Esperaba sentaba en la cama, sus ojos marrones fijos en la puerta y cierta incertidumbre que la agobiaba, sintiendo que había hecho algo muy malo al salir de su habitación la noche anterior para acudir al llanto de la niña.
Ahora sería su niñera, ¿no se supone que ella tenía que hacer todo lo contrario a eso? Fue lo que le dijo Vincent. Y ahora parecía que ella hizo todo lo contrario.
Cuando la puerta de la habitación se abrió, Nerea se incorporó de un salto, dejando sus manos sobre su pecho cuando vio la figura de Vincent entrar por la puerta.
Sin darle tiempo a pensárselo, corrió hacia él y lo abrazó, se sujetó a su hombro, derramando un par de lágrimas. Se sentía aliviada de verlo, era como si un ángel salvador llegara en ese momento.
—Pero ¿qué fue lo que hiciste? —preguntó él. Ella soltó un gimoteo para después apartarse.
—No lo sé, no hice nada. Escuché una niña llorar y fui hacia ella, a la mañana siguiente ya él me decía que era su niñera. No hice nada. No quería que pasara esto, pero él dijo que sería así y no es como que pueda negarme o decidir lo que pasará conmigo. Es lo que él ha decidido. ¿Puedes ayudarme?
—Dirígete a él con respeto—le sugirió Vincent.
—Lo siento. El señor Ivanov me dijo que ahora era la niñera de su hija.
—Ahora no podré ayudarte, Nerea. —Sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas cuando él dijo eso—. A menos que le demuestres que eres una mala niñera, que no te llevarás bien con su hija. Y cuando eso pase, yo estaré ahí para sacarte de aquí. Es lo único que puedo hacer ahora.
—¿Y cuándo eso pase a dónde me llevarás? —necesitaba tener la certeza de que Vincent la iba a llevar a un lugar mejor cuando ya Vasily viera que ella no era una buena niñera.
—A un lugar mejor, obviamente. Un lugar donde no estés cerca de Vasily.
Era muy ingenua, tenía en la cabeza, gracias a Vincent, que aquel era un mal lugar y Vasily no cooperaba mucho para que ella creyera lo contrario.
—Dame unos días, veré qué puedo hacer. Por favor, sé paciente, haré todo lo que esté en mis manos. Haré que el señor Ivanov vea que no valgo para ser su niñera.
—Así me gusta. —Dejó sus manos en la cintura de ella y casi se acerca a besarla, pero Aisha interrumpió el acercamiento cuando entró a la habitación.
Vincent se alejó de inmediato para no alimentar rumores.
—Lamento interrumpir. El señor me ha pedido que le explique cosas a la nueva niñera.
—Desde luego. —Vincent caminó hacia la puerta, le dedicó una sonrisa a Nerea y luego salió de la habitación.
«Con él podré salir de aquí.» Pensó la joven.
Aisha comenzó a darle las indicaciones que les había dado a las demás niñeras que habían trabajado en la casa a lo largo de esas semanas, se sabía todo eso de memoria, pues ya lo había repetido más de diez veces y ninguna duraba tiempo significativo al lado de la niña. Era como si la pequeña Roxana los ahuyentara, después de todo tan solo quería ver a su madre.
Tenía la sensación de que Nerea podría aguantar un poco más, por la obvia cercanía que tenía con Vincent.
—Una cosa más. —Se acercó a la puerta para ya marcharse—. No puedes ir merodeando por la casa, tu espacio son los espacios que usa Roxana y son bastante limitados.
—¿Cuáles son esos espacios? —Preguntó Nerea para estar al tanto de dónde podría estar y cuáles eran los espacios prohibidos.
—Jardín, piscina, su habitación y otra que se habilitará esta misma tarde para que le enseñes el idioma, aunque el tuyo es pésimo. La prioridad es que ella aprenda ruso, no puede estar aquí sin saber comunicarse con nadie y es la hija del Pakhan, no lo olvides. Es importante que hable el idioma, pero dudo que contigo lo aprenda de manera correcta. Zorra extranjera.
—¿Zorra? —Aisha le dio la espalda y abrió la puerta, pero Nerea tenía algo más que quería saber—. Tengo una duda más. ¿Cómo…tengo que ser con ella? —Aisha entrecerró los ojos—. Me refiero, tengo que darle todo, ceder o ponerle condiciones y no mimarla. ¿Qué quieren que haga? —Nunca había sido niñera, poco había tratado con niños y menos con la hija de alguien tan peligroso como el Pakhan.
