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Las consecuencias de sus actos

Pov Max

Las palabras de Btitanny hicieron eco en mi cabeza. No sabía si reír, llorar, o gritar en ese momento..

Un fuerte mareo producto del alcohol o tal vez de la noticia me embargó por completo. Bri, tuvo que sostenerme para que no me cayera en ese momento, porque realmente me sentía muy mal.

—Buscaré agua —me ayudó a sentarme y caminó hasta la cocina.

El pequeño rostro del bebe llegó a mi mente.

pensé mientras sonreía.

Sentía que mi corazón estaba acelerado. La alegría embargaba mi cuerpo, al igual que una intensa molestia con Emilis

—¿Por qué no me lo dijo?

¿Por qué Leah fue capaz de decir que mi bebé era de él?

¿Que cabía en la mente de estos dos?

Pase mis manos por mi cabello  dispuesto a levantarme y enfrentar a Emilis, cuando Brittany se acercó a mí con el agua.

—Toma esto, estás sudando frío —exclamó.

Tomé el agua temblando. Apenas podía moverme.

Apenas terminó  el contorno del agua, el sonar de mi móvil con insistencia me sobresaltó pensando que era Mauro.

pensé tomando el teléfono de la mesita de noche que estaba en frente.

Cuando veo el remitente de la llamada, me doy cuenta que es mi padre. Contestó rápidamente sintiendo una corriente Maluca recorrerme por completo.

—Papá, ¿ Cómo estás? ¿Estás bien? — exclamé como si supiera que algo no andaba bien —todo bien con mi madre?

La respiración de mi padre se escuchaba agitada.

—Necesito que vengas al hospital de inmediato hijo, tu hermano… tu hermano…

Las palabras no salían de la boca de mi padre con facilidad, eso quería decir que algo muy malo estaba pasando.

Me puse de pies caminando por la sala nervioso.

—Habla papá, ¿qué pasó con Mauro? Pregunté preocupada. No importaba cuántas diferencias pudiéramos tener, era mi hermano y yo lo amaba.

—Intentó suicidarse, Mauro intentó suicidarse, se metió un tiro en la cabeza hijo —me quedé en shock. Mi padre seguía hablando pero yo simplemente no escuchaba ninguna de las palabras que decía.

—¿Que pasa Maximiliano,? ¿Qué pasó con tu hermano? —preguntó Brittany nerviosa.

—Tengo que salir Bri, Mauro está en la clínica, está conversación la continuaremos luego —agarre las llaves de mi coche y conduje al hospital donde mi familia y yo teníamos seguro.

Cuando llegué pude ver a mi madre acostada con la cabeza metida en su piernas mientras sollozaba y a mi padre a su lado acariciando a su esposa.

Me acerqué temblando de miedo y enseguida cuando mi papá me vio se puso de pues abrazándome mientras lloraba.

—Intentó matarse, tu madre fue a su departamento a llevarle unos dulces que le había hecho, y lo encontró tirado en el piso con un arma en la mano —sollozaba abrazándome fuerte.

Las lágrimas cayeron empapando mis mejillas.

—¿Pero dime está vivo? —pregunté tomando a mi padre por los hombros.

—Milagrosamente, la bala pasó por  partes blandas del cerebro, pero está vivo. Está siendo operado, pero es muy probable que no resista la operación —explicó mi madre entre sollozos. Su voz sonaba quebrada y casi no podía hablar.

Las horas fueron pasando lentamente. Los médicos no daban respuesta y nosotros estábamos nerviosos  por la angustia. Iba a preguntar en recepción, cuando el médico se acercó a nosotros a darnos la información.

 

—¿Ustedes son familiares del paciente Mauro Browm? — preguntó el hombre con unos análisis en la mano.

—Es mi hijo, ¿cómo se encuentra?, ¿Resistió a la operación?

—Por suerte su hijo es muy fuerte, y al parecer no quiere irse de este mundo. Si resistió a la operación.

—¡Bendito sea a Dios! —exclamó mi madre poniéndose de pies. La abracé con fuerza sintiendo su dolor traspasar mi cuerpo.

