Capítulo 237
Las palabras a la defensiva de Gabriela hirieron un poco a Álvaro.

—Solo lo preguntaba… —repuso en voz baja.

Gabriela se dio cuenta de que se había excedido un poco en su reacción.

Pero recordaba demasiado bien lo que le había pasado a Cristóbal, así que para ella era normal estar así de precavida.

—Más te vale que sea solo una pregunta —dijo, desviando la mirada.

Hans, con sus ojos llenos de admiración hacia Gabriela, no era un secreto para nadie; se notaba demasiado.

Sin embargo, a Álvaro no le preocupaba cuántas personas se sintieran atraídas por Gabriela.

Al fin y al cabo, ella era maravillosa.

Lo único que le importaba era la actitud que ella tuviera hacia esos admiradores.

Cintia, ajena a esta pequeña tensión entre Gabriela y Álvaro, volvió con su primer botín de compras y arrastró a Gabriela hacia lo que parecía ser su principal objetivo del día.

Ella ya había avisado por teléfono para «cerrar la tienda en exclusiva», quería comprar sin ser molestada.

Lo que Cintia no se imagina
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