Capítulo 29
Sofía se sentó junto a Daniel y, dando palmaditas al asiento a su lado, dijo:

—¡Mamá, siéntate aquí!

Me senté obedientemente junto a ella.

Sofía se volteó hacia mí y me dijo:

—Pide un deseo.

Mirando la llama temblorosa de la vela, cerré los ojos y en silencio formulé mi deseo.

"Que Sofía se mejore poco a poco."

"Y que podamos ser felices por siempre."

Abrí los ojos y soplé con fuerza las velas.

Sofía inmediatamente se pegó a mi lado, su pequeño cuerpo prácticamente fusionándose con el mío:

—¿Qué deseaste, mamá?

Estaba a punto de responder cuando Daniel, para evitarme la incomodidad, intervino:

—Sofi, si cuentas los deseos no se cumplen.

Como toda niña que no puede ocultar sus sentimientos, Sofía mostró su decepción:

—Bueno, está bien.

Al ver su adorable puchero no pude evitar sonreír, mientras le cortaba un pedacito de pastel:

—Come un poco.

Sofía, con los cachetes inflados, protestó:

—Pero papá dice que no debo comer dulces en la noche porque son malos para los dientes.

Era evidente q
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