Una Boda con mi Ex
Una Boda con mi Ex
Por: Naulis machado
No hay boda

¡Me voy a casar contigo por la empresa, pero no voy a volver a tocar tu asqueroso cuerpo!

Me levanto con pesadez de la cama, no sé a qué hora llegué la noche anterior, ni cuánto bebí. La resaca en mi cabeza no me permite recordar nada en lo absoluto. Mi hermana me preparó una despedida de soltera, dónde me hizo beber hasta embriagarme.

Me siento en la cama desorbitada, apagando la alarma con pesadez y dirigiendo mi pesado cuerpo a la ducha, porque hoy por fin es mi boda.

¡Oh por dios!, aún no puedo creerlo. Después de dos años de relación por fin me caso con Max, mi Max, el hombre más sexi, guapo y millonario que cualquiera mujer pueda desear, pero por suerte es mío y digo por suerte porque reconozco que no soy el estereotipo de la mujer perfecta para Maximiliano; él es un hombre jodidamente sexi y arrogante, con una figura de infarto y con unos ojos azules que pareciera que estuvieras viendo el mar en ellos. Realmente es el puto dios griego, tanto que parece Henry Calvin, el de Superman. ¡Dios! Muchas veces, cuando hacemos el amor, logro pensar que es él. Realmente son idénticos.

—Emily, apresúrate, hoy es tu boda y mira la hora que te levantas —escucho gritar a Brittany y ya me la puedo imaginar con el ceño fruncido por mi irresponsabilidad.

Britany es mi mejor amiga, la conozco prácticamente desde que tengo uso de memoria. ¿Conocen a una de esas chicas pequeñas y gritonas que viven peleando por todo? Pues, esa es ella; pero no me puedo quejar, mi amiga siempre me apoya en todo.

—Voy, es que bebí mucho anoche — hago un puchero saliendo de la habitación, envuelta en una toalla.

—Te dije que no sería buena idea eso de la despedida de soltera, no sé para qué le haces caso a la odiosa de Paola —ruedo los ojos.

A Brittany no le agrada mi media hermana, dice que es envidiosa, ruidosa y ambiciosa. Yo no le tomo mucha importancia, aunque tiene un poco de razón en lo que dice, es mi hermana y no creo que sería capaz de hacerme algún daño ¿O sí?

—Abajo está la maquilladora y también la manicurista, vamos que no tenemos todo el día —dice con la ceja alzada. presumo que está molesta por no hacerle caso e irme para esa despedida de soltera, que no dejó nada bueno en mi cuerpo, y de lo que no recuerdo absolutamente nada.

Hago un puchero tierno y ella termina por sonreír; siempre es así, logro hacerla reír a fin de cuentas.

Después de largas horas sentada, dejando que las mujeres que fueron contratadas por mi futuro esposo y el dueño absoluto de mi mente y corazón, me veo en el espejo para ver cómo queda.

Abro los ojos por la sorpresa, parezco una persona totalmente distinta; mi cabello largo está hecho en un moño en forma de flor, que solo deja una parte colgando; mis ojos de color verde, estan perfectamente maquillados al igual que mis labios con un labial claro que resalta el lunar en él.

—Estás hermosa, —dice Brittany con una sonrisa.

Sonrío complacida porque no puedo estar más feliz en este día, que aunque pienso, pienso y pienso, no puedo creer que voy a casarme.

—Ahora el vestido, es tarde Emily— miro la hora y es realmente tarde, espero que el novio no se canse de esperar y se vaya —Pienso para mis adentro y sonrío.

Max me adora, o eso creo, me ha aguantado estos dos años y por eso lo presumo. Además, me pidió matrimonio y me dio un hermoso anillo con un gran diamante en medio, ¡Por Dios! Tiene que amarme este hombre, si no no se casaría conmigo.

Tomo el vestido blanco que él mismo mandó a diseñar para mí, con la mejor diseñadora de moda más famosa del país y me lo coloco, me veo exquisita; el vestido resalta mis curvas, y se pueden ver mis senos en forma de corazón que a mí Max le encanta.

«Ha sido el único hombre que me ha tocado y le encanta que se lo diga al oído siempre que hacemos el amor»

—Estás hermosa —Bri llora y me abraza.

—Gracias, amiga —le doy un beso y 

ahora me pongo a ayudarla a qué se vista ella.

Es mi dama de honor y pues ni modo.

