51.

—Así que la monja con la que me casé en realidad es una ladrona con tintes terroristas… —dice Franco con una sonrisa divertida.

—Básicamente… —Nora se apoya en su pecho y clava su mirada en sus ojos azules—. Era una ladrona queriendo reformarme… Como el resto de quienes me acompañaban. No todas eran mujeres que querían dedicarse a Dios por vocación, muchas… no encontraban la forma de regresar al buen camino y creían que esa era la mejor opción, otras habían sido internadas por sus familiares, como los alcohólicos que son llevados a esos centros de rehabilitación. A veces eso era el convento… un centro de ayuda para mujeres conflictivas y solas que eran apoyadas y cuidadas por mujeres que aman a Dios y al prójimo.  

—Pero llegué yo y eché todo a perder… —Acaricia el cabello negro d

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