Sentía que podía odiarlo, pero no se creía con los motivos suficientes para hacer eso.No sabía qué había pasado exactamente en aquella habitación, pero Nerea se sintió muy incómoda con ese acercamiento de él, comprobando que en ninguna circunstancia aquel hombre podía ser tierno y amable, mucho menos con ella.Estaba convencida que esa sonrisa con su hija fue más que fingida, algo a lo que tuvo que ceder en el momento, pero nada real, no podía ser real.Al salir del baño vio un vestido sobre su cama.Había tardado en la ducha porque estuvo llorando un rato, no escuchó cuando entraron a su habitación o dejaron aquel vestido.Miró que no hubiera nadie en la habitación y le puso seguro a la puerta, aferrando su mano derecha a la toalla que cubría su cuerpo.—¿Quién lo ha dejado aquí? Sin duda es para que lo use esta noche. —Lo tomó en sus manos para poder verlo bien.Era muy bello, notó que también era su talla.Revisó en su armario por si tenía unos zapatos adecuados, pero lo mejor que
La tercera botella de la noche fue abierta, el lugar se había quedado vacío y únicamente seguían ellos allí, más cinco hombres de Vasily. Se dio cuenta que a la joven le gustaban los dulces, porque se había pedido dos postres, de los cuales él no probó ni uno, pero que ella pareció disfrutar bastante.Aquella noche se había encargado de mirarla bastante bien y cuanto más lo hacía… más quería observarla.Nerea, relajada por las copas de vino que se había tomado, ya sentía como el caliente se asomaba a sus mejillas, el alcohol hacía su efecto y, lo que pareció comenzar como una noche tensa, se había convertido en un momento más relajado.Ya su cuerpo se sentía cómodo, es decir, podía hablar de lo que fuera porque el alcohol ayudaba a que no pensara las cosas con claridad, ni que les diera la importancia adecuada.Al inicio se lo pensó dos veces antes de tomar la copa frente a ella, no se sentía en posición de rechazarlo, estaban pasando una noche agradable, en donde luego de la cena sol
Cuando su dedo se hundió en ella y Nerea se retorció, restregándose sobre sus piernas y jadeando sin cesar, pese a que intentaba contenerse, pero el dedo de Vasily no le daba tregua.Vasily supo lo que su mente ya le decía desde semanas atrás cuando vio la vida tan mojigata que Nerea llevaba antes de ser la niñera de su hija.Era virgen.Lo era.No sabía cómo eso hacía sentir a Vasily, pero la mujer que tenía entre sus manos era virgen.Llevó su mano libre hasta su rostro, tocando los labios de la joven y ni por un segundo dejando de mover su dedo en su interior, incluso pensaba invitar a otro a la fiesta, aumentar el placer para hacerla gritar, no solo gemir.Ella mordió su dedo cuando lo sintió en su boca, clavando sus dientes en su piel, Vasily lo retiró para sujetar su rostro, elevándolo para observa. Llevó una mano hacia el techo del coche, encendiendo la luz que lo dejó ver el espectáculo que era aquella expresión, esas mejillas, el deseo, incluso el dolor.—Se…Señor…un poco más
Roxana recién se acaba de quedar dormida, había sido un día muy movido para las dos, uno de esos donde la niña no desea que los juegos terminen. Además de que deseaba que Nerea se quedara a dormir en su cama.Cuando Nerea entra a su habitación, lo que ve la desborda de inmediato. El suelo, antes visible y ordenado, ahora está cubierto de cajas, todas dispuestas con una precisión que bordea la ostentación. Sin embargo, la sorpresa inicial da paso a una comprensión más sombría cuando reconoce que estas cajas son un regalo de Vasily, un intento de compensar, de algún modo inexplicable, el vestido sin zapatos que le había entregado dos días atrás.Abre una caja y ve unos tacones de color rojo, sigue con otra y van cambiando los diseños, colores, formas, hay demasiadas cajas.Mira hacia la cama, le llama la atención las cajas más grandes que hay sobre ella, ¿también serán zapatos?Se acerca y abre la primera, pero su boca con asombro al ver que son vestidos, tan hermosos y elegantes como e
