*Marcus*
Jane comenzó a llorar de forma descontrolada.
Ian entró en la habitación y me corrió de su lado.
La abrazó pegandola a él.
Eso no fue lo peor.
El dolor de los gritos me partió el alma.
Jamás había tenido esta sensación.
No se que me pasó, pero en ese mismo instante en que la vi así me lo prometí.
Borraría ese dolor de ella.
No importa cuanto me cueste.
Empecé a acariciarla y en algún momento Ian me dejó más lugar.
Al tomarla entre mis brazos ella se relajo un poco.
Al menos dejó de gritar, pero el llanto continuó durante un rato.
Quería saber si había algo para decir en estos momentos.
No debía ser un genio para saber que ella sufría por la muerte de su hermana.
¿Yo no debería de sentirme así por papá?
¿Eso significa que no lo quería realmente?
¡Carajo!
Era un tipo sin corazón si eso era real.
—Quiero ir a casa.
La voz quebrada de Jane estaba en un volumen muy bajo.
Ella quiso alejarse así que la solté.
Se levantó y fue al baño.
Pasaron unos cinco minutos cuando Ian y Eli se empezaron a mirar.
Eli fue la primera en correr.
El olor al abrir la puerta era muy fuerte.
Cuando entré en el baño vi una escena de película de terror.
Jane estaba en el suelo con las muñecas abiertas.
Eli tomó una toalla y las tapó, Ian llamó por teléfono al nueve once.
¿Y yo?
Me quedé parado sin saber que carajo hacer.
La ambulancia no tardó mucho en llegar.
El doctor Brown vino con ella.
Al llegar hizo algo que no me gustó.
Beso a Jane en los labios.
—Tranquila bebé yo te cuido.
Esas palabras se clavaron en mi mente.
Y lo siguiente que sentí fue aún peor.
Debería ser yo él que la cuide, debería ser yo el que la llame bebé.
La subieron en la camilla y la sacaron del departamento mientras de alguna forma intentaban detener las hemorragias.
Cuando reaccioné me di cuenta que Bernard estaba aquí.
Le pedí que me llevara al hospital.
El camino fue largo, demasiado largo.
Esperaba que ella estuviera bien, que nada le hubiera pasado al bebé.
Bueno bebé es una forma de decir, porque creo que aun no es ni siquiera un guisante.
Cuando llegue Eli estaba hablando con una de las enfermeras en la guardia.
—Marcus, perdón señor Harrison, Jane está siendo tratada ahora y parece que ha sido un intento fallido, pero debemos esperar para estar seguros.
¿Intento fallido?
Esperaba con todas mis fuerzas que este sea el primero y el último.
—Solo Marcus, quiero esperar noticias, Bernard te puede llevar a casa cuando quieras.
Su rostro cambió por completo.
Se puso roja como un tomate y empezó a sudar.
Miré a Bernard que estaba detrás y él sonreía.
No era el momento para esos juegos, pensé, pero mi amigo era así y no podía hacer nada para cambiarlo.
—Me quedaré aquí, no se preocupe.
Al parecer se recompuso o recordó que estaba en un hospital.
Aun así ella seguía colorada.
Nos quedamos en la sala de espera, Ian se nos unió luego de un rato, ya que le harían una pequeña intervención a Jane para cerrarle las heridas.
¿Es tonto preocuparse por un guisante?
Pasó algo así como una hora cuando el doctor Brown vino a nosotros.
Quería preguntarle cuál era su relación con Jane, pero él me ganó.
—Señor Harrison, ¿qué tipo de relación tiene con Jane? ¿Porque estaba en su departamento?
Iba a decirle que ella era mi pareja o algo así, pero realmente me sentí estupido por pensarlo.
Jane y yo no teníamos ningún tipo de relación.
Aun.
—Tuvimos relaciones y ella se quedó a dormir.
Su rostro cambió.
Él se puso colorado.
—Peter no es momento para esto, ¿cómo está Jane?
El doctor tardó en responder, como si estuviera pensando en contestarme algo o no.
—Su estado es delicado, estabilizamos sus signos vitales, pero perdió mucha sangre, necesitará donadores.
—Empezaré a llamar a los bancos.
Eli se alejó del grupo y Bernard se fue con ella.
—¿El hospital no tiene reservas?
Mi pregunta pareció la de un niño porque ambos me miraron mal.
—Jane tiene un tipo de sangre raro, solo algunos bancos de sangre la tienen.
¡Carajo!
Eso no era bueno.
—Bernard.
Hable un poco más alto para que él me preste atención.
Se acercó a mí de mala gana.
—Quiero que pongas un aviso, busca donadores de sangre, pon una buena suma de dinero por la donación.
—Comprar sangre no es legal.
El doctor Brown se ofendió por mi pedido.
—No es legal hasta que se da la suma justa.
Me erguí en toda mi altura esperando que él diera el primer paso.
—Peter, ¿podemos verla?
Definitivamente Ian era el psicólogo aquí.
—Si, solo familiares.
Eso lo dijo mirándome.
Con que así quería jugar.
Ian se fue adentro del hospital y el doctor lo siguió luego.
Unos minutos después Eli me dijo que en estos momentos no había donación disponible, pero que iban a estar en comunicación por si un donante aparecía.
Fue ahí cuando me di cuenta que faltaba algo.
—¿Qué hay de su familia?
Eli me miró unos segundos y nego.
—Los padres de Jane son adoptivos y ella no habla con ellos desde la pérdida de su hermana.
¡Carajo!
No esperaba escuchar eso.
Mi teléfono sonó y era un número desconocido.
Atendí y me sorprendí al escuchar la voz de Jane.
