¿Qué te llevó a escribir esta historia?
Una pregunta que tiene muchas respuestas.
Me gustaría decir que es producto de mi imaginación, que en un mundo fantástico pueden existir este tipo de dolores.
Dolores que no son físicos, dolores que se curan con una pastilla o simplemente dolores que se pueden evitar, pero no es así.
Perdí muchas personas en mi vida.
Gracias a Dios nunca un hermano, pero perdí a la única persona que yo necesito hoy en día en mi vida, porque no he podido encontrar un reemplazo para ella.
Mi mamá era mi todo.
Amiga, hermana, confidente, esa persona que no necesita palabras, con una sola mirada lograbas más que con una discusión de horas.
Siempre me costó llegar a las personas, soy una introvertida con muchos problemas de autoestima, pero mi mamá siempre lograba sacar lo mejor de mi.
¿Saben lo importante que es decirle a alguien que lo que hizo está bueno?
¿Un chiste, un regalo o simplemente una tarea completada?
Hoy en día no tengo esto.
Cuando ustedes, las personas lindas y bellas que leen mis alocadas y fantásticas historias me comentan cosas como:
"Me encanto tu libro"
"Hermosa historia"
"Quiero leer más"
Me lleno de vida.
Literal.
Que triste que se lee esto, pero no estoy intentando dar lástima, no me malinterpreten.
Los duelos son diferentes para todos y el mio recién este año empezó a progresar.
Hace casi siete años mi mamá falleció, luchando contra una enfermedad de m****a que no se la deseo a nadie.
Hace pocos meses logré ver una foto de ella sin llorar.
Así de lento es mi duelo.
Escribí sobre Mary haciéndola ver como una persona de utopía, perfecta, amable, adorable en todos los aspectos, ¿exagere? No lo creo, porque sé que existen personas así.
Mi mamá era así.
Lo que no tenía te lo daba, no era una persona inteligente o estudiada, pero le gustaba dejar volar su imaginación y me enseño a hacer lo mismo.
Mis hermanos dicen que junto cosas, que soy una acumuladora.
Yo solamente dejo volar mi imaginación y donde la gente ve basura, yo veo un objeto que podría ir al lado de la tele.
Ella veía en mí la realidad, no tenía una idea errónea de quién o cómo era.
Lo repito, con una simple mirada nos comunicabamos.
Quería escribir algo que tuviera esto, que fuera real y aunque es utópica la relación de Marcus con Jane no creo que sea imposible encontrar a alguien que cambie el dolor por algo más.
Nosotros mismos podemos hacerlo.
La metáfora de "los regalos debajo del árbol" es algo que puse en práctica desde que la perdí.
Tengo muchos familiares, una familia enorme realmente, pero nunca me sentí cercana a alguien más, como dije antes soy introvertida y es difícil socializar con personas que no tienen un interés real en conocerte, pero siempre tuve regalos debajo del árbol.
Mi mamá a pesar de los problemas o las dificultades que tuviera la familia siempre era la que organizaba las reuniones familiares, ella siempre hacia de mediadora entre los que no se llevaban bien.
Me costó mucho entender porqué hacía eso.
Mi mamá a pesar de todo disfrutaba de sus regalos.
Yo intento hacer lo mismo.
Ya no espero encontrar a mi igual, no porque sea imposible sino más bien porque estoy bien conmigo misma.
El autoestima es algo muy frágil, a veces una simple frase te lo puede desmoronar.
Por eso espero que al leer esto entiendas que no todas las personas que sonríen o se ríen a carcajadas están bien, no todos los que se callan tienen problemas.
No somos todos iguales, no todos necesitamos estar con la energía por los cielos.
Algunos necesitamos espacio, otros queremos gritar y otros solamente queremos tranquilidad.
Sea cual sea tu caso, sea cual sea tu problema, déjame decirte que la vida es como es, algunos tenemos la suerte de nacer en una familia donde no te falte nada nunca y otros nacemos en una casa humilde donde se come lo que se puede cuando se puede.
Pero hay un poder superior sobre nosotros, llámalo como quieras, yo lo llamo Dios y sé que él no nos hace mal porque es malo, nos pone luchas y pruebas porque sabe que podemos superarlas.
No hago esto para evangelizar.
Es lo que a mi me funciono.
Encontrá lo que te funcione a vos, pero no te quedes.
Disfruta de tus regalos, a tu tiempo y energía.
Ellos van a estar ahí esperandote, porque santa siempre deja regalos debajo del árbol.
