A Mike las cosas le iban bien, sus hijos y su esposa estaban de maravilla. Le recordó que tenía en su casa, escondido al pony encargado para el cumpleaños de David. También aprovechó para alabar el trabajo de Débora esos tres meses, la describió como una muchacha muy lista y resolutiva, que lo dejó bien sorprendido, me gustó tenerla al lado, y ella también demostró estar muy a gusto.-Si alguna vez deseas retirarte, puedes dejar todo en sus manos, creo que no te defraudará...-Mira, pues es bueno de saberlo, quizá decida tomarme un año sabático – respondió siguiendo la guasa de su empleado.Bromas aparte Daniel agradeció tener al fin una buena noticia, por supuesto que iba a alentar a Débora para que siguiera aprendiendo, era lo que él siempre había deseado en su compañera. Una mujer con la que compartir amor, familia y trabajo. Ahora que comenzaba a vislumbrar el final del túnel la iba a apoyar en todo, tanto si quería seguir estudiando como si era su deseo quedarse una temporada
El tiempo transcurría de forma bien distinta para los habitantes del Rancho Doble D. Para Débora y Daniel muy lentamente, aunque en el fondo de su alma no les importaba demasiado pues vivían en una especie de luna de miel. Cuando estaban juntos intentaban abstraerse de todo lo que les rodeaba y se concentraban en mimarse uno al otro, sin importarles las miradas de odio de las que eran objeto y algún que otro comentario de lo más hiriente.Daniel se sentía como un niño con zapatos nuevos, ansiaba llegar a casa y acariciar la tripita donde creían sus hijos. Lo primero que hizo cuando regresó fue concertar una cita con el ginecólogo, a pesar de que Débora estaba al día con sus revisiones.-Quiero ver a mis bebés, y quiero saber que son.-¿Estás seguro Daniel? ¿No prefieres que sea una sorpresa? – Sonrió Débora, pues a ella también la movía la curiosidad...-Ya he tenido suficientes sorpresas desagradables para una buena temporada, así que no hay discusión…Descubrieron que esperaban u
-¿Marihuana? – exclamó sorprendido atrayendo las curiosas miradas del resto de personas que esperaban en la sala. Estos enseguida empezaron a sisear entre ellos…-¡Imposible…! Débora no fuma y además está embarazada, no es tan estúpida…-Pero hambre si debe tener, no ha sido por inhalación, sino por ingesta, creo que a través de un pastel por los restos encontrados en su estómago…-Aclaró el joven médico…-No comprendo… no puedo entender – repetía un atorado Daniel que ni siquiera atinó a preguntar por su estado… cosa que si hizo Mike.El doctor les explicó, intentando obviar detalles demasiado técnicos que le habían suministrado una solución de carbón activo y unos sedantes para contrarrestar los efectos de la ansiedad y los problemas respiratorios… De momento la paciente estaba dormida en una habitación individual,…-¿Y los bebés? – Acertó finalmente a preguntar…El médico movió negativamente la cabeza asustando aún más a los dos ansiosos hombres que esperaban.-¡Hable de una maldita
Daniel suspiró cerrando los ojos mientras depositaba un suave beso en la frente de Débora. Todo estaba ya demasiado claro. Unas lágrimas de culpabilidad rodaron por la mejilla de la muchacha, nunca dejaría de ser tan cándida… las secó con sus labios.- No pasa nada chiquita, todo ha pasado al fin… duerme – Rogó en un susurro… No serviría de nada enfadarse con Débora ni regañarla por ser tan incauta, era ella sola contra tres harpías experimentadas, demasiada maldad para el corazón tan noble de su niña Debbie, a él le tocaría intervenir nuevamente y librarse de una vez por todas de esas tres víboras antes de que fuera demasiado tarde.A primera hora de la mañana siguiente entró una enfermera en la habitación para llevarla a dar el pecho a los bebés que seguían en la incubadora. Débora intentó negarse.-¡No, no quiero, no quiero hacerles más daño! ¡Daniel por favor, que no me lleven! - No podía sacarse de la cabeza que era culpa suya y no dejaba de llorar. Se dejó engañar como una bob
