—Todavía no se si esto sea un sueño Erwan, pero si lo es, por favor no me despiertes.—No, no es ningún sueño, mi amor es nuestra realidad, estamos aquí y seguiremos aquí juntos.Escucharlo decir eso hizo que Victoria levantará su mirada, feliz enamorada. Solo para ser nuevamente besada por su esposo.Erwan a los ojos de todo mundo podía ser un villano un cruel boss de la mafia neoyorkina, pero antes sus ojos era el hombre perfecto.Lo supo desde el momento que Sergey le dijo lo decidido que estaba a rescatarla y su resolución de entrar en guerra con la Bratva si algo le pasaba a ella. Su villano, el hombre que haría arder el mundo con tal de salvarla, no solo a ella también a la pequeña hija de ambos.—¿En qué piensas Vicky?— le preguntó Erwan al percatarse de su mirada.—En lo afortunada que soy de haberte encontrado y lo feliz que seremos juntos a partir de ahora.—Discrepo en algo con usted señora Roussell yo soy el afortunado, antes de ti era un muerto en vida.Después de eso los
Victoria se precipitó en el interior del coche de Pavel con el corazón palpitando a mil por hora y la respiración entrecortada. La adrenalina de la carrera contrarreloj que acababa de librar en el aeropuerto aún recorría sus venas.—¿Trajiste mi vestido? —preguntó con voz agitada, mientras intentaba recuperar el aliento.—Está en el asiento de atrás —respondió Pavel con tranquilidad, contagiando a Victoria de esa calma que tanto necesitaba.—Arranca, ¡llegamos tarde! —exigió ella.Sin perder tiempo, Pavel puso en marcha el motor y aceleró por las calles de San Petersburgo. Victoria, por su parte, se deslizó hacia el asiento trasero a través del hueco entre los asientos delanteros.—No se te ocurra mirar a través del retrovisor —advirtió con seriedad, ocultando su rostro entre las manos algo avergonzada.Pavel, divertido por la situación, no pudo evitar sonreír con picardía. Sin embargo, con un sutil gesto, movió el retrovisor central a un lado para que ella estuviera tranquila.—¿Por
Tatiana no pudo evitar molestarse ante la mirada fría de su futuro esposo. Ningún hombre se había atrevido a mirarla de esa forma tan indiferente.El cura retomó la palabra y prosiguió con la ceremonia.—En vista de que ya no hay ninguna distracción, les hago la pregunta tanto a Erwan Harrys como a Tatiana Volkova, que han venido hasta aquí de manera voluntaria para contraer nupcias —el ministro se dirigió a Erwan—. Señor Harrys , ¿acepta tener a esta mujer como su esposa?Erwan tuvo que tragar el nudo que se le había formado en la garganta antes de contestar.—Sí, acepto.Después de dar su respuesta, todo pasó tan rápido. Tan rápido que para cuando volvió a ser consciente de nuevo, ya se encontraba en la recepción, conociendo a sus nuevos familiares políticos y amigos de su esposa. Solo pensar en ella como su esposa hizo que Erwan sintiera un enorme odio hacia ella. Si tan solo ella se hubiera opuesto a esa boda, él no estaría ahí.Vicky reía y coqueteaba visiblemente con su amigo,
La vida de Victoria Volkova estuvo marcada por la tragedia desde sus inicios, siendo apenas un bebé su padre la llevó a vivir con su esposa e hija, a pesar del disgusto y de los problemas que eso trajo a su familia Alexa no tuvo otro remedio que aceptar la hija legítima de su esposo como parte de ellos. A los cuatro años, quedó huérfana tras la muerte de su padre, con madre desconocida quedó bajo la custodia y cuidado de su abuelo Mikhail.Para él, sus nietas eran lo único que le quedaba tras la pérdida de sus hijos años antes.Las memorias de su primera infancia eran escasas, pero felices. Mikhail la educó con cariño y le brindó todo lo que necesitaba. Para Victoria, él era su padre, la figura paterna que nunca había conocido.Entre sus recuerdos más preciados se encontraba también la imagen de su tía Anna bailando ballet. Aunque nunca la conoció, encontró muchas de sus grabaciones. Se pasaba horas pegada al televisor observando con fascinación su gracia, elegancia y aparente ingrav