Después de unos minutos, estamos listas. Bajo las escaleras de la gran mansión Johnson y veo a mi abuelo, esperando por mí en el pie de la escalera. Sus ojos se iluminan al verme.

—Estás hermosa hija, tu padre estaría orgulloso de verte así —lo escucho hablar de papá y mis ojos se aguan al momento que mi corazón se contrae

Mi padre murió hace más de tres años, por una intoxicación, por más que se investigó su muerte, no se supo a ciencia cierta la causa; aún lo recuerdo cada día de mi vida y me duele en el alma hacerlo, Roy, como solía decirle era todo para mí, siempre fuimos en uno para el otro; hasta que llegó, Merlón, mi madrastra y la madre de mi media hermana Paola, desde ahí mi padre se distanció un poco de mí, y tuve que compartirlo con ellas, hasta que murió ese maldito día, dejándome sola es este mundo, porque a mi madre jamás la conocí y tampoco quiero conocerla.

Abrazo a mi abuelo que está a punto de llorar, pero contiene sus lágrimas, nadie puede ver al viejo, Michelle llorando, para todos menos para mí, es un hombre tosco y accionista mayoritario, de la empresa automotriz más importante de EE. UU.

Caminamos juntos a una limusina negra, que está parqueada afuera y subo nerviosa mientras estoy siendo tomada de la mano de Bri que está a mi lado.

Siento mis manos sudar y mi corazón palpitar fuerte mientras el auto rueda a la iglesia. Estoy tan nerviosa que puedo sentir las mariposas en mi estómago, revolotear, de una manera sobrenatural.

Apenas el auto se estaciona bajo, tomada de la mano de mi abuelo. Hay una gran multitud de periodistas y fotógrafos afuera de la iglesia.

Camino tomada del brazo de Michel, con Brittany a un lado de mí. En este momento siento que soy la envidia de todo Seattle y que seguramente muchas mujeres se están mordiendo, por qué hoy, voy a ser la esposa del hombre más sexi que ha podido existir.

Cuando voy a entrar a la iglesia, veo como Merlón y Paola me detienen, las miro nerviosa por su actitud y hablo para saber qué pasa:

—¿Qué ocurre? ¿Por qué me impiden el paso?— pregunto frunciendo el ceño.

Veo la cara de Paola y puedo notar que hay algo extraño en ella.

—Emily, no puedes entrar.

La miro a los ojos, esperando la razón, presumiendo que es una broma.

—Te volviste loca Paola, déjame entrar, voy retrasada y Max me debe estar esperando.

—Max, Max no vendrá Emily— me tiende una carta y en este momento me quedo estética.

Con las manos temblorosas abro la carta que me entrega Paola y comienzo a leer en ella unas breves palabras que sé que son de él porque conozco bien su letra.

“No hagas el ridículo y vete, no me voy a casar contigo“

Siento que el mundo me cae encima. Me sujeto fuerte de mi abuelo que está desconcertado como yo y  

aprieto con fuerza la carta en mis manos, sintiendo una impotencia grande. No logro entender nada.

Miro a Brittany en el momento que las lágrimas comienzan a rodar por mis mejillas, un dolor profundo posa en mi pecho y me dificulta respirar.

Volteo a ver a todas partes y las cámaras en este momento están enfocadas en mí.

Tomo el vestido para subirlo un poco y comienzo a correr lanzando las sandalias en el proceso.

Corro con las lágrimas brotando por mis mejillas, corro desesperada, corro con un dolor fuerte en mi pecho que no logro controlarlo.

Escucho la voz de Brittany en mi espalda llamándome, pero yo solo puedo seguir corriendo.

—¿Por qué Máx? ¿Por qué? —Es lo que me preguntó en estos momentos.

¿Por qué me hizo esto?, ¿por qué en el puto día de la boda me deja plantada, haciéndome pasar el ridículo de mi historia?

Cruzo la vía sin mirar los autos pasar de un lado a otro. En estos momentos deseo con todo mi corazón ser aplastada por uno de ellos.

Me siento en una banca, veo a través de mis ojos hinchados como las personas me miran con tristeza.

Suspiro sin contener las lágrimas en mi pecho, el dolor es insoportable.

Después de horas estar sentada, mientras veo cómo el mundo pasa en mis narices, tomo un taxi a la mansión, aunque no quiero hacerlo, termino por llegar.

