Era la segunda vez que Álvaro la veía tan abatida. En comparación con la vez anterior en el hospital, ahora percibía algo más profundo, una combinación de angustia y dolor.Álvaro posó con cuidado su mano grande en las mejillas de Gabriela, limpiándole las lágrimas que caían:—Perdóname, Gabriela.Una intensa culpa se reflejaba en sus ojos, deseando poder viajar al pasado para enmendar sus errores… para no haber permitido que ella sufriera tantas injusticias.—Me perdonas, por favor —murmuró Álvaro, besándole las lágrimas con suavidad.Gabriela no respondió. Sus ojos parecían seguir vacíos mientras lo miraba, y por un momento, Álvaro tuvo la extraña sensación de que ella en realidad traspasaba su mirada a través de él, como si viera a otra persona detrás.No alcanzó a profundizar en esa idea porque, de pronto, Gabriela abrió los brazos y lo atrajo hacia sí.El cuerpo de Álvaro reaccionó en automático, envolviéndola en un abrazo. Comenzó a acariciar su espalda para calmarla, pensando qu
Gabriela lo miró un instante… y de pronto le tomó la mano.Álvaro sintió que el corazón se le aceleraba, convencido de que, por fin, la relación con ella comenzaba a relajarse.Sin embargo, justo después, Gabriela depositó en su mano el resto de las uvas que quedaban en el tazón, dio media vuelta y se alejó, dejando de prestar atención a las noticias.—Espera… —murmuró Álvaro, sujetándole la mano—. Si quieres seguir viendo o comiendo, no te molesto. Puedo ir al comedor, ¿vale?Su voz mostraba una docilidad casi inaudita en él, como si un espíritu lo hubiera poseído.Luego, devolvió el recipiente de cristal a Gabriela, y se marchó con el ánimo decaído rumbo al comedor.En cuanto se fue, Gabriela se quedó en el mismo sitio, comiendo y mirando la televisión sin cambiar de postura.Pensaba que la situación en Leeds tal vez era incluso peor de lo que se reflejaba en las noticias.Durante años, Santiago casi no había hecho apariciones públicas, pero últimamente era noticia constante por sus
Al decir esto, Cintia se tapó la boca de manera instintiva y miró a Gabriela:—Él lo hizo por gratitud, porque Noelia seguro le ocultó la verdad y le echó la culpa al novio de las estafas…—Tu hermano es desconfiado por naturaleza. Ese tipo de mentira se descubre con una simple investigación. ¿Por qué crees que no se molestó en comprobarlo? —Gabriela esbozó una sonrisa—. ¿No lo llamas «trato preferencial»?Al menos…Álvaro nunca creyó en ella.Por suerte, tampoco había mucho en ella digno de ser creído.—En fin, mi hermano no va a prestarle atención ahora —afirmó Cintia con determinación, eligiendo saltarse un tema tan molesto y volviendo a concentrarse en la publicación que se había hecho viral—. No solo está explotando en X; en las plataformas de videos cortos y en Ins también hay un gran revuelo. Ya mucha gente está de vacaciones, así que tienen tiempo de sobra para consumir el chisme.Tal como decía Cintia, la historia explotó en las redes. Un escándalo tan dramático en una familia
Abrió varias plataformas y dio un rápido vistazo.Para ella, el cielo se había venido abajo.Desesperada, intentó llamar a Álvaro, pero nunca obtuvo respuesta.Sin más remedio, se comunicó con Laura, la secretaria de él.En otro momento, Laura seguramente estaría de vacaciones en el hemisferio sur.Pero este año tenía demasiadas preocupaciones y prefirió no irse tan lejos, quedándose en Midred por si surgía algún contratiempo.De hecho, cuando llamó Noelia, Laura estaba justo revisando toda la polémica que circulaba en redes.Antes de que Laura pudiera pronunciar palabra, escuchó la voz de Noelia temblar, sin saber si era de miedo o de furia:—¡Laura, quiero hablar con Álvaro!—Señorita Noelia, ya sabe que la señora Saavedra no volverá a tomar sus llamadas. Si hay algo que necesite, puede decírmelo a mí —respondió Laura con un tono tan sereno como distante.Hubo un ligero silencio al otro lado de la línea, hasta que Noelia soltó:—Has visto toda esa basura que circula por internet, ¿ve