—El idioma es lo primero, que deje de llamar a su madre, porque aún no la encuentran y en cuanto a mimarla, te recomiendo que la hagas fuerte y no una niña malcriada y caprichosa o le irá mal en este lugar, en esta viva. Aquí los débiles no sobreviven, así sean hijos del Pakhan, la fortaleza es lo único que cuenta y ella solo es una niña llorona.
Nerea tragó, sin saber cómo tomarse ese comentario.
Solo era una niña, necesitaba a su madre.
—Aisha. ¿Podría preguntarte algo sobre el Pakhan? —Nerea caminó hacia la puerta y se quedó junto a Aisha. ¿Es que no se daba cuenta que ella no era agradable a los ojos de la mujer? —. Estoy aquí porque mi padrastro pagó una deuda conmigo y fui entregada al Pakhan. Pero hay algo que me angustia. Si es ser niñera, no le veo nada mal al trabajo, me inquieta que él u otro hombre pida mi cuerpo para tener sexo, antes se habló de ser una prostituta, pero no soy eso. Solo quiero saber si ser niñera implicará algo más—explicó, temiendo que Aisha no le dijera nada, está claro que no le agradaba Nerea.
—Por el Pakhan no te preocupes—dijo con seguridad—. Hasta el día de hoy no le he conocido una sola mujer en esta casa, jamás—no era de presumir sus conquistas, Vasily creía que una mujer solo era para complacerlo por unas pocas horas y luego no las necesitaba a su lado. Tenía una mujer a la que acudía algunas veces a la semana cuando más frustrado se sentía, pero en la mayoría de las ocasiones no tenían sexo, se acostaba en la cama mientras ella bailaba para él, y nada más. Aisha miraba a Nerea, sabiendo que con quien único su cuerpo peligraba, era con Vincent. Además, una niña asustada y flacuchenta no era ni de cerca el tipo de mujeres que le gustaban a su jefe. Lo había escuchado en algunas ocasiones admirando a mujeres y todas ellas era por su fortaleza, no sus tetas—. Si solo te pide ser la niñera, es lo que harás. Puede que quien te pida sexo sea otro. El Pakhan no está con niñas y tú eres una niña. —Abrió la puerta y se marchó.
Nerea se asomó a su ventana, no sabía si Aisha le estaba mintiendo, su plan era no confiar en nadie, pero estaba confiando en Vincent. ¿Debía confiar en él? ¿Y si solo se limitaba a hacer su trabajo?
[…]
En las sombras de su opulento dormitorio, Vasily Ivanov yace despierto, inquieto. La casa, vasta y silenciosa, respira con un ritmo solemne, pero el sueño le es esquivo. Es un hombre que ha construido su imperio sobre pilares de temor y lealtad, su rostro conocido solo por aquellos que nunca podrían vivir para contar su historia. Esta noche, sin embargo, sus pensamientos no rondan en negocios o enemigos, sino en la criatura más delicada que ha entrado en su vida: su hija, Roxana.
Roxana, fruto de un pasado que Vasily no recuerda, ha introducido una variable desconocida en su calculada existencia. Jamás estuvo en sus planes y llegó de la nada.
Levantándose, los pies de Vasily apenas hacen ruido sobre la lujosa alfombra mientras se dirige al cuarto de su hija. La puerta chirría levemente al abrirse, y el sonido parece resonar como un trueno en el silencio.
Allí, bajo la suave luz de la noche, Roxana duerme plácidamente, ajena a las tormentas que su presencia ha desatado en el corazón de su padre.
«Parece un ángel.» Piensa al mirarla antes de salir.
Vasily camina hacia la habitación de Nerea. Su mano, que ha firmado sentencias de muerte y sellado pactos bajo la mesa, se posa sobre el pomo y lo gira con delicadeza. La puerta se abre sin un sonido, revelando a Nerea sumida en el sueño.
Aquella imagen lo afecta de manera diferente a la de su hija.
En la penumbra, Vasily la observa. Su figura parece frágil en la inmensidad de la habitación asignada, su respiración es tranquila, su rostro un enigma sereno. Él se mueve con sigilo, cada paso un cálculo, cada movimiento una decisión ponderada. Al acercarse, un mechón de cabello cae sobre el rostro de Nerea, y él, impulsado por un instinto desconocido, lo retira suavemente.
«¿Qué coño estoy haciendo?»
