Estimadas lectoras y lectores Tal vez Héctor siente algo más por Ana, pero no se atreve a decirlo, tal vez, lo que él quiere es que ella sane antes de buscarla, tal vez no quiere presionarla.
--- Alexis Betancourt ---Durante las semanas que faltaban, me sentía impaciente, desde que había conocido a Ana, no había podido regresar a mi rutina de siempre, por más que lo intentase, no me podía sacar de la cabeza a aquella joven de ojos color ámbar, tan pequeña y con problemas de un tamaño que la superaban.Regularmente, iba al café donde ella asistía, estacionaba mi auto uno o dos negocios antes, trataba de verla, en el tiempo que llevaba no había tenido suerte; sin embargo, dos semanas antes de que Ana se fuese, ahí estaba, era jueves, llevaba un largo vestido floreado color negro.Ana lucia más tranquila, podía ver su semblante, este ya no se veía tan apagado como en la última vez que nos vimos. Ella bien podría haberse dado cuenta de que estaba ahí, pero no, era obvio que no reconocería el auto, un auto “normal” como ella decía.Mateo, mi asistente, al ver mi estado de ánimo, me había instado a buscarla, hablar, nada perdía con intentar, pero sabía que ese “intentar” podría
--- Héctor Plourde ---Desde que vi a Ana en el súper, saber que se va, me dejo inquieto, sé que es lo mejor, pero no puedo dejar de pensar en que, nuevamente, la vida me dice que con ella no es. Debo ser sincero conmigo mismo, cuando regresé a México, jamás imaginé encontrármela, Ana era cosa del pasado, era algo que me dolía, pero era algo en lo que prefería no pensar.Toda mi atención está puesta en mi hija y el trabajo, cuando volví a ver a Ana, debo reconocer algo dentro de mí se movió, no lo puedo negar, ella fue una chica que me gustó, cualquiera con dos ojos y corazón se enamoraría de ella, yo no era la excepción. Saber que ella tenía pareja, me dolió, no puedo negar que la sigo queriendo, pero inmediatamente hice a un lado cualquier sentimiento, todo el tiempo me he repetido que Jude era mi prioridad y que ahorita no estoy para andar en romances con alguien.La vida se ha encargado de hacerme saber ya dos veces o más, que Ana y yo, nunca podremos estar juntos, en primera hace
--- Héctor Plourde ---Jude, Álvaro y Ernesto llegamos al café donde será la despedida de Ana, al final se me terminaron uniendo bajo la excusa barata de que ellos también conocen a Ana, prácticamente Ernesto me recuerda que fue gracias a la amiga de un amigo que la conocí, bajo aquel chantaje, no tuve más opción que aceptar.Al llegar, veo que está Julián, quien nos recibe calurosamente, el hombre quien lo viera pensaría que le gusta Ana, pero cualquiera, no cambiaría de opinión, al menos hasta que pasas con él un buen rato hablando.Poco después, llegan dos de sus amigas, Galeana y Marbella, ambas chicas bastante agradables, Ernesto inmediatamente clava su mirada en Marbella, es claro que mi amigo no va a cambiar. Todos platicamos sobre lo bueno que resultará este viaje para Ana, nuevos aires, nuevas costumbres, un nuevo estilo de vida, sé que por dentro no quiero que se vaya, pero también sé que, es mejor dejar mi boca está sellada.Al poco rato llega su familia, la reconozco por su
Eran como las 10:00 pm cuando la madre de Ana se comenzó a despedir, no queríamos que se fuera tan pronto, pero tenía razón, su madre ya estaba cansada y había sido muy ameno, pero para una mujer mayor, era justo ir a la cama, Romina no se quería retirar, pero debía hacerlo porque al día siguiente tenía prácticas.Terminamos pidiendo un taxi de aplicación, ya que como adultos responsables, no manejaríamos, menos con tantas copas de vino encima, Ana y yo, salimos a despedirlas, vemos que todo vaya bien, su madre luce un tanto mareada, pero todo bien.Cuando vamos de regreso al café, Ana es quien comienza a hablar…- ¡Gracias por venir! Aprecio mucho que estés aquí… - Dice mientras se detiene y me mira.Volteo para mirarla y me doy cuenta de que estoy dos o tres pasos delante de ella, sonrío y digo:- No hay de qué… Hace muchos años que no me divertía tanto, me recordó una época que quedó atrás hace mucho tiempo.- Sí, a mí también, todo esto me recordó a aquellos tiempos… Álvaro y Ernes
