― ¿Otra vez con eso? ―le digo toda molesta―no soy ninguna esposa falsa, mira―señalo y le entrego la identificación que me dieron en el juzgado―este es mi nombre legal, así que te agradezco que ni siquiera quieras ir por ese lado―le advierto y él observa sorprendido, mirándome con las cejas arqueadas y luego respira profundo.―Pues, sé de algunos lugares que se encargan de hacer buenas identificaciones falsas, por lo que sé―me suelta y yo le sonrío.Y vaya si lo sé, si yo uso una para cambiar mi cheque cada dos semanas, pero eso no viene al caso.―Pues, has lo que quieras, pero luego no te quejes, si te das cuenta de que te has puesto ha investigar por el gusto―le digo muy pagada de mí misma y es justo en el momento en que se aparece mi falso esposo.―Pero, miren a quién tenemos por aquí―le dice a mi hermanastro, al tiempo que me besa la coronilla―Neil McCain―le dice con sorna― ¿algo que se te haya perdido? ―observa, al tiempo que me toma de la cintura y me da un beso, pero esta vez en
―Eso se escucha como si no creyera que Dylan y yo estuviéramos casados, señor―le digo con algo de indignación.―Para nada, Valery―me dice y me guiña un ojo, lo cual tensa a Dylan a mi lado―estoy seguro de que él es capaz de todo, con tal de conseguir lo que quiere y si dice que están casados, lo creo, aunque habría que ver qué tan de verdad es ese matrimonio―asegura y ahora estoy confundida por sus palabras―sin embargo, él ha traído la mejor propuesta de todas, a pesar de todos los peros que pueda tener acerca de esa vida que dicen que llevas.―Te aseguro, Henry, que todos son rumores―le señala mi falso esposo, pero el señor Clarkson, lejos de estar molesto, lanza una carcajada que nos sorprende a todos.―En cambio, aquí tenemos a una gran promesa que viene desde el extranjero, para hablarnos de la calidad de sus zapatos, los cuales han sorprendido a todos los socios de este pequeño convivio anual―indica y Neil sonríe satisfecho, al igual que Amanda, que no puede disimular lo orgullos
―Pues, yo quisiera pensármelo un poco más―le responde Neil al señor Clarkson y este lo mira con el ceño fruncido, en tanto que Dylan me mira directamente a la cara, para saber mi reacción.De seguro que debe saber que no podrá lograr lo que se propone, si es que no estoy de acuerdo con todo esto y, en definitiva, no quisiera saber de nada que tenga que ver con Neil, quien ayer estuvo a punto de golpearme, solo porque pensaba que me había puesto de acuerdo con Dylan para tumbarle el negocio.Y no hay nada más lejano a la realidad que eso.―Supongo que tienes derecho a decidir si te vas a arriesgar a perderlo todo―le dice el señor Clarkson a Neil con una sonrisa―y eso es lo más sensato, después de todo, muy pocas personas entienden que si no arriesgas, no ganas―añade y levanta una ceja en su dirección―pero, está bien, les daré hasta mañana al medio día para que me digan que están de acuerdo, y si no lo están, le daré el contrato a su contrincante y es como si no hubiera pasado nada―le p
Y es cuando siento como si hubiera algo en mi pecho que se estuviera quebrando, cuando me doy cuenta de que está dispuesto a sacrificar todo de a de veras, incluyendo el querer estar conmigo, como si él también me estuviera rechazando.Entonces, me río de la ironía de que un hombre mujeriego como él, que tiene una apuesta sobre sus hombros acerca de cuánto tiempo tendrá que calmar sus bragas, ahora resulta que está dispuesto a rechazarme, considerando que soy la única opción que tendría.―Ese tampoco es el problema, señor Pemberton―le digo y a él se le iluminan los ojos y veo como vuelve a respirar, lo cual me hace sonreír―pero tiene que admitir que todo esto es muy extraño y que estar cerca de Neil tampoco es que ayude en todo este asunto, como se debe imaginar―le señalo y él ahora se ríe.― ¿Tanto miedo le tienes a ese cobarde? ―se burla de mí y se separa, como si la sombra de Neil le molestara.―Pues, si yo fuera tan alta y musculosa como usted, tampoco le tendría miedo―le recuerdo
