Y es cuando siento como si hubiera algo en mi pecho que se estuviera quebrando, cuando me doy cuenta de que está dispuesto a sacrificar todo de a de veras, incluyendo el querer estar conmigo, como si él también me estuviera rechazando.Entonces, me río de la ironía de que un hombre mujeriego como él, que tiene una apuesta sobre sus hombros acerca de cuánto tiempo tendrá que calmar sus bragas, ahora resulta que está dispuesto a rechazarme, considerando que soy la única opción que tendría.―Ese tampoco es el problema, señor Pemberton―le digo y a él se le iluminan los ojos y veo como vuelve a respirar, lo cual me hace sonreír―pero tiene que admitir que todo esto es muy extraño y que estar cerca de Neil tampoco es que ayude en todo este asunto, como se debe imaginar―le señalo y él ahora se ríe.― ¿Tanto miedo le tienes a ese cobarde? ―se burla de mí y se separa, como si la sombra de Neil le molestara.―Pues, si yo fuera tan alta y musculosa como usted, tampoco le tendría miedo―le recuerdo
Y es cuando reacciono ante todo lo que ha planeado, así que le hago señas a Nessim.―Por favor, usa ese aparato que tienes en el oído y habla con Selim para que detenga a Dylan―pido, en tanto que me levanto de la silla del bar y voy a paso apresurado hasta donde se encuentra mi falso esposo, quien está ahora inclinado cerca de su guardaespaldas, para escuchar lo que le está diciendo.Luego me mira y traga en seco, mientras yo le sonrío de oreja a oreja, como si estuviera de lo más feliz, viendo cómo se le van los ojos por esa ofrecida.―Oh, aquí te encuentro―le canturreo y él me mira y pone los ojos como platos―amor, me has dejado muy abandonada y ahora quiero bailar―le digo, al tiempo que miro a la que se supone era su novia―mucho gusto en conocerla, mi nombre es Valery Pemberton―me presento y le extiendo mi mano, la cual ella ve como si fuera un fierro ardiente.―Un placer en conocerla, señora Pemberton―me responde y mira para todos lados, porque tal parece que se ha dado cuenta que
Entonces, recuerdo todas las humillaciones que recibí durante toda mi adolescencia por parte de este perfecto tarugo, quien solo se la pasaba burlándose de mí, haciéndome sentir menos, al igual que su madre, quien me humillaba, cada vez que podía.Ellos se encargaban de burlarse de los dos novios que tuve en la secundaria, llevándoles chismes a mi padre, quien se encargaba de correrlos.Y nunca entendí por qué era que hacían ese tipo de cosas, si yo nunca me metí con ellos, a pesar de que podía hacerlo, ya que mi padre me idolatraba como a su mayor tesoro.Pero creo que es hora de devolvérsela.―Y eso a ti qué te importa―le espeto cabreada―además, por la razón que sea, él y yo somos una pareja―le digo y le sonrío con sorna―y si esto es una manera de tratar de jugar con mi mente, pues, no mi interesa lo que vendes, y ya estoy cansada de bailar, porque ya me duelen los pies―le señalo, tratando de deshacerme de su abrazo nuevamente, pero parece que lo está disfrutando, y sin embargo, no
Entonces, me doy cuenta de que llorar no vale la pena y, peor aún, alguien puede notarlo, sobre todo, porque mi flamante esposo se encuentra en otra terraza, besándose con su amante. Además, no es que él sea mi esposo de verdad, porque ha contratado mis servicios y yo tengo que cumplir, después de todo, ya me ha pagado por adelantado. Así que me voy de inmediato a mi habitación, la cual se encuentra vacía, así que supongo que el beso de Dylan con la piruja esa debe haber resultado en algo más, después de todo, ellos sí que son amantes, no como él y yo, que solo estamos fingiendo. Y es cuando aprovecho para darme un baño y colocarme la piyama, ya que mañana es el último día de toda esta charada y ya me podré regresar a mi casa, a ver cómo se encuentra Eliana, quien tenía fiebre hace poco, además de contarle la verdad a Maggie, ya que habré dejado mi historia con el señor Pemberton atrás. ―Te busqué en el salón y no te encontré―dice Dylan, cuando salgo de la ducha―me contaron que est
