Jorge le informó que había alquilado una casa en ese mismo barrio para que vivieran después de la boda, no se la mostro, Débora tampoco se lo pidió, no le hacía nada de ilusión verla, así que no insistió. En lo que si no transigió fue en tener luna de miel, con la excusa de no separarse de sus hijos consiguió evitarla. Esa actitud de Jorge la tenía un tanto desubicada, tan ansioso que se había mostrado por casarse, ahora ni se enojaba si ella no quería ver la casa ni mostró demasiada pena por no poder disfrutar de la Luna de Miel. Sintió un escalofrío, era como si supiera que no iban a necesitar ni la casa ni la luna de miel. Otra cosa era el acoso al que la sometía todas las noches, Jorge reclamaba poder entrar en su habitación, la acosaba con verdadera insistencia, a Débora no le quedaba más remedio que despedirlo con la misma excusa-No me parece correcto tener relaciones en la casa de Helen – Desde luego no iba a permitir que la tocara hasta después de la boda luego no podría e
Débora movió los hombros y no respondió. Se colocó al lado de Jorge, frente al juez con la cabeza baja. Oyó como este empezaba a hablar, apenas entendía lo que decía, sólo cuando se acercaron Daniel y Lisbeth y escuchó su nombre prestó atención, respondió con un escueto si consiento a la pregunta de rigor. No quería dudar, y no lo hizo. Jorge también respondió sí y la ceremonia concluyó. Ya estaban casados. Los invitados aplaudieron y Jorge la tomó en sus brazos para besarla, se dejó llevar, pero no respondió al beso. El juez les pidió que lo acompañaran a una mesa retirada y les mostró los papeles que tenían que firmar. Jorge lo hizo primero, seguido de Lisbeth, Daniel tomó la pluma de la mano de su hermana y firmó. Luego la miró a los ojos y con una mirada le indicó que se acercara, al darle la pluma sus manos se rozaron, la de ella temblaba tanto que no pudo sujetarla y cayó encima de la mesa. Dan la recogió y volvió a dársela acompañando su mano hacia el lugar donde tenía q
Dan no lo siguió, prefirió socorrer a Débora que estaba en el suelo ya sin sentido, la bala había entrado por la espalda, usó lo único que tenía a mano para presionar la herida y evitar más pérdida de sangre y que no era otra cosa que la chaqueta de su esmoquin, en bastante mal estado después de la pelea. Su madre había aprovechado ese tiempo para llamar a una ambulancia desde el teléfono fijo que había en el invernadero. Luego, cuando Jorge ya había huido dio parte a la policía. Nada más colgar cargó en brazos para tranquilizar al pequeño David que se había refugiado entre sus piernas y no paraba de llorar. Lisbeth estaba en trance…, apoyada junto a la pared observaba la escena como si no fuera con ella. Los ojos fijos en Débora que se desangraba en el suelo víctima de una bala que había de ser para… había de ser para… para ella. ¡Dios! Con lo mal que se había portado con su cuñada y esta no había dudado ni un segundo en detener un disparo para salvarle la vida…Recordó las duras p
-¡Joder! Dios, ¡maldita sea! – se escuchó por enésima vez en pocos minutos - ¿Por qué cojones tardan tanto?-¿Quieres hacer el maldito favor de calmarte Dan? O vas a infartarte y pasarás tu Luna de Miel en la UVI del hospital – Advirtió Mike medio en broma, pues, aunque bromear con una enfermedad no era demasiado correcto, entendía que, por su constitución y estado físico, su amigo estaba bastante lejos de ser candidato a s-¿Te parece poco haber esperado más de cuarenta minutos a que llegara Débora?-Si tenemos en cuenta que esperaste más de treinta año por ella ¿Que son cuarenta miserables minutos? – prosiguió mofándose Mike.-Pues eso, cuarenta interminables minutos en los que pensé de todo, con la racha que hemos llevado estos últimos tiempos, tengo derecho a tener miedo. Bufó con cara de pocos amigos.-Pero la espera valió la pena o no – lo animó su compañero mientras le daba un suave toquecito en el hombro.Y tanto que valió la pena, ¡Dios! O quien fuera, si las Moiras [i] o las