Y es cuando reacciono ante todo lo que ha planeado, así que le hago señas a Nessim.―Por favor, usa ese aparato que tienes en el oído y habla con Selim para que detenga a Dylan―pido, en tanto que me levanto de la silla del bar y voy a paso apresurado hasta donde se encuentra mi falso esposo, quien está ahora inclinado cerca de su guardaespaldas, para escuchar lo que le está diciendo.Luego me mira y traga en seco, mientras yo le sonrío de oreja a oreja, como si estuviera de lo más feliz, viendo cómo se le van los ojos por esa ofrecida.―Oh, aquí te encuentro―le canturreo y él me mira y pone los ojos como platos―amor, me has dejado muy abandonada y ahora quiero bailar―le digo, al tiempo que miro a la que se supone era su novia―mucho gusto en conocerla, mi nombre es Valery Pemberton―me presento y le extiendo mi mano, la cual ella ve como si fuera un fierro ardiente.―Un placer en conocerla, señora Pemberton―me responde y mira para todos lados, porque tal parece que se ha dado cuenta que
Entonces, recuerdo todas las humillaciones que recibí durante toda mi adolescencia por parte de este perfecto tarugo, quien solo se la pasaba burlándose de mí, haciéndome sentir menos, al igual que su madre, quien me humillaba, cada vez que podía.Ellos se encargaban de burlarse de los dos novios que tuve en la secundaria, llevándoles chismes a mi padre, quien se encargaba de correrlos.Y nunca entendí por qué era que hacían ese tipo de cosas, si yo nunca me metí con ellos, a pesar de que podía hacerlo, ya que mi padre me idolatraba como a su mayor tesoro.Pero creo que es hora de devolvérsela.―Y eso a ti qué te importa―le espeto cabreada―además, por la razón que sea, él y yo somos una pareja―le digo y le sonrío con sorna―y si esto es una manera de tratar de jugar con mi mente, pues, no mi interesa lo que vendes, y ya estoy cansada de bailar, porque ya me duelen los pies―le señalo, tratando de deshacerme de su abrazo nuevamente, pero parece que lo está disfrutando, y sin embargo, no
Entonces, me doy cuenta de que llorar no vale la pena y, peor aún, alguien puede notarlo, sobre todo, porque mi flamante esposo se encuentra en otra terraza, besándose con su amante. Además, no es que él sea mi esposo de verdad, porque ha contratado mis servicios y yo tengo que cumplir, después de todo, ya me ha pagado por adelantado. Así que me voy de inmediato a mi habitación, la cual se encuentra vacía, así que supongo que el beso de Dylan con la piruja esa debe haber resultado en algo más, después de todo, ellos sí que son amantes, no como él y yo, que solo estamos fingiendo. Y es cuando aprovecho para darme un baño y colocarme la piyama, ya que mañana es el último día de toda esta charada y ya me podré regresar a mi casa, a ver cómo se encuentra Eliana, quien tenía fiebre hace poco, además de contarle la verdad a Maggie, ya que habré dejado mi historia con el señor Pemberton atrás. ―Te busqué en el salón y no te encontré―dice Dylan, cuando salgo de la ducha―me contaron que est
―Creo que es hora de que nos preparemos para desayunar, señor―le digo y trago en seco, pero él se levanta y me choco con su pecho y luego lo miro a la cara y él me sonríe y luego, baja sus labios hasta mi oído. ―En serio, Valery, tienes todo lo que quiero―me susurra y sus brazos me rodean la cintura, al tiempo que deposita un delicado beso en mi mejilla―esto puede ser de verdad, que seas mi esposa y que tengas derecho a todo lo que poseo―me tienta y levanto mi cara y él aprovecha para darme un beso delicado en mi boca, pero enseguida, bajo mi cara, quedando con el calor de su pecho cubriéndome. Y por un glorioso instante, me siento tan tentada en tener a mi lado a un hombre guapo, adinerado y atento, con un montón de casas y recursos, viajes a donde yo quiera y todos los caprichos que me dé la gana. Pero luego, pienso en algo más. ― ¿Qué pasó exactamente con Anya? ―le digo y resopla por la nariz y se separa de mí. ― ¿Qué quieres saber sobre ella? ―me devuelve la pregunta y yo le s