―Creo que es hora de que nos preparemos para desayunar, señor―le digo y trago en seco, pero él se levanta y me choco con su pecho y luego lo miro a la cara y él me sonríe y luego, baja sus labios hasta mi oído. ―En serio, Valery, tienes todo lo que quiero―me susurra y sus brazos me rodean la cintura, al tiempo que deposita un delicado beso en mi mejilla―esto puede ser de verdad, que seas mi esposa y que tengas derecho a todo lo que poseo―me tienta y levanto mi cara y él aprovecha para darme un beso delicado en mi boca, pero enseguida, bajo mi cara, quedando con el calor de su pecho cubriéndome. Y por un glorioso instante, me siento tan tentada en tener a mi lado a un hombre guapo, adinerado y atento, con un montón de casas y recursos, viajes a donde yo quiera y todos los caprichos que me dé la gana. Pero luego, pienso en algo más. ― ¿Qué pasó exactamente con Anya? ―le digo y resopla por la nariz y se separa de mí. ― ¿Qué quieres saber sobre ella? ―me devuelve la pregunta y yo le s
― ¿Zapatos LX? ―le digo toda sorprendida― ¿usted piensa darme la empresa que maneja Neil y su madre? ―le recalco anonadada―pero ¿no se supone que ese es el premio de la apuesta? ―le recuerdo y él suelta una carcajada.―Pero estoy seguro de que tú la quieres más que nada―me dice con una ceja levantada― ¿no es cierto, Valery? ―me señala y yo trago en seco.―Si lo que me está preguntando es si prefiero quedarme con el legado de mi familia, en lugar de que esos dos malditos lleven a la quiebra a la empresa que mi padre tanto tiempo le invirtió, la respuesta es sí―le respondo y trago en seco―sin embargo, estoy segura de que usted es un gran empresario y los zapatos que mi padre hacía son muy buenos―le señalo y él se ríe de mi comentario.―No, no me interesa esa empresa―me indica con una sonrisa―ya me ganaré el contrato y el ser un socio permanente en el consorcio de los Clarkson―me confiesa, pero sigo sin salir de mi estupor.―Pero, es que es mucho―le confieso―me daría la oportunidad de se
―Y yo creía que usted quería que ganáramos este todo o nada, señor Clarkson―le digo de lo más risueña, tomándome del brazo de mi esposo falso, tratando de disipar esa pequeña duda que tiene nuestro anfitrión. ―Yo quiero muchas cosas, debo admitir―me dice con una sonrisa―y quisiera tenerlas todas, como te imaginarás―asegura y yo pongo los ojos en blanco. ―Y no lo dudo, después de todo, usted sale ganando en esta contienda, como quiera que lo mire―le señalo y miro a su hombre tomando las apuestas. ―Pues, eso es solo para ponerle sazón a este caldo que vendrían a preparar tu esposo y tu hermanastro―me dice con una ceja levantada―algo que pondrá más presión en esta pequeña rivalidad―indica, pero creo que se está equivocando en algo, en la proporción de la competencia, puesto que para Dylan como para Neil, esto no es ningún juego. Pero, hay algo más que le debo decir. ―Y, sin embargo, siento que debería sentirme ofendida―le digo con una afectación fingida―después de todo, ha puesto tod
Dylan se nota bastante inquieto, como si algo dentro de todo esto le molestara. Así que nos dirigimos a los jardines, en compañía de los guardaespaldas, quienes están al pendiente de que nadie nos escuche. ―Tal parece que todo esto suena a una gran trampa―me dice todo ofuscado―quieren que vaya a vivir en una especie de villa, en la cual viven los más prominentes socios―me revela y ahora trago en seco. ―Eso significa que usted y yo debemos…―trato de decir, pero él me interrumpe. ―Vivir en el mismo lugar que ese montón de cotillas―me responde y yo quedo pasmada. ―Ese montón de mujeres solo les interesa meterse en la vida de los demás―le digo asombrada. ―Así es y es por eso por lo que necesito que aceptes mi propuesta―me dice y creo que aceptaré, pero hay algo que tengo que solicitar, además. ―Sé que está dispuesto a todo y es por eso por lo que le debo solicitar algo más―le indico y él me sonríe―hay una persona que me cuida y yo estoy pendiente de ella, por lo que me gustaría que l