57.

El camino de regreso es más afable, el viento frío le pega en la cara de manera agradable. Cuando por fin llega a casa, nota el movimiento en los jardines. Los guardias de la entrada usan sus radios para avisar que ha regresado y la reciben con calidez, denotando su preocupación. 

Nora llega hasta la entrada y ve a Franco y Giordano con cara de angustia. Antes de poder explicarse, Franco se acerca a ella con paso decidido y el ceño fruncido. Por un momento duda si recibirá alguna clase de bofetón o reprimenda, pero, por el contrario, Franco la estrecha con cariño y la llena de besos, frotando su rostro contra el de ella.

—¿Estás bien? ¿A dónde fuiste? ¿Por qué te fuiste así? —pregunta Franco con el miedo amargo en su boca—. Creí que no te volvería a ver. Nunca me vuelvas a hacer esto… nunca. 

—Fui a la tumba de

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