—Mi nombre es Erwan— le había respondido a la joven apretándola más contra su cuerpo.No podía dejar que la joven se le fuera de las manos ni un poco, era extraño el no querer dejar que ella se alejara o que otro hombre tratara de acercarse a ellos y arrebatársela de los brazos.— Victoria, aunque puedes llamarme Vicky — respondo con perfecto inglés pero un evidente acento ruso.Ella no dejaba de moverse delicadamente al ritmo de la música, no debía ni pensar para ello, su cuerpo reaccionaba solo, era algo instintivo y a su vez el roce, la cercanía del americano era algo que parecía querer de un modo que se le hacía extraño, antes, jamás había deseado ese tipo de intimidad, solía huir de ello.—¿Qué te parece si ambos nos vamos a otro lugar más privado? — le susurró Erwan al odio a la joven.De nuevo el aliento de ese hombre en el cuello erizo su piel, hizo que su corazón se acelerara de una forma que le resultaba incomprensible, levantó la mirada y fijó en él sus ojos grises, tan hab
— Me aparta de los demás para tomar una copa, me besa y se aleja, ¿Qué espera que haga yo? ¿Tal vez esté usted muy acostumbrado a que las mujeres le persigan?Giró el rostro observando la cama y negando antes de volver a mirar a ese guapísimo hombre.Erwan llegó con dos copas de margaritas en cada una de sus manos, aún conservaba la sonrisa traviesa y seductora en sus labios, más al ver el nerviosismo en sus ojos, al ver la cama.—Por favor discúlpame, como dije antes solo deseaba ser un buen anfitrión, así que por favor no te enfades— en ese momento Erwan le estaba mostrando a la joven una faceta de él que nadie había logrado ver. El gran rey de Nueva York, siendo un hombre amable y sobre todo sonriente.— También parece alguien poderos, créame sé dé lo que hablo — una sonrisa enigmática cruzó el rostro de Victoria, su familia era muy rica y también peligrosa, si algo podía identificar era el tipo de gente que había visto desde que era una niña y ese hombre era de ese tipo, aunque él
Las sensaciones que la recorrían, esa forma de lamer, besar y estimular su piel la hizo arquearse bajo su cuerpo, haciendo que la humedad entre sus piernas creciera que un agradable cosquilleo se instauraba entre ellas y sobre todo, que su corazón retumbara tan fuerte que le parecía que no sería capaz de mantenerlo mucho tiempo dentro de su pecho. — Erwan yo…— ella no sabía cómo expresarse solo que estaba nerviosa y a la vez no quería que parara.—Eres hermosa — le dijo Erwan llevando su mano derecha hasta donde se encontraba el único trozo de tela que le impide tocarla como desea haciendo a un lado su braguita, notando la humedad entre sus pliegues más íntimos.Victoria jamás creyó que notar otros dedos que no fueran los suyos acariciando su sexo le provocara tanto placer se sorprendió tanto del gemido que salió de sus labios que se llevó una mano a la boca avergonzada mientras abría más las piernas para él, incapaz de decir nada por qué si hablaba gemiría de nuevo, simplemente movi
Erwan se encontraba vestido observándola dormir, después de la última vez que la había tomado había sido incapaz de conciliar el sueño, por lo que se dedicó a velar por su descanso.—Buenos días —la saludó Erwan al verla despertar.—Buenos días … yo…— en cuanto sus ojos se abrieron Victoria se sintió avergonzada por lo sucedido. ¿Realmente había perdido la virginidad en un lugar como ese?Se levantó de la cama y buscó su ropa por el suelo, vistiéndose apresuradamente con el rostro encendido a causa de la vergüenza.Erwan, intuyendo su intención de marcharse, se levantó del sillón y la tomó por la muñeca.—¿Adónde vas? —le preguntó con suavidad.—No lo sé... supongo que… —Victoria lo miró sin saber qué decir. A fin de cuentas, no volvería a ver a ese hombre—. Adiós —dijo con un hilo de voz e intentando salir del reservado en busca de sus amigos. Solo quería huir de ese lugar, de ese hombre y de las sensaciones que había experimentado.Ni siquiera pudo cruzar la puerta cuando él le bloq