Salí a la oficina desconcertado. ¡Asesino yo! ¿Cómo podía ella creer que era un vil asesino?, y de Roy. Roy para mi era un gran amigo, cuando él murió Emilis apenas era una jovencita ¿Que pasaba por la cabeza de ella? No entendía una m****a y sentía que cada vez que estábamos a punto de estar juntos todo se torcía ¿Será que no había remedio para nuestra relación? ¿Será que la confianza estaba tan corrompida que Emilis y yo no íbamos a poder ser feliz jamás?
Todas esas preguntas rondaban en mi mente, y yo sentía que me ahogaba de solo pensarlo.—Señor, le trajeron este sobre —anunció mi secretaria.Mire el documento con una perfecta caligrafía que decía "urgente" y me pareció conocida, pero, Leah entrando a mi oficina como perro por su casa me distrajo y no permitió que la leyera.—Necesito hablar contigo —lo miré de arriba a abajo como cucaracha. Me molestaba que de la noche a la mañana él estuviera enamorado de mi esposa, y que tuviera el descaro de decirlo en mi cara.—Hubiera sido mejor que tocaras la puerta antes —apreté mis dientes con molestia. El tipo sacaba mis lado oscuro. —No tengo tiempo para tocar Maximiliano, lo que tengo que decir es fácil de hablar —se sentó en la silla sin pedir permiso y cruzo sus piernas como si fuera el puto galán de aquí. ¿Acaso olvidaba que yo era su jefe? Me pregunté hirviendo por dentro de la rabia.—Tú dirás —posé mi mirada a la laptop ignorando su presencia.—Alejate de Emilis —mis ojos azules se tornaron negro, podía sentía como mi cuerpo se tensaba de solo escucharlo. ¿Quién cojones era él para pedirme que me alejara de mi mujer?—Ja, ja, ja, hombre, no me hagas reír —exclamé burlesco, tratando que mi rabia no explotará en su cara.—Emilis y yo nos amamos Max, ella solo está esperando que pase el tiempo postulado para casarse conmigo, además, el pequeño Roy es mi hijo —no esperaba esas palabras de Leah, definitivamente toda la esperanza que el niño fuera mío se desvaneció.La sonrisa que llevaba en mi rostro se borró enseguida. Tragué grueso varias veces, sencillamente no tenía que responder a lo que él estaba diciendo.—Por eso quiero que entiendas que lo mejor para ella es estar a mi lado, somos una familia Max, si la amás aléjate —lo ví marcharse quedando atónito con sus palabras.Una m*****a lágrima cayó por mi mejilla. ¡Joder! No podía creer que era tan marica de llorar por una mujer, pero, esto dolía, dolía mucho, y a veces pensaba que era lo que me merecia, pero, como duele perder lo que más amas en el puto mundo.Me levanté desconcertado. Necesitaba tomar una decisión en mi vida, necesitaba saber que hacer, no podía seguir ahí, en la mansión Jhonson detrás de una mujer que no me amaba, porque, si Emilis fue capaz de creer que era un asesino y de tener un hijo con otro hombre, era porque sencillamente no me amaba. Lo que no entendía era, ¿por qué se acostó conmigo?«Que imbécil eres Max, sexualmente eres su debilidad» pensé, esas siempre fueron sus palabras, no las mías.Dejando el sobre sin leer en mi escritorio, salí de la empresa. Era hora de renunciar a todo cuánto me hiciera daño. Ya había pasado muchos años de mi vida atado a esta empresa y a la familia Jhonson por amor a Emilis, pero, era hora que la dejara ir, sencillamente yo no la merecía.Mientras conducía a la mansión Johnson sentía mi rostro empapado. Me sentía el hombre más absurdo del mundo, pero, dejé que las benditas lágrimas cayeran, si eso era necesario para calmar el dolor no había de otra manera.Estaba tomando toda mi ropa cuando ví a Britanny entrar a la habitación de mi cuarto con el hermoso niño cargado en sus brazos.—¿A dónde vas Maximiliano? —Pregunto con el entrecejo arqueado totalmente desconcertada.—Me voy, ya no hay nada que me ate a Emilis, para ella no soy nadie, además que si ella quiere ser feliz con Leah, la dejare hacerlo, no quiero impedir su felicidad —explique cerrando la maleta.