Capitulo 02: Se mi amante.

¡Él tenía razón! 

Savannah Stewart se percató que estaba en los baños de hombres y comenzó a llorar aún más sintiéndose avergonzada. 

— ¡No! ¡Lo que me faltaba! — Gritó ella cubriendo con una mano su boca y dirigiéndose a la salida con sus pasos desequilibrados. 

Alexander alzó una ceja viendo como ella le pasaba de lado. 

En ese momento Savannah se fue hacia un lado por apoyar mal su pie debido a la sandalia de tacón alto. 

— ¡AH, NO! — Gritó ella asustada. 

Justo entonces, el hombre de cabello castaño la sostuvo por la mitad.  

Ella se sorprendió y volvió a verlo, las miradas de ambos quedaron a muy poca distancia.  

— No pareces estar nada bi— 

Antes de que Alexander terminara su frase, Savannah convirtió la distancia en nada, aferrándose a ese extraño, ella terminó besándolo. 

En el momento que los labios de ambos se separaron, Savannah sonrió. 

— ¡Al diablo mi ex novio! Hoy me voy a divertir contigo, guapo~ — Tras decir esa frase, ella rodeó con sus brazos al atractivo hombre desconocido, besándole de nuevo. 

••••••••••

7: 00 am. 

"¡Ay! ¡Dios mío mi cabeza duele!" 

Pensó Savannah despertando recién, sentandose sobre la cama algo mareada y con sus ojos entre cerrados, estando muy somnolienta, bostezó.  

Fue entonces que sus hermosos ojos verdes limón se pasearon en los alrededores de la habitación, deteniéndose justo frente a ese hombre. 

Un apuesto hombre castaño, perfectamente vestido, el cual estaba sentado en una silla frente a la cama, cruzándose de piernas y brazos con un aura imponente. 

Él tenía su mirada gris puesta en Savannah la cual se encontraba aún sentada sobre la cama. 

Ella lo miró fijamente, para después dirigir su mirada hacia su propio cuerpo. 

¡Savannah estaba a como llegó al mundo! ¡Sin nada de ropa! 

— ¡Ah! ¡No me veas! — Gritó ella sonrojada cubriéndose rápido con una cobija cercana. 

Una vez que Savannah se cubrió con la manta, volvió a ver hacia ese hombre avergonzada. 

Sus recuerdos eran escasos, sin embargo, sabía que se había encontrado con él anoche en los baños masculinos y lo besó por su ebriedad y desahogo de la reciente traición de su ex novio. 

"¡Ay Dios! ¡Lo hicimos! ¡Me acosté con él!" 

Pensó Savannah quien recordó como reía camino a la habitación dentro de ese mismo club y se quitaba la ropa provocando al extraño a "jugar" esa noche juntos. 

Algunas marcas en el cuerpo de Savannah eran la evidencia de que él también había cedido y se divirtió con ella placenteramente.  

— Ejem~ — Hizo Savannah como si estuviera tosiendo. — Lo siento mucho señor extraño… — Comentó ella mientras se levantaba y recogía su vestido del suelo. — Sé que no es culpa suya y tampoco mía, estaba ebria, nos divertimos anoche y hasta ahí… Mejor decimos adiós, ¿Si?  

Savannah quien se había puesto rápidamente y de manera torpe su vestido rojo, ahora buscaba en los alrededores su ropa interior inferior. 

El alto hombre se levantó de la silla y recogió la pequeña prenda de encaje color rojo. 

— ¿Buscas esto? — Preguntó él con una sonrisita que dejaba ver sus bellos hoyuelos en sus mejillas. 

Savannah se sonrojó y corrió arrebatando de la mano de él su ropa interior. 

— ¡Sí! Bueno, me voy… — Dijo ella tomando su cartera y su abrigo dispuesta a salir lo más rápido posible de esa habitación. 

Sin embargo, justo en ese instante, él la detuvo de la muñeca derecha. 

— Se mi amante, te pagaré muy bien. — Pidió descaradamente el apuesto CEO. 

Savannah abrió sus ojos de par en par sorprendida, no podía creer lo que escuchaba. 

Ella volvió a ver fijamente a ese hombre. 

¡Se sintió profundamente ofendida! 

¡PLAF! 

Justo en ese momento, ella le dio un buen golpe en el rostro. 

— ¡¿Cómo se le ocurre pedirme algo así?! ¡¿Qué cree usted que soy?! ¡Seré de escasos recursos pero tengo mi dignidad! 

Él posó su mano en su mejilla dolorida. 

"Wow, si que golpea fuerte" 

Tras ese pensamiento él se acercó a Savannah volviendo a impedir que ella se fuera, nuevamente reteniendo su brazo. 