—Lo vamos a pasar  a terapia intensiva, porque está delicado, luego de ahí a recuperación, y si todo sale bien en unos días a una habitación. Aún está delicado. De milagro está con vida —explicó el médico, mientras todos asentimos  con la cabeza.

Veo al médico irse, y a mi madre sentarse con las manos temblorosas en la silla de espera.

—¿ Por qué Mauro haría eso? —pregunto. Mi madre tenía razón, Mauro siempre fue muy distante, pero, de ahí a intentar suicidarse.

—No lo sé, es muy extraño, él dijo que iría a mi casa a hablar conmigo de algo que tenía que saber —explico pensativo.

Veo a mi padre arrugar el entrecejo mientras me hace señas para que haga silencio.

—Madre, voy a buscar un par de café, conociéndola no se despegara de Maur hoy —salí caminando a la cafetería, al notar las señas de papá 

Estaban pasando tantas cosas que me parecía una película de drama lo que acontece a mi alrededor <¿Por qué Mauro quería suicidarse?> Desordene mi cabello frustrado, pagando el par de café para tomarlos entre mis manos.

Cuando iba de regreso,pude ver a Emilis en la sala de espera con mis padres. Las venas de mi frente comenzaron a saltar de la rabia. Pero, mi corazón comenzó a saltar desbocado de amor.

Camine apresurado, deseando hablar con ella. Seguramente Bri, le había dicho lo de mi hermano, esperaba que no le hubiera dicho que sabía todo del pequeño Roy, quería ser yo mismo el que lo hiciera.

—Max ,lo siento mucho, —exclamó apenas me vio.

La miré de arriba abajo molesto. Acto que a ella le sorprendió un poco. Podía lograr ser tosco cuando me sentía herido, si, era mi gran problema, pero, ¡joder! ¿Por qué tenía necesidad de ocultarme a mi hijo?

Le tendí los cafés a mis padres, para luego tomar a Emilis por los brazos para arrastrarla lejos de ellos. 

—¿Qué pasa? ¡Me lastimas! —exclamó molesta.

—Debería lastimarte, así como tú vives haciéndolo conmigo — respondí apretando mandíbula.

—¿De qué habla? yo vine a apoyarte con lo de tu hermano, pero si mi presencia aquí perjudica, me voy, — intentó irse pero la tomé fuerte por el brazo.

—Ya sé todo, sé tú mentira, se lo cruel que has sido conmigo — me mira confundida, y mis palabras no salen de mi boca sin soltar unas cuantas lágrimas.

—¿De qué hablas? ,te volviste loco — se suelta de mi agarre e intenta caminar de nuevo. La dejo dar unos pasos, pero se detiene en seco cuando escucha lo que tengo que decir;

—¿Roy es mi hijo no es así?, ya se que es mi hijo Emilis —la veo apretar los puños y luego voltearse.

—Te lo iba a decir…

—¡¿Cuándo?! —grito pero me percato que todos me miran y bajo un poco la voz —¿Cuando cojones me lo ibas a decir? —pregunto acercándome a ella con las venas de mi sien arder.

—Cuando supiera si no eres el asesino de mi padre —sus ojos me miran punzante. No sé qué decir a esas palabras, no sé qué me duele más, si escuchar que piensa que soy un asesino, o que me haya ocultado que Roy es mi hijo.

—Te volviste loca, ahora sí me has decepcionado — le digo dejándola parada confundida.

Caminé tragando grueso por delante de ella, cuando me percaté de que unos oficiales de la policía estaban hablando con mis padres.

—¿Qué pasa? —pregunto sintiendo a Emilis pararse detrás de mí.

—¿Es usted Maximiliano Brown? —pregunta uno de los oficiales.

La manzana de adán que adorna mi cuello, sube y baja con rapidez.

—Si, ¿por qué? —pregunto sabiendo la respuesta 

—Queda usted detenido por el presunto asesinato de Roy Jhonson…

Hola mís amores. Les cuento que ya firme para las otras historias que tendré aquí completas. Espero que para mañana esten disponibles...

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