Bajo del taxi, con un dolor aún más fuerte, le indico al portero que le pague al taxista, y entro a la casa.

Todos están reunidos en la sala presumo que me están cosiendo la espalda.

Bri, se acerca a mí, y juntas subimos a mi habitación, no sin antes Paola detenerme para lanzar su asqueroso veneno:

—Te dije que él era mucho para ti hermanita, al final se arrepintió y te dejó en el último momento —la miro con una suma tristeza y subo las escaleras.

Bri, me ayuda a desvestirme y meterme en la ducha, está en silencio, solo me escucha llorar y llorar hasta cansarme.

—Max no merece esas lágrimas, Emily —me toma del rostro y yo vuelvo a reventar en llanto.

—Lo amaba —musito en un susurro ahogado que apenas es audible.

—Lo sé pequeña, pero no tuvo los cojones para casarse contigo, no te merece.

—Debo llamarlo Brittany, debe haber una puta explicación, algo hice mal.

—¡No! ¡No te lo permito Emily! Prohibido que te culpes de algo que no es tu culpa, él quiso esto, el tomo esta decisión y por eso no vas a llamarlo—grita enojada y sé que tiene la razón, pero no sé cómo decirle eso a mi corazón.

—¿Cómo viviré sin el Bri? —Limpio mis lágrimas en vano, porque sigue brotando como manantial.

—Estaré contigo, eres una mujer hermosa, con una carrera, eres exitosa, y además para nadie es un secreto que eres la heredera universal de tu abuelo, así que no tienes porqué sentirte una m****a, es el que debería estar arrepentido de todo lo que hizo no tú.

Asiento con la cabeza recostada en sus piernas.

 A la mañana siguiente, cuando abro los ojos, siento un dolor fuerte en mi cabeza, llevo las manos ahí y masajeo mis sienes.

Estoy sola en mi habitación, no veo a Bri por ninguna parte y presumo que cuando me quedé dormida se fue.

«Odia quedarse en la mansión» dice que viven una cuerda de hipócritas que solo buscan molerme las costillas.

Veo la hora en reloj, mirando también la fecha; deseando que todo lo que ocurrió el día anterior sea un sueño y Max no haya sido capaz de dejarme plantada el día de mi boda, pero los milagros no existen y contrario a eso, puedo ver muchas notificaciones en F******k con mi foto, vestida de novia y descalza en una plaza en el centro Seattle.

Me vuelvo a recostar en la cama y vuelvo a comenzar a sollozar, sin dejar de mirar el móvil a mi lado esperando que Máx tenga la amabilidad de darme una puta explicación.

Tomo el teléfono nerviosa mientras siento mi corazón contraído y comienzo a llamar a su número, pero me sale apagado.

Lo busco en W******p y me fijo que estoy bloqueada, hago lo mismo con todas las putas redes y estoy bloqueada de todas y cada una de ellas.

—¡Eres un maldito cobarde! —lanzo el móvil a la pared con fuerzas, reventándole en el acto, para volver a enterrar mi cara en la almohada

No sé cuánto tiempo paso así, hasta que escucho a mi amiga llamarme.

—¡Emily! —abro los ojos, veo su cara triste y a su lado tiene una maleta.

—¿A dónde vas Bri?—pregunto asombrada

.

—Me dieron el cupo para estudiar la maestría en Londres, me contactaron hoy, y de una vez me mandaron los pasajes para salir del país —me levanto en seco.

Bri, es ingeniera en sistema, su familia es de recursos bajos, pero ella ha escalado por sus propios méritos, estaba esperando una beca en Londres y ahora veo que le fue dada, lo que significa que…

—¿Te vas? —Pregunto con la respiración entrecortada

.

—Lo siento amiga por dejarte en este momento, pero sabes que aquí si no tienes apellido no logras nada, por eso quiero especializarme más.

La miro con las lágrimas correr por mis ojos, Bri es relativamente todo lo que tengo. Paola a pesar de ser mi hermana es una mujer sin estudios y poco realista, todo lo de ella es ropa y lujos. Realmente no compartimos los mismos gustos.

—Bri, no me dejes —le suplico siendo totalmente egoísta.

—Lo siento Emi— dice mi nombre abreviado.

La miro por un segundo pensando lo próximo que voy a decir:

—Me voy contigo Bri.

Capítulos gratis disponibles en la App >
capítulo anteriorcapítulo siguiente

Capítulos relacionados

Último capítulo