― ¿Te ocurre algo? ―inquiere Dylan, ya que he dejado de bailar, de lo atónita que he quedado al ver al hombre de mis pesadillas durante los últimos cinco años.Y es que me sentía muy relajada hasta hace cinco minutos, ya que me habían asegurado de que no estaría por aquí, sin embargo, asumo que tiene tantas ganas de conseguir el contrato como Dylan, quien se ha casado conmigo por lo legal, solo para tener su oportunidad.Entonces, me pregunto qué estará dispuesto a hacer Neil y las posibilidades solo me hacen temblar.―Iré al tocador, si no hay ningún inconveniente―le digo a Dylan y este asienta con la cabeza.Así que intento esconderme en uno de los pasillos, esperando a que Neil se vaya, pero no puedo, porque Nessim está detrás de mí con el ceño fruncido.― ¿Le ocurre algo malo? ―me dice extrañado, pero yo muevo la cabeza de lado a lado y sigo caminando, tratando de que no note que quería espiarlos.―Ya vuelvo―le digo al guardaespaldas, cuando estoy en la puerta de los tocadores, pe
Sus palabras me hacen temblar de pie a cabeza y ahora me pregunto en donde se supone que está mi guardaespaldas.―No entiendo a lo que te refieres, Neil―le digo y él se acerca a mí de manera amenazante.― ¿Estás tratando de vengarte? ―me espeta cabreado, al tiempo que estrella su puño contra la pared―te lo advierto, Valery, si te has asociado con mi enemigo, me voy a encargar de que tú, Dylan y su negocio se vengan abajo―ruge cerca de mi oído y yo trato de apartar su cara de la mía.―Ya déjame en paz, Neil―chillo de miedo―no me interesas ni tú ni nada que tenga que ver contigo, así que ya te puedes largar de por aquí―le digo, pero entonces, veo cómo su presencia desaparece de mi cara.― ¡Deja a mi esposa en paz! ―le dice Dylan, quien lo tiene por el cuello y ahora lo ha puesto contra la pared.― ¡No le he hecho nada! ―le dice y entonces Dylan lo suelta y ambos se están midiendo con el ceño fruncido―pero esto no puede ser casualidad, que tú y ella estén confabulados en mi contra― le es
Me despierto escuchando el ronronear de alguien, mientras me encuentro acurrucada a un pecho y soy rodeada por unos brazos que me asen con firmeza.Y se sienten tan bien, aunque sé que está todo mal, así que trato de deshacerme de esos fornidos brazos, pero, en cuanto siente que me muevo, me llevan más cerca de su pecho, lo que hace que mi corazón palpite a mil por hora y escucho al señor Pemberton reírse.―Buenos días, Valery―me dice, con su aliento rozando mi oído― ¿has dormido bien? ―inquiere todo burlesco, pero no le respondo, en lugar de eso, trato de salir de sus brazos y su embrujo, pero no me lo permite.― ¿Buenos días? ¡señor Pemberton! ―le respondo toda sonrojada y molesta a la vez―pero, qué pretende con tenerme así―le digo enfurruñada.―Pues, no he sido yo, sino tú―me dice con socarronería.―Pero, usted me está abrazando―le señalo desconcertada―y estoy segura de no haberle pedido que me abrace―le añado y se ríe aún más―así que le ruego que me suelte.― ¿Estás segura? ―señal
― ¿Otra vez con eso? ―le digo toda molesta―no soy ninguna esposa falsa, mira―señalo y le entrego la identificación que me dieron en el juzgado―este es mi nombre legal, así que te agradezco que ni siquiera quieras ir por ese lado―le advierto y él observa sorprendido, mirándome con las cejas arqueadas y luego respira profundo.―Pues, sé de algunos lugares que se encargan de hacer buenas identificaciones falsas, por lo que sé―me suelta y yo le sonrío.Y vaya si lo sé, si yo uso una para cambiar mi cheque cada dos semanas, pero eso no viene al caso.―Pues, has lo que quieras, pero luego no te quejes, si te das cuenta de que te has puesto ha investigar por el gusto―le digo muy pagada de mí misma y es justo en el momento en que se aparece mi falso esposo.―Pero, miren a quién tenemos por aquí―le dice a mi hermanastro, al tiempo que me besa la coronilla―Neil McCain―le dice con sorna― ¿algo que se te haya perdido? ―observa, al tiempo que me toma de la cintura y me da un beso, pero esta vez en
