Estimadas lectoras y lectores Ana poco a poco va viendo la luz al final de tune, pronto podrá tener su nuevo comienzo, aún no sabe que le espera, pero es positiva y sabe que podrá volver a empezar.
--- Ana Teyssier ---El día que estuvimos Julián y yo en la playa, él me dejó sola en la habitación, en lo que él, según iría a “dar la vuelta”. Yo me quedé al menos una hora sin saber qué decir, que escribir, no sabía por dónde comenzar, pero tal como si se tratase de una revelación, la inspiración llego…Diego SánchezHoy, como me cuesta escribir ese nombre, cuando te conocí casi cumplía 18 años, no tenía ningún interés en una relación, no quería a algún hombre en la vida. Al menos no quería a nadie cerca de mí, la razón en ese momento me sonaba válida, no quería que alguien viniera y borrara lo que aún sentía por Sebastián.Él había muerto cuando recién había cumplido 16 años, su partida fue dolorosa, triste y desde eso, mi vida jamás volvió a ser igual, yo no volví a ser igual.Cuando llegaste a mi vida, llegaste como un remolino que venía con su fuerte viento, el cual revoloteó y levantó polvo. Todo se movió, no llegaste preguntando si podías o no, cuando quise ver, ya estabas den
No sé cómo fue que volvimos a estar juntos, no sé qué me dijiste, tal vez usaste las palabras correctas, tal vez solo sentí lástima, porque apareciste y me contaste las cosas de manera trágica, me dijiste que estabas harto de tu familia, me dijiste que me extrañabas y que habías sido un completo idiota.La verdadera idiota fui yo, porque esta vez yo fui quien te creyó, yo fui quien hizo caso omiso del pasado, del doloroso pasado, te abrí las puertas de mi casa, de mi corazón y de todo mi mundo, si bien no lo había logrado fácilmente, era mi mundo, mi hogar, mi lugar seguro.Tal como la primera vez, dos o tres meses fueron muy, muy buenos, eras todo lo que una mujer esperaría, me llevabas a cenar, te interesabas por mis cosas, realmente te mostrabas preocupado por mí, jamás lo vi venir, tal como la primera vez. Solo que esta vez no te fuiste, simplemente tomaste el control de todo, de mi vida, de mi corazón, de mi hogar, de quien era, ibas y venías, nuevamente solo me estabas usando par
--- Ana Teyssier ---Luego de pasar el fin de semana en Cancún, Julián dijo que lo ideal era que para despedirme de Sebastián, debía irlo a ver al cementerio, yo acepté porque para mí es más fácil hacerlo ahí, frente a frente, lo quise tanto y si voy a decir adiós, deber ser en el lugar que por años he frecuentado.Vaya que el tiempo ha pasado muy rápido, ya solo faltan dos viernes y me voy, hoy no me dio tiempo ir a casa de mamá, Julián me pidió acompañarlo al súper, no tenía ánimos de hacerlo solo, así que, como él me está alimentando para que ya no compre más despensa, dijo que era mi obligación acompañarle.Mientras mi querido amigo se queda en la sección de limpieza seleccionando el mejor aroma para su apartamento, yo camino hacia donde está la zona de lácteos, ando en búsqueda de crema para café y café. Mientras me pierdo en la selección, no me percato de quién está detrás de mí hasta que escucho una voz familiar.- ¿Ana? – Me pregunta con duda.Volteo y lo veo, Héctor junto a Ju
--- Alexis Betancourt ---Durante las semanas que faltaban, me sentía impaciente, desde que había conocido a Ana, no había podido regresar a mi rutina de siempre, por más que lo intentase, no me podía sacar de la cabeza a aquella joven de ojos color ámbar, tan pequeña y con problemas de un tamaño que la superaban.Regularmente, iba al café donde ella asistía, estacionaba mi auto uno o dos negocios antes, trataba de verla, en el tiempo que llevaba no había tenido suerte; sin embargo, dos semanas antes de que Ana se fuese, ahí estaba, era jueves, llevaba un largo vestido floreado color negro.Ana lucia más tranquila, podía ver su semblante, este ya no se veía tan apagado como en la última vez que nos vimos. Ella bien podría haberse dado cuenta de que estaba ahí, pero no, era obvio que no reconocería el auto, un auto “normal” como ella decía.Mateo, mi asistente, al ver mi estado de ánimo, me había instado a buscarla, hablar, nada perdía con intentar, pero sabía que ese “intentar” podría
