¡Un contrato de amantes por un mes! Ella accede a ser el nuevo juguete de su jefe por dinero.  ¡Savannah ve una oportunidad de oro! Con sus muchos problemas financieros y la necesidad de ayudar a sus padres, ella acepta ser la amante de su jefe el CEO Alexander Phillips, por un mes completo. Sin embargo, su vida se verá envuelta en un caos cuando Ă©l la deje despuĂ©s del mes del acuerdo y ella no solo lo ama perdidamente. ¡Savannah se quedĂł embarazada! Alexander se casa en una uniĂłn arreglada, sin tener idea de que su verdadero amor huyĂł.Â
Leer más•••••••••• Un mes y quince dĂas más tarde. Londres, Inglaterra. 11: 00 am. ••••••••••— Solo tienes que elegir entre una de ellas, todas son señoritas dignas de ser la señora Robinson. — DecĂa la madre de William, doña Margaret Robinson. Los ojos azules claros de William veĂan los perfiles de cada una de las recatadas mujeres de distinguidas familias europeas en la tableta digital que sostenĂa en sus manos. Él pasaba con su dedo página por página de cada perfil. Ninguna llamaba su atenciĂłn. Todas tenĂan algo que le recordaba a esa mujer que le habĂa roto el corazĂłn. No querĂa nada que le trajera esas memorias del pasado. IntentĂł con todas sus fuerzas olvidarla al volver a Inglaterra. SaliĂł a fiestas y eventos importantes de sus compañĂas y negocios de sus amigos. Nada funcionĂł. AĂşn cuando se acostĂł con una que otra mujer, ese vacĂo en su corazĂłn lastimado seguĂa sin dejarle descansar por las noches apropiadamente. Inclusive intentĂł con terapia y terminĂł tomando medicamento
***************••••••••••***************>>> Savannah Stewart: Eran casi las ocho y media de la noche cuando lleguĂ© a la mansiĂłn de Alexander. Una vez bajĂ© del taxi e ingresĂ©, la ama de llaves, doña Nichole, me estaba esperando. — Señorita Stewart, venga conmigo por favor. — ÂżSucediĂł algo? — PreguntĂ© confundida. — SĂ. Todo el personal que trabajaba para la señora Bailey debe irse mañana de la mansiĂłn. — ÂżEh? ÂżAlexander los ha echado? — PreguntĂ© sin entender que sucediĂł. — No. La señora les envĂo una carta de despido hace solo unos minutos atrás, tendrán su paga completa y una recomendaciĂłn asĂ que ninguno deberĂa estar molesto. — Contaba la mujer madura, mientras subĂa las escaleras. "Si esa mujer… DespidiĂł a todos… ÂżSignifica que ya no los necesita aquĂ?"Tras ese pensamiento detuve mis pasos. Todo comenzaba a volverse tan real que me generaba nerviosismo. — ÂżQuĂ© hay de los empleados de Alexander? — PreguntĂ© solo para confirmar mis sospechas. — ÂżEllos? Siguen todos en sus
— Will… ÂżQuĂ© estás haciendo aquĂ? — PreguntĂł Savannah acercándose a ese hombre, hasta que Alexander la detuvo de la mano. Ella volviĂł a ver hacia ese hombre de cabello castaño, más Ă©l no la veĂa a ella, si no a William. — Alex, suelta mi mano. — PidiĂł ella en tono pacĂfico, para seguidamente ver a William. — QuerĂa hablar contigo. Pero pensĂ© que no tendrĂa tiempo de hacerlo y te enviĂ© esa carta. "ÂżCarta? ÂżLe envĂa cartas a Ă©l?"PensĂł Alexander sintiĂ©ndose molesto. — Nunca pensĂ© que fueras capaz de algo asĂ de bajo, Savannah… ÂżNo crees que yo merecĂa más que ese rechazo? — Will… Este no es el lugar para tener una discusiĂłn de eso. — DecĂa Savannah incĂłmoda, queriendo que Ă©l se detenga y deje de hablar del tema. Sin embargo, eso no sucediĂł. — ¡Dices que amas y siempre amarás a ese maldito a tu lado! ¡Pero Ă©l es lo peor que ha podido sucederte! Ni siquiera quier
— SĂ, ÂżQuĂ© esperas que diga? — Preguntaba Savannah forcejeando y logrando liberarse del agarre de Alexander. — Me alegra saber que vas a devolverlos… Pienso que es bueno que te hayas decidido a dejar a esa loca mujer, aunque no se si sea por que ella quedĂł embarazada y no quieres que manche tu imagen o por que— — No hables tonterĂas. — La interrumpiĂł Ă©l. — Sabes que lo tenĂa pensado desde que comencĂ© a salir contigo de nuevo. — Nunca "salimos" en realidad siempre fui solo una "amante" aunque yo de ingenua te veĂa como mi "novio" — DecĂa ella frunciendo el ceño. — Ja, dĂ©jame decirte que eres una mala novia, si es asĂ a como me veĂas y a la primera te fuiste corriendo del restaurante— — ¡Eso fue tu culpa! Si no te hubieras comportado como todo un maldito en nuestra cena me hubiese quedado. — No fue mi culpa, tú— — ¡Es lo malo contigo Alexander! — AlzĂł la voz ella interrumpiendo. — ¡WHAAA! — Escucharon los dos el llanto de uno de sus hijos. De inmediato, tanto Alexander como Sav