Vasily se agacha junto a la cama, su figura imponente contrastando con la vulnerabilidad de la joven. Su mano, grande y curtida por años de poder, toca la mejilla de Nerea. El contacto es fugaz, pues ella se mueve, un simple gesto que lo hace retraerse. El temor de ser descubierto, de revelar una faceta de sí mismo que ni él comprende, lo empuja a retirarse apresuradamente.
De vuelta en su habitación, Vasily mira su mano, la misma que tocó a Nerea. La imagen de la niñera, su rostro pacífico y desconocido, se cuela en sus pensamientos mientras se recuesta en su cama.
En la oscuridad, el líder de la Bratva Ivanov enfrenta una intranquilidad que no proviene del peligro, sino de la desconocida que está en su casa.
Habían pasado tres semanas desde que llegó a esa casa y era la niñera de Roxana.Su vida no es que hubiera cambiado mucho, se movía por la mansión solo en cuatro habitaciones y en una sola dirección. Días tras días, la misma rutina.Podía ir al jardín, la sala de juegos y estudios de Roxana, la cocina y esas dos habitaciones.Más de la mitad de la casa no la conocía y tampoco podía husmear, Aisha siempre tenía los ojos sobre ella como si fuera una intrusa o un peligro y a donde sea que observaba había hombres vigilándola, no solo cuando estaba sola, también cuando iban fuera de la casa, en cada espacio había hombres pertenecientes a la seguridad de la casa.De vez en cuando se sentía muy agobiada por tantos hombres por toda la casa, tantos ojos sobre ella.Aquella seguridad se había visto aumentada desde que Roxana llegó allí.Su padre quería mantenerla segura y, en vista de que su madre aún no aparecía, Vasily siempre tenía un mal presentimiento al respecto.Nerea no lograba sentirse
En ocasiones, sus funciones lo mantenían lejos de su hogar. Cada día sin ver a su hija Roxana sabe que deja más distanciamiento entre ambos.Extiende dibujos de colores vivos hacia él, cada hoja un pequeño trozo de su mundo, todo una muestra de lo que él se pierde, momentos que no podrán volver con una infancia que… pasa muy deprisa.Vasily se esfuerza por articular palabras en un español torpe, consciente de la barrera que su limitado dominio del idioma impone entre él y su hija. La pequeña parece entender, sus ojos azules centellando con la emoción de tener a su padre cerca.Lo quiere, ella sí siente ese fuerte vínculo con él y lo extraña cada vez que no está.Finalmente, en un momento de calma, Vasily la abraza. La sostiene cerca, su mirada se posa sobre su rostro, observando los rasgos. El cabello rubio rizado de Roxana brilla bajo la luz, y él, con una ternura que rara vez se permite mostrar, acaricia suavemente su mejilla. Ella sonríe, un gesto puro y sin reservas que ilumina
Sentía que podía odiarlo, pero no se creía con los motivos suficientes para hacer eso.No sabía qué había pasado exactamente en aquella habitación, pero Nerea se sintió muy incómoda con ese acercamiento de él, comprobando que en ninguna circunstancia aquel hombre podía ser tierno y amable, mucho menos con ella.Estaba convencida que esa sonrisa con su hija fue más que fingida, algo a lo que tuvo que ceder en el momento, pero nada real, no podía ser real.Al salir del baño vio un vestido sobre su cama.Había tardado en la ducha porque estuvo llorando un rato, no escuchó cuando entraron a su habitación o dejaron aquel vestido.Miró que no hubiera nadie en la habitación y le puso seguro a la puerta, aferrando su mano derecha a la toalla que cubría su cuerpo.—¿Quién lo ha dejado aquí? Sin duda es para que lo use esta noche. —Lo tomó en sus manos para poder verlo bien.Era muy bello, notó que también era su talla.Revisó en su armario por si tenía unos zapatos adecuados, pero lo mejor que
La tercera botella de la noche fue abierta, el lugar se había quedado vacío y únicamente seguían ellos allí, más cinco hombres de Vasily. Se dio cuenta que a la joven le gustaban los dulces, porque se había pedido dos postres, de los cuales él no probó ni uno, pero que ella pareció disfrutar bastante.Aquella noche se había encargado de mirarla bastante bien y cuanto más lo hacía… más quería observarla.Nerea, relajada por las copas de vino que se había tomado, ya sentía como el caliente se asomaba a sus mejillas, el alcohol hacía su efecto y, lo que pareció comenzar como una noche tensa, se había convertido en un momento más relajado.Ya su cuerpo se sentía cómodo, es decir, podía hablar de lo que fuera porque el alcohol ayudaba a que no pensara las cosas con claridad, ni que les diera la importancia adecuada.Al inicio se lo pensó dos veces antes de tomar la copa frente a ella, no se sentía en posición de rechazarlo, estaban pasando una noche agradable, en donde luego de la cena sol