--- Héctor Plourde ---Desde que vi a Ana en el súper, saber que se va, me dejo inquieto, sé que es lo mejor, pero no puedo dejar de pensar en que, nuevamente, la vida me dice que con ella no es. Debo ser sincero conmigo mismo, cuando regresé a México, jamás imaginé encontrármela, Ana era cosa del pasado, era algo que me dolía, pero era algo en lo que prefería no pensar.Toda mi atención está puesta en mi hija y el trabajo, cuando volví a ver a Ana, debo reconocer algo dentro de mí se movió, no lo puedo negar, ella fue una chica que me gustó, cualquiera con dos ojos y corazón se enamoraría de ella, yo no era la excepción. Saber que ella tenía pareja, me dolió, no puedo negar que la sigo queriendo, pero inmediatamente hice a un lado cualquier sentimiento, todo el tiempo me he repetido que Jude era mi prioridad y que ahorita no estoy para andar en romances con alguien.La vida se ha encargado de hacerme saber ya dos veces o más, que Ana y yo, nunca podremos estar juntos, en primera hace
--- Héctor Plourde ---Jude, Álvaro y Ernesto llegamos al café donde será la despedida de Ana, al final se me terminaron uniendo bajo la excusa barata de que ellos también conocen a Ana, prácticamente Ernesto me recuerda que fue gracias a la amiga de un amigo que la conocí, bajo aquel chantaje, no tuve más opción que aceptar.Al llegar, veo que está Julián, quien nos recibe calurosamente, el hombre quien lo viera pensaría que le gusta Ana, pero cualquiera, no cambiaría de opinión, al menos hasta que pasas con él un buen rato hablando.Poco después, llegan dos de sus amigas, Galeana y Marbella, ambas chicas bastante agradables, Ernesto inmediatamente clava su mirada en Marbella, es claro que mi amigo no va a cambiar. Todos platicamos sobre lo bueno que resultará este viaje para Ana, nuevos aires, nuevas costumbres, un nuevo estilo de vida, sé que por dentro no quiero que se vaya, pero también sé que, es mejor dejar mi boca está sellada.Al poco rato llega su familia, la reconozco por su
Eran como las 10:00 pm cuando la madre de Ana se comenzó a despedir, no queríamos que se fuera tan pronto, pero tenía razón, su madre ya estaba cansada y había sido muy ameno, pero para una mujer mayor, era justo ir a la cama, Romina no se quería retirar, pero debía hacerlo porque al día siguiente tenía prácticas.Terminamos pidiendo un taxi de aplicación, ya que como adultos responsables, no manejaríamos, menos con tantas copas de vino encima, Ana y yo, salimos a despedirlas, vemos que todo vaya bien, su madre luce un tanto mareada, pero todo bien.Cuando vamos de regreso al café, Ana es quien comienza a hablar…- ¡Gracias por venir! Aprecio mucho que estés aquí… - Dice mientras se detiene y me mira.Volteo para mirarla y me doy cuenta de que estoy dos o tres pasos delante de ella, sonrío y digo:- No hay de qué… Hace muchos años que no me divertía tanto, me recordó una época que quedó atrás hace mucho tiempo.- Sí, a mí también, todo esto me recordó a aquellos tiempos… Álvaro y Ernes
--- Ana Teyssier ---La verdad es que tenía mucho tiempo que no me pasaba una tarde y noche, de esta manera, ver a todos mis amigos cercanos, me hizo sentir muy bien, esta velada pinta para ser una de las mejores que la vida me ha dado la oportunidad de vivir.Debo reconocer que no esperaba encontrarme con Álvaro y Ernesto, verlos platicando con Héctor, trajeron a mi mente recuerdos de cuando era joven y no cargaba con tanto dolor a cuestas.Vaya que me ha gustado, Julián invito solo a las personas que realmente quería que estuvieran, ¿Cómo convenció a todas? ¡No lo sé! Pero eso es algo que él sabe hacer muy bien, ya faltan pocos días para irme, pero creo que bien han valido la pena.Mis amigas me hacen muchas recomendaciones, me juran y perjuran que me irán a visitar tan pronto ahorren para la visa y el boleto de avión, ellas dicen que eso de tener una amiga donde llegar en Nueva York, les ahorrara muchas cosas, bromeamos sobre el tema, reímos, tomamos vino, comemos queso, papitas y p