―Eso se escucha como si no creyera que Dylan y yo estuviéramos casados, señor―le digo con algo de indignación.―Para nada, Valery―me dice y me guiña un ojo, lo cual tensa a Dylan a mi lado―estoy seguro de que él es capaz de todo, con tal de conseguir lo que quiere y si dice que están casados, lo creo, aunque habría que ver qué tan de verdad es ese matrimonio―asegura y ahora estoy confundida por sus palabras―sin embargo, él ha traído la mejor propuesta de todas, a pesar de todos los peros que pueda tener acerca de esa vida que dicen que llevas.―Te aseguro, Henry, que todos son rumores―le señala mi falso esposo, pero el señor Clarkson, lejos de estar molesto, lanza una carcajada que nos sorprende a todos.―En cambio, aquí tenemos a una gran promesa que viene desde el extranjero, para hablarnos de la calidad de sus zapatos, los cuales han sorprendido a todos los socios de este pequeño convivio anual―indica y Neil sonríe satisfecho, al igual que Amanda, que no puede disimular lo orgullos
―Pues, yo quisiera pensármelo un poco más―le responde Neil al señor Clarkson y este lo mira con el ceño fruncido, en tanto que Dylan me mira directamente a la cara, para saber mi reacción.De seguro que debe saber que no podrá lograr lo que se propone, si es que no estoy de acuerdo con todo esto y, en definitiva, no quisiera saber de nada que tenga que ver con Neil, quien ayer estuvo a punto de golpearme, solo porque pensaba que me había puesto de acuerdo con Dylan para tumbarle el negocio.Y no hay nada más lejano a la realidad que eso.―Supongo que tienes derecho a decidir si te vas a arriesgar a perderlo todo―le dice el señor Clarkson a Neil con una sonrisa―y eso es lo más sensato, después de todo, muy pocas personas entienden que si no arriesgas, no ganas―añade y levanta una ceja en su dirección―pero, está bien, les daré hasta mañana al medio día para que me digan que están de acuerdo, y si no lo están, le daré el contrato a su contrincante y es como si no hubiera pasado nada―le p
Y es cuando siento como si hubiera algo en mi pecho que se estuviera quebrando, cuando me doy cuenta de que está dispuesto a sacrificar todo de a de veras, incluyendo el querer estar conmigo, como si él también me estuviera rechazando.Entonces, me río de la ironía de que un hombre mujeriego como él, que tiene una apuesta sobre sus hombros acerca de cuánto tiempo tendrá que calmar sus bragas, ahora resulta que está dispuesto a rechazarme, considerando que soy la única opción que tendría.―Ese tampoco es el problema, señor Pemberton―le digo y a él se le iluminan los ojos y veo como vuelve a respirar, lo cual me hace sonreír―pero tiene que admitir que todo esto es muy extraño y que estar cerca de Neil tampoco es que ayude en todo este asunto, como se debe imaginar―le señalo y él ahora se ríe.― ¿Tanto miedo le tienes a ese cobarde? ―se burla de mí y se separa, como si la sombra de Neil le molestara.―Pues, si yo fuera tan alta y musculosa como usted, tampoco le tendría miedo―le recuerdo
Y es cuando reacciono ante todo lo que ha planeado, así que le hago señas a Nessim.―Por favor, usa ese aparato que tienes en el oído y habla con Selim para que detenga a Dylan―pido, en tanto que me levanto de la silla del bar y voy a paso apresurado hasta donde se encuentra mi falso esposo, quien está ahora inclinado cerca de su guardaespaldas, para escuchar lo que le está diciendo.Luego me mira y traga en seco, mientras yo le sonrío de oreja a oreja, como si estuviera de lo más feliz, viendo cómo se le van los ojos por esa ofrecida.―Oh, aquí te encuentro―le canturreo y él me mira y pone los ojos como platos―amor, me has dejado muy abandonada y ahora quiero bailar―le digo, al tiempo que miro a la que se supone era su novia―mucho gusto en conocerla, mi nombre es Valery Pemberton―me presento y le extiendo mi mano, la cual ella ve como si fuera un fierro ardiente.―Un placer en conocerla, señora Pemberton―me responde y mira para todos lados, porque tal parece que se ha dado cuenta que