Alexa comenzó a reír al escuchar la pregunta de Slavik.—¿En serio me preguntas qué pretendía, Slavik? Tú, de entre todas las personas, deberías saberlo. Sabes que ella es la bastarda que tuviste con la zorra de Anna.—Victoria no es una bastarda—respondió Slavik, sacando su arma y apuntando a su esposa.Alexa rio de nuevo.—Por supuesto que no, porque con ella te casaste. Tu única bastarda es Tatiana, ¿no es así?—Madre, ¿qué estás diciendo?—preguntó Tatiana, tratando de acercarse a su madre, pero Victoria la detuvo.—Por favor, no te acerques a tu madre—le dijo Victoria.—Pero…—Tatiana desistió, quedándose en su lugar.Alexa continuaba apuntando a todos en la sala, especialmente a Slavik.—Siempre te amé, te di una hija, y aun así no te casaste conmigo. Me obligaste prácticamente a casarme con Dorian Volkov. Recuerdo tus palabras y las excusas patéticas que me diste: conservar la paz entre las familias. ¿Y para qué? Para que tú te casaras a escondidas con Anna, la hicieras tu esposa
Un mes después, la mansión Volkov estaba engalanada para una nueva boda. Los empleados corrían de un lado para otro ultimando los últimos detalles. Y la organizadora vigilaba minuciosamente todo el proceso para que saliera perfecto, no solo porque le habían pagado una pequeña fortuna, si no porque aquella boda sería algo tan sonado en la alta sociedad que tendría mucho trabajo después de eso.Victoria estaba frente a un espejo vestida de blanco, ajustando los últimos detalles de su vestido de novia. Tatiana, a su lado, no podía dejar de admirar a su hermana, era realmente hermosa, entendía a Erwan porque así vestida se veía más allá de una belleza humana, era casi etérea como una ninfa o algo así, con la piel tan clara, el cabello casi blanco de rubio que era y aquellos ojos grises que parecían hechos de plata, que te hacían dudar que un color así lo hubiera hecho la naturaleza. —Estás preciosa, Victoria —dijo Tatiana con una sonrisa sincera adornando su rostro.Victoria, tomó las ma
La recepción estaba en pleno apogeo en la mansión Volkov. Las risas, la música, la felicidad llenaba el lugar mientras los invitados disfrutaban de la fiesta. Victoria y Erwan, así como Tatiana y Sergey, estaban rodeados de amigos y familiares que celebraban la boda doble. Tatiana y Sergey estaban conversando con algunos invitados cuando Victoria y Erwan se acercaron a ellos con copas de champán en la mano. —¿Están disfrutando de la fiesta? —preguntó Victoria, viendose tan feliz como no se había visto desde el momento en que le dijeron qué sería la primera bailarina para la obra del lago de los cisnes en Nueva York. —¡Por supuesto! —respondió Tatiana, levantando su copa—. Pero tengo que decir que, después de todo lo que hemos pasado, esto se siente casi irreal. ¡ Nos casamos a la vez, con las personas que amamos! Sergey asintió, sonriendo a su esposa. —Es cierto. Y pensar que hace apenas unos meses, todo eran problemas que parecían no tener solución. Erwan levantó su copa en un
—Todavía no se si esto sea un sueño Erwan, pero si lo es, por favor no me despiertes.—No, no es ningún sueño, mi amor es nuestra realidad, estamos aquí y seguiremos aquí juntos.Escucharlo decir eso hizo que Victoria levantará su mirada, feliz enamorada. Solo para ser nuevamente besada por su esposo.Erwan a los ojos de todo mundo podía ser un villano un cruel boss de la mafia neoyorkina, pero antes sus ojos era el hombre perfecto.Lo supo desde el momento que Sergey le dijo lo decidido que estaba a rescatarla y su resolución de entrar en guerra con la Bratva si algo le pasaba a ella. Su villano, el hombre que haría arder el mundo con tal de salvarla, no solo a ella también a la pequeña hija de ambos.—¿En qué piensas Vicky?— le preguntó Erwan al percatarse de su mirada.—En lo afortunada que soy de haberte encontrado y lo feliz que seremos juntos a partir de ahora.—Discrepo en algo con usted señora Roussell yo soy el afortunado, antes de ti era un muerto en vida.Después de eso los
