2. ¿Eres tú?

Tatiana no pudo evitar molestarse ante la mirada fría de su futuro esposo. Ningún hombre se había atrevido a mirarla de esa forma tan indiferente.

El cura retomó la palabra y prosiguió con la ceremonia.

—En vista de que ya no hay ninguna distracción, les hago la pregunta tanto a Erwan Harrys como a Tatiana Volkova, que han venido hasta aquí de manera voluntaria para contraer nupcias —el ministro se dirigió a Erwan—. Señor Harrys , ¿acepta tener a esta mujer como su esposa?

Erwan tuvo que tragar el nudo que se le había formado en la garganta antes de contestar.

—Sí, acepto.

Después de dar su respuesta, todo pasó tan rápido. Tan rápido que para cuando volvió a ser consciente de nuevo, ya se encontraba en la recepción, conociendo a sus nuevos familiares políticos y amigos de su esposa. Solo pensar en ella como su esposa hizo que Erwan sintiera un enorme odio hacia ella. Si tan solo ella se hubiera opuesto a esa boda, él no estaría ahí.

Vicky reía y coqueteaba visiblemente con su amigo, solo quería sacar de quicio a su madrastra y hermana coqueteando con un chico que considerarían un don nadie solo por no ser de una familia como la suya .

— Bueno, ahora voy a presentarte como mi novio —dijo la chica entrelazando los dedos con el joven sin prestar atención a su hermana o al pelele con el que se había casado. Sabía que cuanto menos caso le hiciera, más le molestaría—.

— Hola, abuelo —dejó un beso en su mejilla—. Quiero presentarte a mi novio.

Casi escuchó gruñir a la esposa de su difunto padre mientras Mikhail la observaba con mirada seria, pero no por el supuesto novio, sino por haber llegado tarde.

— Sí, señor —respondió el chico. A diferencia de minutos atrás, no parecía nada relajado frente a Mikhail. Estaba completamente tenso. Y es que, aunque no se supieran sus negocios ni quién era realmente, su sola presencia podía dejar helado a cualquier hombre. A pesar de que Mikhail necesitaba un bastón para ayudarse a caminar y ya se viera bastante anciano, su energía de poder no cambiaba.

— Tú y yo hablaremos de la forma en que has llegado a la boda de tu hermana más tarde —dijo Mikhail con severidad.

— Claro, abuelo —respondió la chica con una sonrisa inocente en los labios.

— Espero que no hagas más escándalos hoy —dijo la hermana de Vicky acercándose a ella con recelo.

— Lo intentaré, pero no prometo nada —respondió Vicky con una sonrisa pícara—. ¿Ya conoces a mi novio?

— No eres muy pequeña para tener novios —dijo Alexa observándola con recelo. Estaba molesta porque esa "bastarda", como la llamaba en su mente, quisiera eclipsar a su hija y además presentar a ese "don nadie" como su pareja oficial en la boda de su pequeña.

— Lo importante, ya que es mi boda —recalcó la hermana—, te presento a mi esposo, Erwan Harris —dijo la novia con orgullo. Vicky extendió la mano hacia él, pero se quedó a mitad de camino en el instante en que escuchó su nombre. Todo su cuerpo se estremeció al recordar aquellas noches, aquellos días, gimiendo ese mismo nombre en sus brazos, levantó la vista hacia él y se encontró con esos inconfundibles ojos azules clavados en los suyos.

Tuvo que reprimir un gemido ante su presencia. Un cosquilleo familiar recorrió sus piernas. Se aclaró la garganta, tragó saliva con dificultad y extendió la mano.

— Encantada, Victoria Volkova —dijo sin poder apartar la vista de sus ojos azules. De pronto, todas las ganas de ser chistosa y molestar se habían esfumado. Solo tenía ganas de llorar, como la niña a la que le decían todo el tiempo que era.

Erwan quedó petrificado mientras un sinfín de emociones se desataban en su interior. Su rostro y expresión reflejaban el impacto al ver a la mujer con la que había pasado las dos semanas más felices de su vida adulta.

Ella no solo era inalcanzable por haberse casado, sino por ser la hermana de la mujer que ahora se encontraba colgada de su brazo y que había hecho su esposa.

— Mi nieta es una gran bailarina —dijo Mikhail con orgullo—. Aunque prefirió usar el apellido de mi difunta esposa para su nombre artístico: Vicky Markova. Tiene la extraña idea de que la pueden favorecer por venir de una familia como la nuestra. Aun así, se convirtió en una estrella a los diecisiete años —continuó explicando Mikhail—. Por eso, Erwan, le pido que la disculpe por su interrupción. Ya sabe cómo son los artistas.

— Eso es por la forma en que la ha malcriado —se quejó Alexa, ganándose una mirada reprobatoria de Mikhail.

Las palabras de la abuela de Tatiana hicieron que Erwan apretara los puños con fuerza y tensara la mandíbula ante la forma despectiva en que se refería a la joven.

—Mucho gusto, señorita Volkova —dijo con voz tensa, evitando pronunciar el nombre que había estado gimiendo por varias noches durante las últimas dos semanas.

—Es el día de mi boda, así que se porten bien y no peleen hoy —dijo Tatiana.

En todo ese rato, nadie se percató de que Vicky seguía inmóvil, observando al hombre con la mano aún tomada, a excepción de su amigo.

—Cariño, deberíamos ir a tomar algo, ¿no crees? —le dijo Pavel para sacarla de su ensimismamiento.

La forma en la que ese hombre la llamó hizo que Erwan enfureciera. ¿Quién diablos era ese hombre? ¿Por qué su abuelo permitía que ella estuviera con alguien más? Lo más importante era porque quería llevársela de su lado.

— Ahh, sí —y entonces ella soltó su mano como si quemara—. Tal vez me escape a las cuadras y vaya a montar con mi novio. Hace un par de días que tengo unas terribles ganas de montar a caballo.

“¿Montar? ¿Qué acaso se había vuelto loca?” pensó para si mismo Erwan, tratando de controlar su temperamento, junto con la rabia y los celos que sentía en esos modelos.

Recordándose a sí mismo que había perdido el derecho a enfadarse o reclamarle nada en el mismo instante que de sus labios salieron las palabras. “Si. Acepto” frente a todas las personas que ahora se encontraban a su alrededor.

Aún así, la sola idea de Victoria cabalgando bajo la luz de la luna con otro hombre lo estaba enloqueciendo.

—Lo que quieras, princesa… pídele al mozo de cuadra que les prepare los caballos —dijo Mikhail—. Pero no quiero más escándalos por hoy.

La chica asintió y tomó nuevamente la mano de su supuesto novio para ir hasta las cuadras. ¿De todos los jodidos hombres del mundo, es que su hermana tenía que haber encontrado al único que le importaba a ella? Estaba maldiciendo y gritando por dentro mientras contenía las lágrimas y caminaba al exterior, donde nadie pudiera verla llorar.

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