Capítulo 25
Las maestras también se acercaron a explicar:

—Ella es la mamá de Sofía, vino especialmente a traerla hoy, no malinterpretes.

—¡Imposible! —Gabriel refutó sin pensarlo—. ¡Ella es mi mamá!

—No inventes parentescos —lo interrumpí—. Yo nunca tuve un hijo como tú.

Gabriel se quedó atónito.

La maestra también intentó razonar con él:

—¿No recuerdas que cuando vino a recogerte la última vez, dijiste que no la conocías?

Qué extraño que ahora repentinamente dijera que era su hijo.

Gabriel vio cómo me subía al auto y desaparecía sin ningún remordimiento, ¡y su corazón no podía contener la alegría! ¡Su mamá realmente lo había abandonado! ¡Así podría vivir felizmente con mamá Carolina!

El disgusto inicial de Gabriel al verme se desvaneció por completo, reemplazado por pura alegría.

¡Qué bien! ¡Finalmente se había librado de esta madre desagradable!

Gabriel, muy emocionado, corrió hacia su salón.

Sofía, mirando su silueta alejarse, resopló con disgusto. Tonto. ¡No sabía la excelente madre que había
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