••••••••••<< No se ni por dĂłnde empezar. SĂ© que te he lastimado demasiado… FuĂ cobarde y no pude hablarlo apropiadamente. Quizás si desde el principio te hubiera dicho el tipo de trato que recibĂa por todos tus allegados en Londres, hubieras hecho algo al respecto… Aunque sea mĂnimo. Estar en Inglaterra fue una pesadilla para mĂ y es la verdad… SoportĂ© por que no sabĂa que más hacer con dos mellizos que dependĂan de mĂ y sin nadie más que tĂş para ayudarme. Eres el mejor amigo que jamás hubiera podido encontrar y ahora me duele mucho perderte, sin embargo, mi decisiĂłn de venir a Los Angeles y alejarme de ti, fue la correcta. Tal como en ese entonces, ahora sigo pensando lo mismo… No es nada sano para nosotros seguir viĂ©ndonos. Me amas y siento que no merezco todo ese amor que tienes por mĂ. Mereces algo mucho mejor y sĂ… Tienes razĂłn…Mi corazĂłn nunca ha dejado de amarlo a Ă©l y sĂ, sĂ© que no me merece… pero estos sentimientos no son algo que pueda controlar. Ni algo que quie
"Primero verĂ© yo misma que hay y si es algo que lo pueda lastimar me abstendrĂ© a entregarlo" Tras esos pensamientos doña Clarisa se dirigiĂł a la cocina y abriĂł cuidadosamente el paquete, intentando no dañarlo de ningĂşn modo para despuĂ©s volver a sellarlo. SacĂł una pequeña caja de cartĂłn del interior y en ella venĂan varias cosas. — ÂżUn celular? Está en su caja, está completamente nuevo. Se parece mucho al que Ă©l señor le comprĂł a la señorita Stewart. Oh, hay una nota en el interior de la caja. > — Vaya malagradecida… — SusurrĂł doña Clarisa molesta. La señora volviĂł a ver el interior de la caja donde venĂan todas las cosas y notĂł una pequeña bolsita de tela atada con un lindo moño, la cual abriĂł. — Oh no… El anillo de compro
•••••••••3: 00 pm. En el hospital privado de los Baker. — ÂżAlexander todavĂa no lo sabe? — PreguntĂł Gavin Scott al padre de Jake Smith. — No… Mi hijo apenas despertĂł a medio dĂa. Mi esposa está con Ă©l ahorita, tambiĂ©n llegĂł su prometida Chelsea, pero se fue rápidamente ya que… AhĂ fue cuando todo empeoró…El hombre mayor exhalĂł con pesar para continuar contando: — Él no recordĂł a su propia novia. — RecalcĂł Ă©l padre de Jake. — Los mĂ©dicos harán otra serie de chequeos, dicen que es normal que estĂ© aturdido por el accidente y fuerte golpe en su cabeza… Que podrĂa ir recordando poco a poco, pero para estar seguros quieren examinar bien ahora que ha despertado. — El señor mayor tenĂa una expresiĂłn entristecida mientras le contaba a Gavin sobre el estado de Jake. — Si no recuerda a Chelsea, ÂżNo quiere decir que… — Gavin hizo una pequeña pausa con una expresiĂłn de preocupaciĂłn notable. — ÂżQuĂ© hay de su ex esposa? ÂżAl menos recuerda que la dejĂł? — Oh, a esa mujer si la recuerda, pero
"VolverĂ© a comenzar de cero…"PensĂł Savannah Stewart con su expresiĂłn entristecida. En ese momento, Michael y Maggie se acercaron con la cajita que se habĂan llevado para jugar y se la dieron a su madre. Al abrirla, Savannah la viĂł llena de hojas de distintos tamaños y tipos, algunas florecitas tambiĂ©n iban en el interior de la caja blanca. — ÂżSon para mĂ? — PreguntĂł ella sonriendo. — ¡A papiii! — SonriĂł Michael emocionado mientras la señalaba. — ¡Siii a papiii! — DecĂa Maggie dando pequeños saltitos. — Ustedes… ÂżQuieren verlo otra vez?— ¡Siii! — ExclamĂł Maggie, y Michael asintiĂł con su cabecita. — Es tan pronto… No pueden… Él volverá mañana. No pueden ir hoy… Los mellizos aunque no entendĂan lo que les explicaba su mamá, si sabĂan que les dijo "No" e hicieron un puchero en ese momento. — Queo a papiii… — SusurrĂł Michael con lágrimas en sus ojitos grises claros. "¡Jum! OlvidĂ© los berrinches que hacĂan por ese desgraciado…" RecordĂł Savannah cuando estaba en la casa de ella
••••••••••Al dĂa siguiente. 9: 00 am. Hospital privado de los Adams. — AquĂ tienes, no te asustes cuando veas un sangrando, ven a ginecologĂa para asegurarnos de que todo haya salido segun lo esperado. — IndicĂł el doctor Adams, dándole una pequeña caja con unas pastillas a Olivia Bailey. La mujer de ojos azules se quedĂł viendo fijamente esas cajita que sostenĂa en sus manos. Desde que se casĂł con Alexander, su intenciĂłn siempre fue formar una familia, una grande llena de niños a los que le brindarĂa mucho amor. Sin embargo, ninguno de sus planes saliĂł como ella lo esperaba. Rápidamente su matrimonio se volviĂł un infierno cuando Ă©l le confesĂł la verdad. Nunca la amarĂa y solo fue un escalĂłn para lograr sus objetivos. AĂşn asĂ, a ella no le importĂł. "IntentĂ© que Ă©l me amara" "Hice todo lo que pude por ser vista como una esposa digna…""Me esforcĂ©, lo hice como jamás en mi vida… CreĂ que Ă©l cambiarĂa de parecer y yo obtendrĂa su amor" "De haber sabido que ya estaba enamorado