*Jane* Grito su nombre una y otra vez. Ella ya no despierta. La sacudo gritando. La desesperación me inunda hasta que logró salir de la pesadilla. Me despierto completamente sudada. Me tiré nuevamente en la cama y abracé la almohada. Mary ya no está y soñar todas las noches con ella me está enloqueciendo. No son sueños bonitos, no escucho su risa, no la oigo tararear esas horribles canciones de comerciales, ella ya no volverá a explicarme porque es mejor comer las distintas frutas en horarios específicos. Tengo pesadillas.<
*Marcus* Esa sensación de hormigueo me siguió hasta que llegamos al piso donde se encontraba la oficina de Jane. En el camino me fue explicando las distintas áreas del complejo, desde el área de recreación de los empleados, hasta el comedor de bajo costo y la guardería. Uno de los más grandes de la ciudad, donde no solo se cuidaba al empleado sino también se cuidaba la ecología, ya que ochenta por ciento de la energía del complejo era creada por energía solar, gracias a un sistema de última generación de paneles solares instalados en los techos del complejo. Por no decir el mayor de ellos y el más importante, Industrias Harrison era una de las empresas más importantes del país, teniendo otros complejos alrededor del país y en otros paises tambien, pero aquí estaba la
*Jane* Eli se encontraba en la cocina del piso. El espacio contaba con todo lo necesario para preparar comida si fuera necesario. Ella estaba con los auriculares y tarareaba una canción. Moleste su visual para que me prestara atención, ya que ni siquiera se dio cuenta que había entrado. La sonrisa que apareció en su rostro no me gustó. —No. Ella no dejó de sonreír. —Jane, él es increíble. Esa sonrisa eran falsas esperanzas. Marcus y yo no tendríamos ese ni ningún tipo de relación que
*Marcus* La reunión con Jane y Eli terminó bastante bien. Avanzamos con algunos puntos. Cuando estuvimos a solas pregunté a Bernard que era esa mirada hacia la hobbit y él solo me dijo que era privado. —¿Privado significa látigos y cadenas? Él se rió y me golpeó la espalda. La pequeña Eli no se veía como ese tipo de mujer, pero Bernard tenía un tercer ojo para identificarlas. Espero que no haya puesto ese ojo sobre mí Jane. ¡Carajo! Descarte ese sentimiento de propiedad sobre ella de inmediato. *Jane* Al abrir los ojos vi la cara de Eli muy de cerca, me aleje de ella y me di cuenta que sonreía. Estaba en una habitación desconocida. Bueno desconocida hasta que desperte por completo y recorde que habia tenido sexo con mi nuevo jefe. Y también había dormido en su cama. Cama que ahora ocupaba, con Eli muy cerca también. Cuando me di cuenta que las posibilidades eran muy altas toqué mi panza. ¿Habían pasado veinticuatro horas? ¿Ya era posible afirmarlo? Me golpeé mentalmente por esa idea. —Quiero ir a casa Eli. Comienzan por pequeñas cosas
*Marcus* Jane comenzó a llorar de forma descontrolada. Ian entró en la habitación y me corrió de su lado. La abrazó pegandola a él. Eso no fue lo peor. El dolor de los gritos me partió el alma. Jamás había tenido esta sensación. No se que me pasó, pero en ese mismo instante en que la vi así me lo prometí. Borraría ese dolor de ella. No importa cuanto me cueste. Empecé a acariciarla y en algún momento Ian me dejó más lugar. Al tomarl
*Eli* Quería abrazar a ese hombre, quería llenarlo de besos y si era posible dublicarlo en masa. —Gracias Marcus. Le di un abrazo que él recibió. —¿Vamos? Bernard me extendió una mano. La tomé y la corriente eléctrica fue instantánea. Me despedí de Marcus y quedamos que nos reuniriamos en la oficina a primera hora. Bernard me guió hasta afuera donde tomamos un taxi. Mi departamento no estaba lejos del hospital. Unos diez minutos después ya estábamos en la entrada.
*Jane* Eli entró a la habitación con un pote de helado en una mano y varias carpetas en la otra. Su bolso también tenía más carpetas. —¿Cómo te sientes? Realmente no quería contestar eso. —Perdón. Ella dejó todo en la punta de la cama y me abrazó. Quería que sea la última vez. Quería que el dolor se fuera. —Todo va a estar bien. Esa sonrisa no perdía el brillo. ¿Cómo era posible que ella siga sonriendo? Último capítulo