Cuando su dedo se hundió en ella y Nerea se retorció, restregándose sobre sus piernas y jadeando sin cesar, pese a que intentaba contenerse, pero el dedo de Vasily no le daba tregua.Vasily supo lo que su mente ya le decía desde semanas atrás cuando vio la vida tan mojigata que Nerea llevaba antes de ser la niñera de su hija.Era virgen.Lo era.No sabía cómo eso hacía sentir a Vasily, pero la mujer que tenía entre sus manos era virgen.Llevó su mano libre hasta su rostro, tocando los labios de la joven y ni por un segundo dejando de mover su dedo en su interior, incluso pensaba invitar a otro a la fiesta, aumentar el placer para hacerla gritar, no solo gemir.Ella mordió su dedo cuando lo sintió en su boca, clavando sus dientes en su piel, Vasily lo retiró para sujetar su rostro, elevándolo para observa. Llevó una mano hacia el techo del coche, encendiendo la luz que lo dejó ver el espectáculo que era aquella expresión, esas mejillas, el deseo, incluso el dolor.—Se…Señor…un poco más
Roxana recién se acaba de quedar dormida, había sido un día muy movido para las dos, uno de esos donde la niña no desea que los juegos terminen. Además de que deseaba que Nerea se quedara a dormir en su cama.Cuando Nerea entra a su habitación, lo que ve la desborda de inmediato. El suelo, antes visible y ordenado, ahora está cubierto de cajas, todas dispuestas con una precisión que bordea la ostentación. Sin embargo, la sorpresa inicial da paso a una comprensión más sombría cuando reconoce que estas cajas son un regalo de Vasily, un intento de compensar, de algún modo inexplicable, el vestido sin zapatos que le había entregado dos días atrás.Abre una caja y ve unos tacones de color rojo, sigue con otra y van cambiando los diseños, colores, formas, hay demasiadas cajas.Mira hacia la cama, le llama la atención las cajas más grandes que hay sobre ella, ¿también serán zapatos?Se acerca y abre la primera, pero su boca con asombro al ver que son vestidos, tan hermosos y elegantes como e
Pudo haberlos detenido, pero no lo hizo, dejó que Gleb y Alexei la tocaran. Se quedó viendo su miedo, escuchando sus sollozos y ver como temblaba y ellos jugaban con ella.¿Por qué de pronto intervendría? Eso no tenía sentido. ¿Por qué tendría que importarle una simple niñera? ¿Por qué debería tener una reacción ante una simple empleada que desobedeció la orden que se le dio de no salir de su habitación?Le suplicó con la mirada y él no la ayudó, vio sus lágrimas, pero eso no lo conmovió. Él les advirtió con Aisha que no salieran de la habitación. ¿Y justo ella va hacia donde ellos estaban? Ante los ojos de Vasily, Nerea se lo buscó.¿Desde cuándo movería un solo dedo para evitar cosas que pasaban todos los días?Él la tenía en la seguridad de su hogar, entonces ¿cómo demonio es que ella incluso en su casa puede meterse en problemas?«Maldita estúpida.» Se quedó allí solo mientras ellos salían, Vincent estaba en otro lugar, haciendo la entrega de las armas. Cada seis meses era igual,
Desde aquella noche, cuando Nerea lo besó impulsivamente, Vasily Ivanov ha estado evitando cualquier encuentro con ella. La decisión de trasladar a Nerea y a Roxana a otra casa fue una maniobra defensiva, una táctica fríamente calculada para proteger su propio equilibrio emocional y el control que ejerce sobre su entorno.Vasily es un hombre que entiende el poder y sus peligros; sabe que las distracciones, especialmente de la índole sentimental, pueden ser fatalmente debilitantes para alguien en su posición.Vasily se toca los labios, recordando el contacto fugaz pero cargado de significado. Aunque racionaliza que alejar a Nerea es lo mejor para mantener la claridad en su vida, una parte de él la añora, la desea cerca, contradiciendo su propia lógica y desafiando su dominio sobre sus emociones.Esta madrugada, sin embargo, encuentra a Vasily regresando a la casa, impulsado por un deseo que no quiere admitir pero que no puede ignorar. Camina por los pasillos oscuros, su figura imponent