—¡Con Leah,! ¿Por qué piensas que Emilis quiere ser feliz con él? —pregunto asombrada.—Por su hijo —explique molesto. Sentía mis dientes rechinar con fuerza.—¿Su hijo?, ¿quién te dijo que Roy es hijo de Leah Max? —mire a Brittany con desconcierto.—Leah lo hizo —dije caminando delante de Brittany que parecía más desconcertada que yo mismo.—Es importante que hablemos Maximiliano, espera un momento —me detuvo tomando por el brazo. Me giré con desconcierto para mirarla.—Te escucho —respondí limpiando una lágrima mientras hipaba.—Aquí no, apenas Emilis venga iré a tu casa a hablar contigo, es importante que sepas de una vez la verdad —asentí con la cabeza confundido, pero sin ánimos de permanecer en la mansión un minuto más.Subí a mi auto desconcertado después de despedirme de Samuelito. Iba extrañar visitarlo cada día al llegar a la oficina pero, este no era mi lugar. Luego hablaría con Paola para que lo llevará a mi casa cada día.Cuando llegue a mi casa de soltero. Comencé a quitar las sábanas que cubrían los muebles empolvados de la sala. Me senté mientras encendía el televisor y abría una botella de whisky. Por suerte mi casa tenía una licorera, así que tomé un vaso y comencé a beber.Mientras bebía de la copa, las escenas de la noche anterior con Emilis inundaron mi mente. Enseguida todo mi cuerpo se tensó y se puso caliente. No quería pensar en ella, y menos de esa manera, pero, ella siempre fue mi debilidad.—¿Cómo te voy a olvidar joder? —pregunté en la nada. Aún sentía en mi espalda el dolor de los rasguños. Emilis saltaba en mi miembro mientras apretaba con fuerza mis hombros y mi espalda. Tenía su imagen grabada en mi mente.Aspiré profundamente al momento que sentí mi teléfono vibrar. Tomé mi móvil quedándome sorprendido al ver el número de Mauro en el. Tome la llamada por curiosidad.—Aló, habla —dije con desdén.—Necesito hablar contigo, es importante que sepas algo, no puedes seguir engañado —exclamó apresurado.Al parecer todos tenían algo que decirme. No entendía qué estaba pasando, pero sentía a Mauro agitado.—Te escucho Mauro —respondí.—Voy a la Mansión, espérame —explico un poco agitado.—No estoy en la mansión, estoy en mi casa, por qué no hablas de una vez.—Esto tengo que decirlo personalmente —exclamó para luego colgar. No le tome importancia y guardé mi móvil para seguir bebiendo. Quería intentar sacar a Emilis de mi mente, pero, cada vez que tomaba un sorbo de licor, parecía que cada escena con ella venía a mi mente.Al cabo de unas horas me sentía bastante mareado, así que decidí parar de beber y comer algo. Mauro no había llegado, y eso me pareció extraño, se notaba necesitado de hablar conmigo.Intenté llamarlo por el móvil,pero no contestó, así que deje la cosas como estaba. «Mejor pido una pizza» pensé y así lo hice.Unos minutos después, escuché la puerta sonar.Camine hasta ahí, pensando que se trataba de mi pizza y contrario a eso ví a Britanny ahí —¿Puedo pasar? —preguntó agitada. Parecía que venía casi que corriendo.—Adelante —señale el interior —¿Qué haces Max? deja de beber como loco —me dijo viendo la botella vacía y mi cuerpo tambalear de un lado al otro por el licor.—Ahhh, dime qué quieres decirme dije con fastidio.—Sé que lo que te dire puede arruinar para siempre mi relación con Emilis pero ya no aguanto más ,—se sentó en el sofá.Hice una mueca extrañado. ¿Que me podía decir Britanny que dañara su relación con Em?