— No puedes negarlo Savannah, nuestra compatibilidad en la intimidad fue bastante buena, ¿Por qué no lo piensas mejor? Si firmas un contrato de amantes conmigo, saldrás bastante beneficiada. 

— ¿Ah? ¡¿Cómo sabes mi nombre?! — Preguntó ella confundida. 

— Tú me lo dijiste, anoche mientras estábamos haciendo— 

— ¡Suficiente! ¡Ya entendí! — Exclamó ella sonrojada, interrumpiendo a ese hombre.

Savannah forcejeo en ese momento, soltando su brazo del agarre de ese hombre y yéndose rápido de la habitación.  

"Ella es bastante interesante" 

Pensó él una vez la puerta se cerró. 

Alexander volvió a sentarse en la silla, una extraña sonrisa curvó sus labios y sacó su teléfono celular llamando a una secretaria al azar de su empresa. 

— Necesito que me consigan la información de una mujer llamada, Savannah Stewart, creo haberla visto antes en mi empresa. — Pidió Alexander animado. 

••••••••••

"¡Dios no puedo creerlo! ¿Por qué me han enviado ese correo de la empresa?"

"Tener que trabajar hoy cuando se supone que como secretaria secundaria tendría el día libre" 

Pensó Savannah molesta mientras iba dentro del taxi. 

"No me dará tiempo de cambiar mis ropas, por fortuna en la empresa tengo algo extra, aunque bastante sencillo" 

Pensaba la bella rubia preocupada mientras dirigía su mirada por la ventanilla del taxi, viendo la ciudad esa fría mañana. 

En ese instante, el celular de ella comenzó a sonar y Savannah respondió de inmediato al ver qué era su madre. 

— Mamá, ¿Ocurre algo? 

— ¡Querida! Estoy en el hospital, ven pronto, tu padre… Él… Ha tenido un accidente en su coche. 

Savannah quedó en shock al escuchar el tono quebradizo de su madre por teléfono. 

Ella pidió al taxista que la llevara al hospital de inmediato. 

…..

Solo unos minutos después, Savannah camino rápidamente a la sala de espera donde estaba su madre llorando. 

— Mamá, ¿Que sucedió? ¿Dónde está papá? — Preguntó la mujer rubia preocupada. 

Su madre, abrazó de inmediato a Savannah. 

— Oh querida, tu padre aún está en el quirófano él hace poco tuvo un accidente y está muy grave… No sabía si decirte o no, mi niña, ya que estás ocupada y tienes que ir al trabajo. 

— ¡No mamá! No iré al trabajo, me quedaré contigo y esperaremos juntas a mi padre. 

— ¡No! ¡No digas tonterías niña! — Exclamó en lágrimas la señora mayor. — ¿Cómo te vas a quedar aquí? Suficiente conmigo, puedo ocuparme de tu padre… Contacté a los del seguro, no cubrirán todos los gastos y tampoco el tratamiento completo… Tenemos unos pocos ahorros pero si tú pierdes tu trabajo en estos momentos, estaremos en aprietos. 

Savannah comenzó a llorar en ese instante y abrazó nuevamente a su madre. 

¡No era justo! 

Cómo si ella no hubiera tenido suficiente esa noche, ahora su padre estaba grave y más problemas financieros llegaban a su familia. 

Siguiendo el consejo de su madre, ella se dirigió a la empresa una vez ambas se tranquilizaron.   

••••••••••

— ¡¿Dónde estaba, señorita Stewart?! ¿Sabe usted que horas son? La contactamos esta madrugada, tenía que estar aquí a las ocho. — Preguntó molesta una de sus jefas. 

— Lo siento mucho, yo—

— ¡No quiero excusas! Venga rápido conmigo. — Pidió la señora de apariencia exigente y seria que usaba lentes, interrumpiendo a Savannah.  

La joven que ya se había cambiado de ropa, a su traje sencillo que tenía en la empresa, siguió a la mujer madura en silencio. 

— La secretaria principal del jefe, Susan Roberts, ha pescado un resfriado y se ausentará, tú vas a reemplazarla por hoy y probablemente hasta que ella regrese; ve rápido a la oficina del CEO Phillips, debes presentarte con él, que ya ha llegado. 

— ¡Sí! — Exclamó Savannah apresurando sus pasos. 

Unos minutos más tarde. 

— Pido una disculpa por la demora, señor Phillips. — Comentó Savannah que cerraba la puerta de la oficina aún sin ver a ese CEO. 

Fue segundos después, cuando sus ojos verdes limón se posaron en el hombre sentado trás el escritorio, que ella se sorprendió en gran manera. 

"¡Oh no! ¡No puede ser cierto!"

"¡¿El hombre de anoche, es mi jefe?!" 

Pensó ella atónita. 

— Señorita Stewart, nos volvemos a encontrar~ ¿Ya ha tomado su decisión? — Sonrió él maliciosamente en ese instante.

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