~~~ Un año después. Valery. ―A ver, como está la bebé―dice Maggie de manera juguetona, cuando carga entre sus brazos a mi pequeña Valery, quien tiene a penas dos meses de nacida. Puedo decir con mucho orgullo que ya llevo dos hijos, mi pequeño Curtis Dylan (el Dylan fue por mucha insistencia de su padre), y mi pequeña Valery Andrea (el Andrea es por un nombre que vi en una novela y se me quedó grabado), a los cuales amo con todo mi corazón. Tal parece que Dylan puso mucho empeño en nuestro siguiente hijo, justo antes de que se me ocurriera ir al ginecólogo, y es que creo que ella fue concebida en nuestro viaje a Guam, cuando estaba convencida de que no caería en sus brazos. ¡Ja! Pero, qué ilusa fui, porque si hay una cosa que nunca he podido negar es mi amor por él, a pesar de que me creía traicionada. Sin embargo, trataré de tomarme esto de tener hijos con más calma, así que estaré muy al pendiente de esa cita esta vez, y tomaré anticonceptivos al menos un par de años, cuando
ValerySerá mejor que no te encontremos, Valery, si es que aprecias tu vida.Me despierto muy asustada, todavía con la voz de Neil McCain en mi cabeza, y entonces, me doy cuenta de que hay un bebé llorando.― ¿Podrías ir a cubrir mi puesto en el hotel? ―me pide Maggie, angustiada, mientras trata de consolar a su pequeña hija―Eliana está enferma y no puedo ir y tuve que gastarme el dinero de la renta en medicinas, pero esta mañana vino el casero a cobrar y no han pagado―añade toda nerviosa―Amelie no me pagará si mi puesto no es cubierto hoy, así que, ve, ¿quieres?―Pero, es mi día libre―le digo, todavía pasándome la mano por los ojos y ahora la miro y me da pena por ella―está bien, iré―acepto su propuesta y veo el reloj― ¡qué tarde es! ―le digo y me levanto para arreglarme de inmediato.― ¡Apúrate, por favor, antes de que me eche por no ir! ―me suplica y tiene razón, porque nuestra jefa en el hotel, Amelie, es una mujer sin corazón.En cuanto llego al trabajo, voy directo a mi carrito
―Vaya, vaya, Dylan―se mofa del huésped―veo que no pudiste tomar el ferri a la isla.―Y yo pensé que ya estarías allá―le responde el tal Dylan―pero ya te puedes largar, que estoy ocupado―le dice molesto.― ¿Ocupado, como si estuvieras con una mucama en tu cuarto? ―le dice con burla―es que estoy viendo su carrito en el pasillo―añade y ahora sí que mi corazón se quiere salir de mi pecho.―Y eso a ti qué te importa―le espeta todo molesto y escucho sonreír a Neil.―Pues, lo que pasa es que me pareció conocida, eso es todo."Me reconoció", me digo y cierro la puerta aún más, para que no me vea.―Bueno, si vas a saludarla, ve y busca en la oficina de mucamas, no aquí en mi habitación―le sugiere y ahora se me cae el alma al piso, solo de pensar que Neil me vaya a buscar allá. ― ¿Estás seguro de que no está por aquí? ―inquiere todo burlesco―es que, como eres un mujeriego, a lo mejor la tienes en tu habitación y no quieres que lo sepa―le dice con sorna.―Sí, ya sé que has estado hablando acerc
― ¿Casarnos, señor Pemberton? ―le digo sorprendida― ¿no cree que esto es muy exagerado?―Exagerado, pero resuelve tu problema y el mío, de paso―dice con una sonrisa, lo cual me tiene consternada―y no va a ser por amor, que es mejor para ambos.— ¿Mi problema? —le digo, aunque no sé cómo esto va a resolver que Neil me siga buscando.—Cásate conmigo y te ayudaré a legalizar tu situación—indica y pone los ojos en blanco y ahora lo miro sacando una caja de su mesilla de noche.—Pero ¿qué hace? —le digo anonadada—no pretenderá que...—le digo, pero me interrumpe.―Ya tenía esto para hacer mejor el papel, y ahora lo podremos usar en serio―añade y me muestra dos alianzas y quedo pasmada, así que aprovecha el momento, para tratar de medirme un anillo de compromiso, pero lo detengo.—No, señor Pemberton, no haga eso—le digo y retiro mi mano de la suya—y ahora me retiro, porque no he terminado mi trabajo, y ya voy muy retrasada―añado y trato de irme, pero él se coloca delante de mí y casi me cho