--- Ana Teyssier ---La verdad es que tenía mucho tiempo que no me pasaba una tarde y noche, de esta manera, ver a todos mis amigos cercanos, me hizo sentir muy bien, esta velada pinta para ser una de las mejores que la vida me ha dado la oportunidad de vivir.Debo reconocer que no esperaba encontrarme con Álvaro y Ernesto, verlos platicando con Héctor, trajeron a mi mente recuerdos de cuando era joven y no cargaba con tanto dolor a cuestas.Vaya que me ha gustado, Julián invito solo a las personas que realmente quería que estuvieran, ¿Cómo convenció a todas? ¡No lo sé! Pero eso es algo que él sabe hacer muy bien, ya faltan pocos días para irme, pero creo que bien han valido la pena.Mis amigas me hacen muchas recomendaciones, me juran y perjuran que me irán a visitar tan pronto ahorren para la visa y el boleto de avión, ellas dicen que eso de tener una amiga donde llegar en Nueva York, les ahorrara muchas cosas, bromeamos sobre el tema, reímos, tomamos vino, comemos queso, papitas y p
--- Héctor Plourde ---Luego de escuchar lo que ella me propone, sin pensarlo dos veces, la cargo y cómo puedo abro mi camioneta, la subo y nos vamos de aquel café, ¿A dónde vamos? ¡Aún no lo sé! Solo me urgía salir de ahí, no quería que nadie nos viera e interrumpiera, solo quería tenerla conmigo, solo quería que por un momento en que ella fuese solo mía como hace años.Ella me mira, esos ojos color ámbar me hipnotizan, quiero besarla, tomo su mano y no lo pienso más, la llevo a mi casa, la verdad es que soy un completo irresponsable, la verdad es que no sé ni cómo es que llegamos. Veo cuando ella baja del auto, y no puedo contenerme, la abrazo y beso ahí mismo, mi beso está cargado de anhelo, hace tanto tiempo que no besaba y sentía esos labios, la tomo de la mano y, rápidamente, la llevo a mi apartamento.Mientras caminamos hacia la puerta, ella no dice nada, ninguno de los dos dice nada, abro la puerta, entramos, al cerrarla, todo se descontrola. Tomo su cintura, la atraigo hacia m
--- Héctor Plourde ---Los primeros rayos del sol se cuelan por las cortinas de mi ventana, todo mi cuerpo me duele, pero creo que lo que más me duele es la cabeza, la resaca después de una borrachera con vino tinto, ahora lo recuerdo, es mortal. Comienzo a estirarme pero algo o alguien me lo impide, de pronto, flashazos de lo que ocurrió hace unas horas, comienzan a llegar, miro hacia lo que me impide moverme y la veo, veo su larga y despeinada cabellera.Ana duerme plácidamente sobre mi pecho, apenas puedo ver su rostro, por un segundo me perdí en la rutina diaria de despertar para hacerle un biberón a Jude, ahora lo recuerdo, mi hija no está en casa, ella se fue con Mariana y Álvaro. Tomo aire y lo dejo salir, comienzo a acariciar la espalda desnuda de Ana, ella se mueve e inmediatamente levanta la cabeza.- ¡Hola! – Me dice y me dedica su primera sonrisa.- ¡Hola honey! – Le digo mientras despejo su rostro.Esa larga cabellera la hace ver como Morticia, ahora que lo pienso bien, si
---Diego Sánchez ---Me miro en el espejo, sé que debería está emocionado; sin embargo, para mí es como si fuera un día normal, Cassandra escogió mi esmoquin para la boda, me acomodó y me vuelvo a acomodar el corbatín, por más que lo hago, lo veo y me percato de que está chueco. Tengo una extraña sensación, mi pecho se siente oprimido, no he podido dejar de sentirme así desde el viernes pasado cuando vi a Isabela.¡Maldita sea! No puedo controlar mi m*****a boca, cada vez que la veo, quiero gritarle, quiero tenerla entre mis manos y estrujarle el cuello, el solo pensar que ella y mi tío, ¡Maldita sea! ¿Cómo demonios pude ser tan crédulo? Ella solo quería el poder que nuestra familia le podía dar, no es para menos, si ella se colaba a nuestra familia, tenía el futuro asegurado para ella y su familia.- ¡Malditas muertas de hambre! – Pienso en voz alta.Mi familia decidió que la boda se hiciera en una de las más exclusivas haciendas de la ciudad, todo ello, para causar una buena impresió