Victoria se precipitó en el interior del coche de Pavel con el corazón palpitando a mil por hora y la respiración entrecortada. La adrenalina de la carrera contrarreloj que acababa de librar en el aeropuerto aún recorría sus venas.—¿Trajiste mi vestido? —preguntó con voz agitada, mientras intentaba recuperar el aliento.—Está en el asiento de atrás —respondió Pavel con tranquilidad, contagiando a Victoria de esa calma que tanto necesitaba.—Arranca, ¡llegamos tarde! —exigió ella.Sin perder tiempo, Pavel puso en marcha el motor y aceleró por las calles de San Petersburgo. Victoria, por su parte, se deslizó hacia el asiento trasero a través del hueco entre los asientos delanteros.—No se te ocurra mirar a través del retrovisor —advirtió con seriedad, ocultando su rostro entre las manos algo avergonzada.Pavel, divertido por la situación, no pudo evitar sonreír con picardía. Sin embargo, con un sutil gesto, movió el retrovisor central a un lado para que ella estuviera tranquila.—¿Por
Tatiana no pudo evitar molestarse ante la mirada fría de su futuro esposo. Ningún hombre se había atrevido a mirarla de esa forma tan indiferente.El cura retomó la palabra y prosiguió con la ceremonia.—En vista de que ya no hay ninguna distracción, les hago la pregunta tanto a Erwan Harrys como a Tatiana Volkova, que han venido hasta aquí de manera voluntaria para contraer nupcias —el ministro se dirigió a Erwan—. Señor Harrys , ¿acepta tener a esta mujer como su esposa?Erwan tuvo que tragar el nudo que se le había formado en la garganta antes de contestar.—Sí, acepto.Después de dar su respuesta, todo pasó tan rápido. Tan rápido que para cuando volvió a ser consciente de nuevo, ya se encontraba en la recepción, conociendo a sus nuevos familiares políticos y amigos de su esposa. Solo pensar en ella como su esposa hizo que Erwan sintiera un enorme odio hacia ella. Si tan solo ella se hubiera opuesto a esa boda, él no estaría ahí.Vicky reía y coqueteaba visiblemente con su amigo,
La vida de Victoria Volkova estuvo marcada por la tragedia desde sus inicios, siendo apenas un bebé su padre la llevó a vivir con su esposa e hija, a pesar del disgusto y de los problemas que eso trajo a su familia Alexa no tuvo otro remedio que aceptar la hija legítima de su esposo como parte de ellos. A los cuatro años, quedó huérfana tras la muerte de su padre, con madre desconocida quedó bajo la custodia y cuidado de su abuelo Mikhail.Para él, sus nietas eran lo único que le quedaba tras la pérdida de sus hijos años antes.Las memorias de su primera infancia eran escasas, pero felices. Mikhail la educó con cariño y le brindó todo lo que necesitaba. Para Victoria, él era su padre, la figura paterna que nunca había conocido.Entre sus recuerdos más preciados se encontraba también la imagen de su tía Anna bailando ballet. Aunque nunca la conoció, encontró muchas de sus grabaciones. Se pasaba horas pegada al televisor observando con fascinación su gracia, elegancia y aparente ingrav
—Mi nombre es Erwan— le había respondido a la joven apretándola más contra su cuerpo.No podía dejar que la joven se le fuera de las manos ni un poco, era extraño el no querer dejar que ella se alejara o que otro hombre tratara de acercarse a ellos y arrebatársela de los brazos.— Victoria, aunque puedes llamarme Vicky — respondo con perfecto inglés pero un evidente acento ruso.Ella no dejaba de moverse delicadamente al ritmo de la música, no debía ni pensar para ello, su cuerpo reaccionaba solo, era algo instintivo y a su vez el roce, la cercanía del americano era algo que parecía querer de un modo que se le hacía extraño, antes, jamás había deseado ese tipo de intimidad, solía huir de ello.—¿Qué te parece si ambos nos vamos a otro lugar más privado? — le susurró Erwan al odio a la joven.De nuevo el aliento de ese hombre en el cuello erizo su piel, hizo que su corazón se acelerara de una forma que le resultaba incomprensible, levantó la mirada y fijó en él sus ojos grises, tan hab