Estimadas lectoras y lectores Creo que esta noche van a ocurrid muchas cosas, ¿Podrían cambiar la decisión de Ana?
--- Ana Teyssier ---La verdad es que tenía mucho tiempo que no me pasaba una tarde y noche, de esta manera, ver a todos mis amigos cercanos, me hizo sentir muy bien, esta velada pinta para ser una de las mejores que la vida me ha dado la oportunidad de vivir.Debo reconocer que no esperaba encontrarme con Álvaro y Ernesto, verlos platicando con Héctor, trajeron a mi mente recuerdos de cuando era joven y no cargaba con tanto dolor a cuestas.Vaya que me ha gustado, Julián invito solo a las personas que realmente quería que estuvieran, ¿Cómo convenció a todas? ¡No lo sé! Pero eso es algo que él sabe hacer muy bien, ya faltan pocos días para irme, pero creo que bien han valido la pena.Mis amigas me hacen muchas recomendaciones, me juran y perjuran que me irán a visitar tan pronto ahorren para la visa y el boleto de avión, ellas dicen que eso de tener una amiga donde llegar en Nueva York, les ahorrara muchas cosas, bromeamos sobre el tema, reímos, tomamos vino, comemos queso, papitas y
--- Héctor Plourde ---Luego de escuchar lo que ella me propone, sin pensarlo dos veces, la cargo y cómo puedo abro mi camioneta, la subo y nos vamos de aquel café, ¿A dónde vamos? ¡Aún no lo sé! Solo me urgía salir de ahí, no quería que nadie nos viera e interrumpiera, solo quería tenerla conmigo, solo quería que por un momento en que ella fuese solo mía como hace años.Ella me mira, esos ojos color ámbar me hipnotizan, quiero besarla, tomo su mano y no lo pienso más, la llevo a mi casa, la verdad es que soy un completo irresponsable, la verdad es que no sé ni cómo es que llegamos. Veo cuando ella baja del auto, y no puedo contenerme, la abrazo y beso ahí mismo, mi beso está cargado de anhelo, hace tanto tiempo que no besaba y sentía esos labios, la tomo de la mano y, rápidamente, la llevo a mi apartamento.Mientras caminamos hacia la puerta, ella no dice nada, ninguno de los dos dice nada, abro la puerta, entramos, al cerrarla, todo se descontrola. Tomo su cintura, la atraigo hacia
--- Héctor Plourde ---Los primeros rayos del sol se cuelan por las cortinas de mi ventana, todo mi cuerpo me duele, pero creo que lo que más me duele es la cabeza, la resaca después de una borrachera con vino tinto, ahora lo recuerdo, es mortal. Comienzo a estirarme pero algo o alguien me lo impide, de pronto, flashazos de lo que ocurrió hace unas horas, comienzan a llegar, miro hacia lo que me impide moverme y la veo, veo su larga y despeinada cabellera.Ana duerme plácidamente sobre mi pecho, apenas puedo ver su rostro, por un segundo me perdí en la rutina diaria de despertar para hacerle un biberón a Jude, ahora lo recuerdo, mi hija no está en casa, ella se fue con Mariana y Álvaro. Tomo aire y lo dejo salir, comienzo a acariciar la espalda desnuda de Ana, ella se mueve e inmediatamente levanta la cabeza.- ¡Hola! – Me dice y me dedica su primera sonrisa.- ¡Hola honey! – Le digo mientras despejo su rostro.Esa larga cabellera la hace ver como Morticia, ahora que lo pienso bien, s
Diego y yo nos conocimos en el último semestre de preparatoria, éramos de colegios distintos, mientras él estudiaba en un colegio privado, yo asistía a un colegio de gobierno.Todo surgió como una extraña amistad, nos conocimos en una fiesta por conocidos en común, ese día él me pidió mi número telefónico y se lo proporcioné, al principio no tuve interés en ello, en ese momento, no estaba interesada en encontrar novio o algo por el estilo.Grande fue mi sorpresa cuando él comenzó a escribirme casi a diario, él hacía lo posible para que nos encontráramos en la parada de autobús, casi siempre a la salida, nuestras charlas eran amenas, en ocasiones me dolía la panza de tanto reír.Diego, poco a poco, se fue metiendo en mi vida, su plática, su sonrisa, sus detalles hicieron que, sin querer, me fuera atrayendo hasta que un día cualquiera, entre nuestras muchas escapadas después del colegio, me besó y ese beso fue el comienzo de mi propio fin.Fueron dos años, llenos de momentos buenos y ma
