26.

—Eres una monja, las monjas no pueden casarse. Además… ¿Cuánto tiempo llevas de conocerlo? En ese convento dudo que hubiera la oportunidad —insiste Mirna con desesperación—. Ninguna amenaza que te esté haciendo es suficiente, en verdad, créeme cuando te digo que yo te puedo ayudar. 

—Mirna, me escapaba del convento por las noches para poder estar con él. Cada decisión que tomé lo hice con plena conciencia. Me escapé ese día para poder casarnos y de seguro mi madre y mi hermana están nerviosas y llenas de miedo por cómo actué, pero… todo está bien. —Nora miente una vez más y retrocede hasta poder abrazarse al torso de Franco quien la recibe con cariño entre sus brazos. 

—Creí que habías cambiado, Nora… —dice Mirna con los hombros caídos y desilusionada—.

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