Desde siempre, debido a los orígenes de Cintia y su incómoda posición en la familia Saavedra, era común que cualquiera de la alta sociedad la pasara a la humillara.Pero ahora Cintia había decidido —gracias a los consejos de Gabriela— esforzarse y ascender en esa pirámide social.Era el momento perfecto para que se hiciera valer, y Teresa sería una excelente «piedra de escalón» para su nueva postura.Entró el numeroso grupo de la familia Ponce: siete u ocho personas de distintas edades.Teresa venía al final, sin la arrogancia de antes. Su ropa lucía mucho más discreta, llevaba el cabello suelto y no levantaba la cabeza.—Señor David, ha pasado un buen tiempo desde la última vez que nos vimos. Lo noto con más energía —saludó Álvaro con la cordialidad de siempre.David Ponce, patriarca de la familia, había sido una figura destacada en su época. Junto con Carmen y Oliver Rojo, además del fallecido Octavio García, creó verdaderas leyendas en el mundo de los negocios.El hombre, con los ho
Álvaro giró ligeramente su anillo de bodas. Al oír el nombre de Noelia, su expresión se ensombreció aún más.Entonces Gabriela se levantó, con la mirada tranquila y distante, posándola en Teresa, quien la observaba como si fuera su última tabla de salvación.—Señorita Ponce, ¿nunca has escuchado ese viejo dicho? «Si cometes una falta, asúmela; si mereces un castigo, acéptalo».Teresa abrió los ojos con terror y negó con la cabeza. Intentó seguir rogando, pero no le dieron tiempo. Gabriela, con un tono frío pero suave, sentenció:—No te voy a perdonar.—¡Gabriela! ¡No puedes hacerme esto! —exclamó Teresa, presa del pánico, avanzando de rodillas para intentar aferrarse a la mano de Gabriela.Kian reaccionó de inmediato y la inmovilizó contra el piso. Álvaro le dirigió a Teresa una mirada de fastidio, y luego se volvió hacia Gabriela:—Si no quieres verla más, haré que se retiren ahora mismo.La tía de Teresa, claramente inquieta al notar que la situación se salía de control, se apresuró
Fue entonces cuando Teresa se zafó de las manos de sus padres y corrió hacia David:—Abuelo, Álvaro no va a tomar represalias contra nuestra familia. Te prometo que mantendré distancia de Gabriela y de Cintia. Entonces… ¿con respecto a ese compromiso de matrimonio…?David, a pesar de no ser alguien que juzgue a las personas por su género, detestaba la necedad.Que Teresa se la pasara molestando a personas indefensas ya era suficiente problema —gente que ni siquiera tenía dinero para defenderse—, pero meterse con la esposa de Álvaro había sido el colmo.Después de todo, a los hombres de familia influyente les importa mucho el honor; aunque Álvaro no quisiera a esa esposa, al final seguía siendo su mujer.Y para colmo, Gabriela incluso le había salvado la vida una vez.¿Cómo podía ser tan tonta como para buscarse un problema así?—Tu tía lo ha dicho bien claro: ese matrimonio se fijó hace mucho tiempo, no hay nada que discutir —dijo David antes de disponerse a subir al auto.Su tía, Paul
Incluso el abuelo, la persona con más peso en la familia, ya había dado su aprobación a este matrimonio forzado.Teresa entendía que no había salida posible…Pero no pensaba irse sola al infierno, ¿verdad?Aún tenía su teléfono con ella.Buscó la conversación con Noelia y, con dedo tembloroso, escribió:[Noelia, ¿te acuerdas del video que me mostraste de Cintia? ¿Me lo puedes volver a pasar? Quiero arrastrarla conmigo en mi caída.]En ese momento, Noelia estaba ya fuera de sí por el asunto que se había convertido en tendencia en redes.De pronto, Teresa le mandó dos mensajes seguidos.Al principio, Noelia pensó que Teresa también venía a burlarse de su desgracia, pero al abrirlos…Además de pedirle el video, Teresa añadía algo más:[He visto lo que pasó en redes. ¿En serio crees que fue Gabriela quien lo hizo? A mí me suena más a que fue Cintia.]Noelia se quedó mirando ese mensaje, su mente trabajando a toda velocidad.Ivana le había comentado que Gabriela tenía algunos audios de hace