Todos en esta vida, en algún momento, necesitamos pagar para que alguien escuche nuestra historia, le dicen “Ir al psicólogo”, después de muchas conversaciones con mi familia, finalmente acepte ir. Llegue 10 minutos antes, me siento nerviosa, estoy inquieta, jamás había pisado un lugar así, seguramente mi familia me cree una desequilibrada y no es para menos, luego del último arranque que tuve. En mi defensa, solo puedo decir que es lo último, ya no pude aguantar más.Aún recuerdo ese día como si fuera ayer, ese día sufrí la más grande humillación de todas, si en el pasado había sido humillada por Diego, esta ocasión la situación rebaso todo lo que había vivido con él, además de que teníamos público. Lo peor de todo fue ver los ojos de mi madre, ella realmente estaba asustada y vi decepción en su mirada, en ese momento lo supe, había tocado fondo.Pensando en ello, me levante, cogí la mano de mi madre y decidí que, desde ese día haría todo lo que estuviera a mi alcance para olvidarme
Han pasado ya unos días desde que comencé las terapias, la doctora Enedina no ha resultado una loca, al contrario, parece ser una persona de confianza, aunque siendo sincera, en las siguientes sesiones no he vuelto a hablar de Diego. Debido a ello, hemos preferido mejor hablar un poco de mi infancia y adolescencia, hay cosas en las que trabajar, pero no son trascendentales.La doctora no me ha presionado con el tema de Diego, ella me escucha y luego me da algunas actividades a trabajar hasta la siguiente sesión.Si soy totalmente honesta, no he querido hablar sobre él, no porque no quiera, sino porque me da pena aceptar todo lo que viví a su lado. Diego fue todo un caballero para reconquistarme, pero ese caballero desapareció y se convirtió en el peor de los demonios.Un simple perdón, una larga charla, un café y unas flores bastaron para perdonarle. Su mirada realmente mostraba arrepentimiento, su nerviosismo y la sinceridad con la que hablo, fueron todo lo que necesitaba para desarm
--- Ana Teyssier ---August Dominik Müller era considerado un adonis, un hombre casi, casi hecho a mano, se decía en los pasillos, el hombre seguro no pasaba de los cuarenta y tantos años, su rostro era muy característico, contaba con unos rasgos muy bien definidos. Poseía ojos verdes claros, unos labios gruesos y llamativos, su cabello era corto, quebrado, rubio y bien peinado, a pesar de los años, el hombre poseía una figura atlética y tonificada, la cual resaltaba en sus trajes hechos por diseñadores exclusivos seguramente.Se dice que el hombre tiene un carácter difícil, incluso dicen que su carácter ahora es más complicado debido a su divorcio. Profesionalmente, he tenido oportunidad de revisar algunos temas de trabajo y a mí, personalmente, me ha dado la impresión de ser un hombre amable, estricto pero amable.Dominik como le dice mi jefe y la mayoría en la compañía, he de ser sincera, sí, efectivamente, se me hace un hombre atractivo, aunque frío como un témpano de hielo, su mi
--- Dominik Müller---Finalmente, tómo el folder que Ana me entrega, lo leo con detenimiento tal como con todas las candidatas, me sorprendo al ver que varios conceptos que manejo todos los días. Vaya, esta niña los conoce al derecho y al revés, resulta que Ana tenía más experiencia que todas las candidatas juntas, eso era excelente, aunque dudaba por su edad, tuve que tragarme los pensamientos antes expuestos en mi mente.Luego de leer el archivo, cambio mi gesto y dirijo mi mirada a la de aquella niña.— ¡Hola, Ana! ¿Cómo estás? – Digo usando un tono de voz no tan intimidante.— ¡Hola, señor Müller! Estoy bien y ¿usted? – Me responde ella con mucha seguridad y genuino interés.— Bien, visitando México… — Respondo con naturalidad.He de reconocer que he trabajado con Ana, desde que Mauro la contrato, se me ha hecho una chica jovial y amable; además de responsable, todo lo que le he pedido, siempre lo ha tenido listo, sé que es una chica con carácter y mucha determinación, lo que no c