Capítulo 229
Pero su propuesta fue como pisarle la cola a un gato.

—¡No se puede! —Gabriela lo miró con pánico, y de pronto, aferró su camisa con fuerza, como si lo amenazara—. ¡Álvaro, te lo advertí! ¡No quiero que te acerques a Isla Mar de Cristal!

Su reacción tomó por sorpresa a Álvaro.

—¿Te preocupa tu madre adoptiva…?

No alcanzó a terminar la frase. Gabriela, alterada, lo interrumpió:

—¡En la isla nadie quiere verte! ¡Prométeme que nunca, jamás, irás a Isla Mar de Cristal! ¡Promételo!

—De acuerdo, no iré. Tranquila, cálmate —respondió él, cediendo de inmediato, alarmado por su arranque.

Gabriela lo miraba con ojos desolados, recordando la advertencia de Carmen aquella vez en el hospital.

De golpe, las lágrimas se le desbordaron.

En un parpadeo, comprendió algo: tampoco quería que Álvaro descubriera que había sido su sustituto de Emiliano desde el principio.

—Álvaro, me arrepiento —dijo Gabriela, con la voz entrecortada por el llanto—. Nunca debí arrebatarte de Noelia. Me equivoqué desde el pri
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