—Hola Marcus.
Estaba ronca.
—Hola Jane, ¿cómo te sientes?
Realmente no sabia que preguntar.
—Quiero que vayas a casa y me envies los informes de contabilidad, también pediré a Eli que te acompañe mañana en la oficina.
Eso no es lo que quería escuchar.
Eli al lado mio negaba con la cabeza.
—Síguele la corriente, por favor.
Su susurro me sorprendió.
De acuerdo iremos por ahí.
—Si, entiendo, te mandaré algunos documentos más y otros tantos que aún no revise, ¿cómo te sientes?
Quería que ella me lo dijera.
—Está bien, esperaré.
Cuando estaba por volver a preguntarle ella cortó la llamada.
—Trabajar la hace pensar en otra cosa, no es el mejor departamento porque seamos buenos, es porque Jane trabaja veinticuatro horas al día los siete días de la semana.
Eli tomó su bolso e inmediatamente Bernard se ofreció a llevarla a casa.
Ella se rehusó y empezaron un ida y vuelta.
—Eli, Bernard te llevará, y agradecere tu ayuda en la oficina mañana, quiero que Jane esté bien, así que hagamos esto por ella.
*Eli* Quería abrazar a ese hombre, quería llenarlo de besos y si era posible dublicarlo en masa. —Gracias Marcus. Le di un abrazo que él recibió. —¿Vamos? Bernard me extendió una mano. La tomé y la corriente eléctrica fue instantánea. Me despedí de Marcus y quedamos que nos reuniriamos en la oficina a primera hora. Bernard me guió hasta afuera donde tomamos un taxi. Mi departamento no estaba lejos del hospital. Unos diez minutos después ya estábamos en la entrada.
*Jane* Eli entró a la habitación con un pote de helado en una mano y varias carpetas en la otra. Su bolso también tenía más carpetas. —¿Cómo te sientes? Realmente no quería contestar eso. —Perdón. Ella dejó todo en la punta de la cama y me abrazó. Quería que sea la última vez. Quería que el dolor se fuera. —Todo va a estar bien. Esa sonrisa no perdía el brillo. ¿Cómo era posible que ella siga sonriendo? *Marcus* Unos minutos más tarde el doctor Brown salió de la habitación sin decir una palabra, se fue por el pasillo ignorando todo lo que tenía a su alrededor. Volví a entrar. Jane estaba en la cama y me miró fijamente apenas crucé el umbral de la puerta. —No haré esto, no te voy a obligar a que me sostengas. ¡Carajo! ¿Él se negó? Me acerqué a la cama y me puse a un lado. Hice que ella se apoyara en mi pecho. —No se que sucederá con nosotros Jane, pero estoy aquí y no me iré, por ahora solo eso es lo que te puedo asegurar. <Información importante
*Jane* No sabía si decir que estaba enamorada o simplemente estaba encandilada por un hombre como Marcus. Su sonrisa era de esas que te hacen sonreír y no sabría si correspondo a esa sonrisa. Debo ser un desastre. Vamos Jane. ¿De verdad crees que él gusta de ti? Eres un desastre. Utilice el celular como espejo y me di cuenta que estaba pálida y ojerosa. Pálida y ojerosa. Un desastre en todas sus letras. Estaba leyendo unos documentos cuando Eli me llamó. *Marcus* Jane no paró en todo el día de enviarme notas y documentos resumidos, envíe un almuerzo para ella y también Bernard se aseguro de ponerle seguridad. Todo este asunto de una posible madre biológica no estaba seguro de que fuera algo bueno así que pediría asesoramiento. Entró en la recepción y una asistente me pidió mis datos. —Quiero hablar con Ian Martin, es un asunto personal. Ignore su pedido y la mire fijamente. —Claro, pero el doctor Martin ahora está con un paciente y su agenda está completa, puedo tomar sus datos y agendar una cita o también puedo hacer una consulta de emergencia si ese fuera el caso. Miro el nombMejor mantenemos la información en secreto
*Jane* Marcus se quedó a dormir en el hospital conmigo los dos días que siguieron y por primera vez en meses dormí más de dos horas seguidas. Las pesadillas que se habían vuelto más intensas apenas eran alertas nocturnas. Cuando le dije que iría a su casa esa sonrisa de lado no se fue de su rostro. Cada vez que Marcus y Peter se cruzaban parecía que había una competencia por cual de los dos llamaba más mi atención, como si fueran un pavo real. No entendía porque Peter se comportaba así. Nuestra relación había terminado, en malos términos y hacía mucho. Estaba sentada en el despacho de Marcus, que básicamente era mío porque lo es
*Marcus*Barbara me llamó desde casa y lo que me dijo no me gustó para nada.Jane había tenido un ataque y la ambulancia la llevaba al hospital ahora.Dejé la oficina corriendo y me subí al auto.Llegué al hospital en tiempo récord, no sé como no tuve un accidente.La guardia estaba alborotada de gente y me acerque a la enfermera más próxima.—Necesito saber el estado de Jane Kilvann, la trajeron en ambulancia.La enfermera me miró de arriba abajo sin ningún cuidado y sonrió.Ahora no.
*Eli*—Ve con ella y nos encontramos allí.Es perfecto.—Está bien, pero realmente no tiene que hacer esto.Escuche el suspiro de Bernard antes de responder.—Tengo que cuidarte, apresúrate, Jane te necesita.Lo último lo dijo en ese tono que me eriza la piel.Cortamos la llamada y junté todas mis cosas en mi cartera.Baje a la planta baja y tome el primer taxi que pude.—Al hospital Saint Thomas.El taxista empezó a manejar relativame