—Roy no es hijo de Leah, Roy es tu hijo Max. Holis! espero leer sus comentarios ¿ quien de ustedes esperan mis otras novelas? ¿ o ya me han leído anteriormente?Pov MauroSiempre me han tachado de distante, serio, incluso hasta las personas piensan que puedo llegar a hacer sentir miedo a los demás. Puede ser que ese sea mi mecanismo de protección para que nadie vea mi debilidad. Intento aparentar que soy fuerte cuando realmente no lo soy y eso lo descubrió Paola. Siempre había estado prendado de ella, hasta el punto de llegar a sentirme obsesionado, pero, nunca pensé que la mujer que amaba podía llegar a hacerme tanto daño.La veo quitar su ropa con sexualidad en mis ojos. Paola es hermosa, pero lo que tiene de bella lo tiene de mala, y eso hasta ahora me doy cuenta, o tal vez siempre me di cuenta, es solo que ahora entiendo las consecuencias de sus actos.Mis ojos se maravillaron al ver su piel desnuda. Me parece hermoso la pequeña cicatriz en su vientre producto del nacimiento de mi hijo Samuel, y de solo recordarlo el dolor de saber que no puedo estar con él por cumplir con los caprichos de Paola me duele en el alma.Apartó la mirada de Pa
Pov MaxLas palabras de Btitanny hicieron eco en mi cabeza. No sabía si reír, llorar, o gritar en ese momento..Un fuerte mareo producto del alcohol o tal vez de la noticia me embargó por completo. Bri, tuvo que sostenerme para que no me cayera en ese momento, porque realmente me sentía muy mal.—Buscaré agua —me ayudó a sentarme y caminó hasta la cocina.El pequeño rostro del bebe llegó a mi mente. pensé mientras sonreía.Sentía que mi corazón estaba acelerado. La alegría embargaba mi cuerpo, al igual que una intensa molestia con Emilis—¿Por qué no me lo dijo?¿Por qué Leah fue capaz de decir que mi bebé era de él?¿Que cabía en la mente de estos dos?Pase mis manos por mi cabello dispuesto a levantarme y enfrentar a Emilis, cuando Brittany se acercó a mí con el agua.—Toma esto, estás sudando frío —exclamó.Tomé el agua temblando. Apenas podía moverme.Apenas terminó el contorno del agua, el sonar de mi móvil con insistencia me sobresaltó pensando que era Mauro. pensé toman
¡Me voy a casar contigo por la empresa, pero no voy a volver a tocar tu asqueroso cuerpo! … Me levanto con pesadez de la cama, no sé a qué hora llegué la noche anterior, ni cuánto bebí. La resaca en mi cabeza no me permite recordar nada en lo absoluto. Mi hermana me preparó una despedida de soltera, dónde me hizo beber hasta embriagarme. Me siento en la cama desorbitada, apagando la alarma con pesadez y dirigiendo mi pesado cuerpo a la ducha, porque hoy por fin es mi boda. ¡Oh por dios!, aún no puedo creerlo. Después de dos años de relación por fin me caso con Max, mi Max, el hombre más sexi, guapo y millonario que cualquiera mujer pueda desear, pero por suerte es mío y digo por suerte porque reconozco que no soy el estereotipo de la mujer perfecta para Maximiliano; él es un hombre jodidamente sexi y arrogante, con una figura de infarto y con unos ojos azules que pareciera que estuvieras viendo el mar en ellos. Realmente es el puto dios griego, tanto que parece Henry Calvin, el de
Han pasado tres años desde que me fui de la mansión; dejando mis sueños y anhelos,para sanar mi corazón, de aquella traición que causó en mí Maximiliano Brown. Aún lo recuerdo cómo si fuera ayer, ha sido muy difícil reponerme de todo el sufrimiento que me causo que me dejara sin previo avisó aquel día plantada, y no solo con eso, dos meses después verlo postear fotos con Paola, mi hermana., Si es que a eso se le puede llamar hermana.Después de años, hoy regreso a la mansión. Un año después de que me fui con Bri, mi abuelo murió de un infarto. A fin de cuentas me quedé sola, y sin familia. No asistí a su funeral, aunque me dolió en el alma, no estaba lista para volver, hasta el día de hoy, que el abogado de mi familia me contactó para la lectura del testamento.Bajo del avión, con una gran maleta en mis manos. Espero que mi familia tenga la amabilidad de recogerme. He viajado sola porque Bri estaba terminando que la liquidarán en su trabajo para alcanzarme.Camino a paso lento, hacie