Daniel subió con su bebé en brazos la elegante escalera de su lujosa residencia. Sus largas zancadas devoraron los peldaños de dos en dos. Al llegar al primer piso apoyó su mano en la trabajada barandilla, el lugar perfecto para dominar todo el vestíbulo. Echó un vistazo abajo y lo que vio lo dejó satisfecho. Respiró aliviado al comprobar que nadie lo había seguido. Mentalmente agradeció que su madre y su hermana estuviesen ocupadas despidiendo a los invitados de la fiesta. Una tarea que le correspondía a él como anfitrión, y a su esposa: Rebeca. Instintivamente acercó más al niño a su corazón, al tiempo que esbozaba una mueca de disgusto. Desde hacía apenas unas horas, su mujer ya no formaba parte de su presente. Era pasado, un episodio desafortunado de su vida que hubiera podido evitar y ….-¡Bahh! - chasqueó la lengua – Demasiado tarde para lamentos.Ni se podía volver atrás, ni cambiar las decisiones tomadas, así que, para su salud mental, mejor se concentraba en olvidar todo lo a
El día había empezado pésimo, pero terminó peor. El que había de ser el mejor día de su vida, la presentación en sociedad de su hijo acabó siendo una verdadera pesadilla. Acostado en la cama recordó los episodios sucedidos esa fatídica tarde. Lo había dispuesto todo para disfrutar de una inigualable fiesta, que empezó a torcerse desde el inicio de la tarde con el penúltimo encontronazo entre él y su esposa, sucedido en la habitación contigua cuando ambos se vestían. Unas imágenes perfectamente nítidas de lo vivido que no conseguía arrancar de su cabeza. De las mil maneras existentes para desperdiciar dinero a manos llenas, hacerlo y conseguir únicamente parecerse a una prostituta se le antojaba el sumun de la idiotez. - ¿Tanta insistencia en ir a Nueva York para comprar solo medio vestido, querida? – Esas fueron las palabras que deseó pronunciar pero que nunca salieron de su boca. Cerró los ojos y apretó los puños: El vestido, ¿Dios mío? ¡Que vestido! Un vestido de cóctel azul r
Mike le obedeció, presto como de costumbre. Daniel era perfectamente consciente de la suerte que tenía de contar con él, como capataz, como mano derecha y como su mejor amigo y colega. No podía haber elegido mejor padrino para el pequeño David, esa decisión le costó otra discusión con su esposa que no lo soportaba. Estaba satisfecho de haberse impuesto esta vez. Con más razón si cabe puesto que el candidato propuesto por Rebeca era el mismísimo Jorge. Elegir entre Mike o Jorge para padrino de su hijo no tenía color.Aproximadamente una hora más tarde por el rabillo del ojo observó cómo Rebeca a su vez abandonaba el lugar con su hijo en brazos. La siguió al mismo tiempo que entraba la llamada de Mike. El empleado que lo vigilaba acababa de informar que Jorge se encontraba en la casa cargando maletas en su automóvil. La mujer se dirigió a la vivienda familiar, allí se encontró con su amante que la esperaba con el coche listo para largarse. Ese último encontronazo con ella fue el más
Daniel se removió nervioso en la cama, estaba claro que no conseguiría pegar ojo en toda la noche. ¡Maldita Rebeca y maldita su estupidez! Caro había pagado su error, pues eso es lo que fue su esposa en su vida. Un segundo, un momento, una sola noche… y su vida cambió por completo desbaratando el proyecto de vida que había ansiado desde niño. Su mente soñolienta se remontó a un año atrás más o menos…:Ese había sido sin lugar a duda el peor año de su vida, un “Año Horribilis” que empezó con la llamada urgente de su padre que lo obligó a interrumpir sus planes. Su hermanastro Jorge seguía haciendo de las suyas, tanto que había logrado sacar de quicio a su progenitor, tras fuertes discusiones y peleas subidas de tono sopesaba dejarlo fuera de la dirección de la compañía. Daniel olvidó su viaje de placer y regresó precipitadamente para mediar entre ellos, ¡Como siempre! ¡Nunca tuvo otra opción, mal que le pesara! Jamás conseguía trasladar la firmeza que demostraba en los negocios al