descubierto, Mattheo bajó la sonrisa.

—No te apresures a mostrarte tan decepcionado —continuó ella—. Lo normal sería dejarte así, pudriéndote en vida por años, ca
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