No entiendo cómo después de estar en una relación con él por dos años, Maximiliano Brown, me trate tan distante, y frío. Trato de recordar algo que me indique que hice mal para merecer esto, pero no logro recordar.Yo fui dulce, amorosa, y complaciente con él, tal vez es eso la razón de todo. "Fuistes muy tonta Emilis"— me reprendo a mi misma, consciente de que viví para complacer a Máx.Me quedo observando el techo. Desde que llegamos a España, he estado sola en esta fría habitación, mientras Max sale de fiesta y bebé hasta embriagarse, y cuando regresa, se encierra en la otra habitación sin ni siquiera dirigirme las palabras.Así, que su pensaste Emilis Jhonson, que con este matrimonio recuperarás al amor de tu vida estabas realmente equivocada. Me habló a mí misma.Se supone que es una luna de miel ¿no? Donde él la pasa conmigo toda la noche, y hacemos el amor hasta cansarnos.!Ah,! lo olvidaba, eso es, si fuera diferente,. Si el se fuera casado conmigo por amor y no por este puto
Después de la enorme discusión con Maximiliano Brown, en la mesa, salí de ahí hecha una furia para encerrarme en mi habitación a llorar por horas. Si, quería ser fuerte, al menos delante de él lo iba a ser,¡ pero joder! por otro lado me sentía jodidamente mal sin comprender ¿cómo cojones este hombre qué tanto amor vociferó por mi me odia de tal manera?Después de muchas horas llorar en la cama, decide maquillar las enormes ojeras en mis ojos, colocarme un hermoso vestido y salir a la empresa de mi abuelo a ponerme al día con ella. Ahora yo era la socia de la empresa y debía comportarme como tal y eso iba a hacer en este preciso momento.Opte por colocarme un hermoso vestido negro, tipo ejecutivos unos tacones de aguja. Dejé mi cabello suelto que hacía juego con mi figura tonificada. Me veo en el espejo, y me agrada lo que veo.Tomo mi bolso, respiro hondo y salgo de la casona, que, por cierto no he podido recorrer aún por falta de tiempo, o mejor dicho por andar metida en mi habitaci
Veo los ojos de Maximiliano rojos, en una combinación de rabia y odio a la vez.Doy unos pasos para atrás asustada. Puedo sentir mi respiración agitada, y mis manos temblar de miedo al ver sus ojos clavados en mi.Se acerca a mi de una manera tan abrupta, que me hace pegar de la pared del ascensor. Trago grueso para mirarlo, está tan molesto que puedo ver las venas de su frente marcadas de la molestia.—¡Te dije que no debes provocarme, y mucho menos andar de zorra! —apretó los puños con molestia. Tengo miedo, siento miedo de que pueda hacerme algo como la última vez, aunque en esos momentos su mirada no es para nada de deseó, puedo ver rabia y odio a la vez.—Déjame en paz Maximiliano,—gritó con fuerza.El me toma por el cuello, haciendo que corte mi respiración. Siento mis mejillas rojas, y casi no puedo hablar.—¡No me vas a hacer ver cómo un maldito cabrón Emilis Jhonson, no quiero que vayas a esa dichosa cena, soy tu marido ahora y me respetas como tal! —grita en mi cara, mientra
Intento patalear con todas las fuerzas del mundo, pero por más que lo hago Max sigue caminando conmigo en sus hombros. Siento mis cachetes rojos de la moelstia. No sé supone que me odia, entonces porque está aquí, arrastrándome con el a casa como si estuviera muerto de los celos.—Bájame o comienzo a gritar —lo amanezco pero lo escuche reír con sarcasmo.—A ver dime algo emilis, estás acostumbrada a tenerlos bajo tus pies —me quedo perpleja, por lo que escucho. Intenté contener la rabia y no responder pero mi apellido de loca me hizo morder su hombro.—¡Ah, m*****a loca!—gruñe cuando siente que estoy perforando su hombro con los dientes. Sonrío como malicia hasta que me da una fuerte nalgada, que no sé si me molesta o más bien me excita un poco.Me pone de pies, y puedo ver en sus ojos entre lujuria y molestia.—Ya no soy la misma niña estúpida de antes Maximiliano, si crees que puedes hacer conmigo lo que quieras estás equivocado —lo señalo con el dedo, el intenta tomarme del brazo pe