Al día siguiente me levanto y me coloco mi mejor vestido, después de todo, una no se casa todos los días, aunque sea de mentira, así que me muevo a toda prisa para ir a la corte, donde debe estar esperándome mi futuro esposo falso. También hago una pequeña maleta con ropa suficiente para pasar el resto de la semana. ― ¿A dónde vas? ―me pregunta Maggie en cuanto me ve―no iras a trabajar así, ¿verdad? ―me dice y me señala de pie a cabeza mi traje, mi mejor vestido de coctel. ―No, hoy no trabajaré―le digo con una sonrisa―alguien me pidió que fuera hasta una isla hasta el domingo y eso es lo que haré. ― ¿A una isla? ¿sabes que eso puede ser peligroso? ―me dice preocupada―ahora siento miedo por ti, no vaya a ser que...―trata de decirme, pero la interrumpo. ―No es nada malo, iré a limpiar una gran mansión por allá, por eso me tomará todo ese tiempo―le aseguro y me voy, para que no me siga preguntando. Unos minutos después, estoy frente al señor Pemberton, quien me ve llegar al juzgado y
Entonces, siento que un escalofrío me recorre por todo el cuerpo, solamente de pensar que nos encontraremos a la sabandija esa a donde nos dirigimos. ¿Le tendré que confesar al señor Pemberton qué me une con Neil en realidad? Seguro que sí, porque es algo que saldrá a la luz tarde o temprano y es mejor que lo sepa por mí, en lugar de que Neil le dé su versión de la historia. Y ahora me pregunto por qué me interesa tanto que lo sepa, después de todo, solo lo conozco desde ayer. Pero la respuesta no se hace esperar en mi corazón, que se encuentra todo acelerado. No quiero que le hagan daño al señor Pemberton y mucho menos, alguien que me ha amenazado de muerte. ~~~ Luego llegamos al muelle y el chofer introduce la limosina en el ferri privado, mientras encuentro el valor para decirle. ―Debes cambiarte de ropa―me anuncia Dylan, justo cuando le voy a contar todo, así que supongo que esta verdad debe esperar un poco más y solo espero no encontrarme con mi hermanastro por el camino.
―Pues, sí, lo soy―le indico algo molesta y trago en seco.―Ya decía yo que había algo raro por aquí―me dice y hace un bufido―te he lanzado mi mejor armamento y no has caído en mis brazos―añade y yo pongo los ojos en blanco, porque es todo un arrogante.Entonces, empieza a colocarse sus pantalones delante de mí como si nada, así que pongo mi cara para otro lado, pero parece que él está disfrutando en la manera que estoy reaccionando.― ¿Te has puesto a pensar que a lo mejor debes ser la única mujer virgen de tu edad, Valery? ―se mofa esta vez de mí, lo que me enoja.―A lo mejor sea la única virgen de veinticuatro años, pero no soy del tipo de personas que anden por ahí buscando a ver quién me desvirga, solo por mi edad―le digo toda pagada de mí misma, como tenía mucho tiempo que no lo hacía.―Pues, no sabes lo que te estás perdiendo―señala y se acerca a mi oído con su cuerpo casi desnudo lo que me corta la respiración, pero trato de recomponerme.―Asumo que sí, que lo más probable es q
― ¿Te ocurre algo? ―inquiere Dylan, ya que he dejado de bailar, de lo atónita que he quedado al ver al hombre de mis pesadillas durante los últimos cinco años.Y es que me sentía muy relajada hasta hace cinco minutos, ya que me habían asegurado de que no estaría por aquí, sin embargo, asumo que tiene tantas ganas de conseguir el contrato como Dylan, quien se ha casado conmigo por lo legal, solo para tener su oportunidad.Entonces, me pregunto qué estará dispuesto a hacer Neil y las posibilidades solo me hacen temblar.―Iré al tocador, si no hay ningún inconveniente―le digo a Dylan y este asienta con la cabeza.Así que intento esconderme en uno de los pasillos, esperando a que Neil se vaya, pero no puedo, porque Nessim está detrás de mí con el ceño fruncido.― ¿Le ocurre algo malo? ―me dice extrañado, pero yo muevo la cabeza de lado a lado y sigo caminando, tratando de que no note que quería espiarlos.―Ya vuelvo―le digo al guardaespaldas, cuando estoy en la puerta de los tocadores, pe