Pudo haberlos detenido, pero no lo hizo, dejó que Gleb y Alexei la tocaran. Se quedó viendo su miedo, escuchando sus sollozos y ver como temblaba y ellos jugaban con ella.¿Por qué de pronto intervendría? Eso no tenía sentido. ¿Por qué tendría que importarle una simple niñera? ¿Por qué debería tener una reacción ante una simple empleada que desobedeció la orden que se le dio de no salir de su habitación?Le suplicó con la mirada y él no la ayudó, vio sus lágrimas, pero eso no lo conmovió. Él les advirtió con Aisha que no salieran de la habitación. ¿Y justo ella va hacia donde ellos estaban? Ante los ojos de Vasily, Nerea se lo buscó.¿Desde cuándo movería un solo dedo para evitar cosas que pasaban todos los días?Él la tenía en la seguridad de su hogar, entonces ¿cómo demonio es que ella incluso en su casa puede meterse en problemas?«Maldita estúpida.» Se quedó allí solo mientras ellos salían, Vincent estaba en otro lugar, haciendo la entrega de las armas. Cada seis meses era igual,
Desde aquella noche, cuando Nerea lo besó impulsivamente, Vasily Ivanov ha estado evitando cualquier encuentro con ella. La decisión de trasladar a Nerea y a Roxana a otra casa fue una maniobra defensiva, una táctica fríamente calculada para proteger su propio equilibrio emocional y el control que ejerce sobre su entorno.Vasily es un hombre que entiende el poder y sus peligros; sabe que las distracciones, especialmente de la índole sentimental, pueden ser fatalmente debilitantes para alguien en su posición.Vasily se toca los labios, recordando el contacto fugaz pero cargado de significado. Aunque racionaliza que alejar a Nerea es lo mejor para mantener la claridad en su vida, una parte de él la añora, la desea cerca, contradiciendo su propia lógica y desafiando su dominio sobre sus emociones.Esta madrugada, sin embargo, encuentra a Vasily regresando a la casa, impulsado por un deseo que no quiere admitir pero que no puede ignorar. Camina por los pasillos oscuros, su figura imponent
El coche estaba estacionado frente a la gran casa, el motor en marcha, listo para llevar a Nerea y a Roxana lejos de todo lo que conocían. Roxana, con los ojos inundados de lágrimas, sollozaba desconsoladamente, incapaz de comprender por qué debían alejarse de su padre, de su hogar. Nerea, sentada junto a ella, compartía el dolor de la niña, aunque sus razones eran más complejas, tejidas con hilos de arrepentimiento y culpa.Nerea aún conservaba la esperanza, por mínima que fuera, de que Vasily apareciera en la puerta, ofreciendo una despedida, un cierre a las semanas intensas y emocionalmente turbulentas. Sus ojos no dejaban de mirar hacia la entrada de la casa, buscando la figura de Vasily, deseando verlo una última vez. Pero no hubo movimiento, ninguna señal de él; la puerta permaneció cerrada, un umbral silencioso y definitivo.Con un suspiro resignado, el conductor puso el coche en movimiento. Las ruedas crujieron contra la grava del camino, cada metro que recorrían alejándolas m
Egor Petrov, el Pakhan de una facción rival, era un hombre cuya reputación lo precedía con cada paso que daba. Vestido de manera impecable, con guantes negros de cuero cubriendo sus manos quemadas, Egor observaba con una calma glacial mientras sus hombres escoltaban a Nerea hacia él.Nerea, aterrada, intentaba mantener la dignidad, pasaba junto a Egor, escoltada firmemente por dos hombres robustos. Sus ojos se encontraron brevemente con los de Egor. Había un miedo en los de ella que necesitaba ocultar, pero los temblores de su cuerpo la delataban.Egor no movió un músculo mientras observaba cómo se llevaban a Nerea. Su rostro permanecía imperturbable, la mente trabajando con la precisión de un reloj suizo. Sabía que este acto de audacia, el secuestro de Nerea sería visto como una declaración de guerra por Vasily Ivanov, una provocación que no quedaría sin respuesta.—Llévala con Mike, que cure sus heridas y la ponga al tanto de su actual situación.Tan pronto como Nerea y sus captores