Las tres mujeres llegaron juntas, riendo y hablando entre ellas como si nunca hubieran roto un plato. Sin decir nada se sentaron en los butacones que había enfrente de la chimenea.-¿Te vas a ofender si nos servimos una copa? – preguntó irónicamente Lisbeth – Creo que ya es pasado el mediodía ¿Verdad hermanito gruñón? – insinuó recordando que su hermano, durante la primera entrevista que tuvieron le había negado una copa alegando que era demasiado pronto. Y sin esperar respuesta se dirigió al mueble bar y sirvió tres copas.Daniel no respondió, que acabaran con las existencias de whisky del rancho era el menor de sus pecados. Esperó a que todas tuvieran su copa en la mano y se levantó despacito. Llegó a su lado y se quedó de pie, apoyado en la repisa de la chimenea, observándolas. ¿Cómo podía haber tanto veneno y tanta maldad en tan pocos metros cuadrados? Imaginó que las tres abrían la boca y lo alcanzaban rodeando su cuerpo con una larga lengua viperina. Movió la cabeza, lo último
No todos recibieron con el mismo agrado la noticia de que Débora y los niños ya no estaban. Lisbeth, Margaret y Rebeca estaban contentísimas. La primera sólo por fastidiar, la segunda porque no perdía las esperanzas de conquistar a su vecino, y la tercera porque odiaba a esa mosquita muerta que le había quitado la posibilidad de volver a estar con su marido y le deseaba lo peor, tanto a ella como a Daniel, no entraba en sus planes ver que se la pasaban felices y contentos. Si ella no gozaba a Daniel, Débora tampoco.Jorge se enfadó mucho, pregunto a todos por el paradero de la mujer, nadie lo sabía y si lo sabían se lo decían. A las mujeres ni les importaba y celebraron la noticia, su hermano por supuesto no le dijo nada, discutieron fuertemente como siempre últimamente...pero Daniel logró su propósito de ocultar el paradero de Débora y eso era suficiente de momento para respirar un poco más tranquilo.-¿Y a ti que tanto te importa dónde está mi mujer? – le preguntó fastidiado-Tu
Débora no recordaba haber visto nunca a un hombre sacarse la camisa y los pantalones a tanta velocidad. Daniel se tumbó a su lado y empezó a desabrocharle los botones del vestido. Débora intentó impedirlo asiendo su mano:-Daniel, cierra las cortinas, debo estar horrible, aún doy el pecho y acabo de ser madre…-Psss, no lo digas mi vida, no digas nunca más eso, estás preciosa, me hiciste el regalo más grande que se puede hacer a un hombre y eso no puede afearte nunca – murmuró acariciando uno de sus pezones, del que salió una gota de leche, la recogió con el dedo y se lo llevó a la boca mientras le masajeaba el otro pezón. – No sabes las noches que he pasado extrañándote mi vida, tu sabor, tu olor, tu piel…, me vuelves loco chiquita. Tan loco que no puedo más, se colocó con cuidado encima de ella y buscó su sexo con la mano, introdujo sus dedos, nunca había estado con una mujer que acababa de dar a luz y no sabía si estaría preparada para recibirlo. Nunca más iba a hacerle daño. Intro
Helen se trasladó al rancho para estar al lado de su hijo, dejó sola a Débora con los niños. Tal como le correspondía Daniel se ocupó de todo. A fin de cuentas, Rebeca aún era su esposa puesto que no habían llegado a divorciarse. Encargaron una ceremonia sencilla en el cementerio del lugar con la intención de que asistieran únicamente su familia, que era bien poca y unos pocos amigos más allegados. De buena fe pensó que debía comunicarlo a los parientes más próximos de su esposa, así que localizó a la poca familia que quedaba de Rebeca en Austin, ella no tenía hermanos y supo que sus padres abandonaron el país al poco del primer fallecimiento de su hija. Llamó a una de sus tías, con la única que se llevaba. Esta recibió con sorpresa la noticia pues no tenía ni idea que su sobrina hubiera vuelto a la vida, la conversación se alargó pues se vio obligado a contarle toda la historia. La tía de Rebeca le rogó que le diera un poco más de tiempo para reunir a la familia y asistir al sepel