Para Emily ser el patito feo y despreciado de la familia, no era una tarea nada fácil, pero esas mismas circunstancias la habían hecho una mujer de carácter fuerte sin perder la bondad. Tenía un solo amigo: Adrien Lorey, su jefe, era el tipo de hombre que le había brindado un poco de tranquilidad y seguridad, por ser el hijo del mejor amigo de su padre, los dos fallecidos y por ese vínculo especial, él la había contratado como su asistente en la empresa de mayor prestigio de París NEW MADISON, al menos esa era la razón que ella creía para estar ahí.
Una mañana como tantas, apareció en su oficina, pero con un aire sigiloso y con ese hipnotizador perfume que le provocaba tantas emociones, y a la vez le revolvía el estómago, con su traje de marca y sus zapatos impecables, en cambio, ella llevaba la ropa más ridícula que tenía, porque debido a tanto trabajo que él le daba, ni siquiera había podido lavar los uniformes que debía usar.
— Justamente hoy, hoy que espero que me traigas a la mejor modelo, para ser la principal en nuestro show, te vienes con esa falda de cuadros tan graciosa. —Adrien se burló, en tono tranquilo, mientras voluntariamente se sentó en su escritorio. Tenerlo de frente era algo que la volvía extraña, una sudoración le recorría el cuerpo, el tipo era demasiado guapo para no contemplarlo.
— Adrien, bájate de ahí, que te ves más ridículo que mi falda — gruñó aceptando su broma, una de tantas que solía darle, ella jamás había entendido por qué Adrien era así con ella, sin embargo, se conformaba con su amistad, aunque derramara la baba por él, pensaba que quizá por no ser tan agraciada, le diera privilegio de conocerlo, a sabiendas de que jamás intentaría siquiera pasar una noche con él.
— Mira, yo no he dicho que sea ridícula, he dicho que es graciosa — se justificó sin bajarse de la mesa, esa mirada y esa voz la hacían perder la cordura, ningún hombre se acercaba de ese modo a ella, al menos en su entorno, Adrien era el único que la hacía sentir esas cosas de las que hablaba su amiga Ágata.
— Que te bajes de la mesa, te digo — le repitió ya en un tono más serio, pero solo estaba jugando, para no mirar su linda cara, disimuló ordenando unos papeles que se encontraban en la mesa.
—Vaya, mi mejor secretaria, está molesta hoy — continuó bromeando para hacerla sonreír, él también la quería, la quería por esa promesa que le había hecho a su padre, y por esa forma tan especial de comportarse, ella era linda aunque pensara que no, tenía el cabello rubio y ondulado, tan largo que le llegaba a los glúteos, y unos ojos café brillantes, pequeñitos, adornados por sus cejas pobladas, la nariz puntiaguda y sus pecas que formaban parte, de esa cicatriz que tenía en la mejilla derecha.
Emily sabía es que estaba perdidamente enamorada de Adrien, del Adrien que se sentaba todos los días a hablar con ella, del Adrien que le hablaba sonriendo, el que todos los días la llevaba a su casa voluntariamente en su coche de lujo, y el que no demostraba desprecios hacia ella, pero era claro que no se atrevería a mostrarle sus sentimientos, pues sabía bien, que no se fijaría en ella, que solo podían tener esa relación de jefe y empleada, y en ocasiones de amigos, por la cercanía de sus padres
— Me tienes estresada con ese asunto de las modelos, y de todas las que te muestro ninguna quieres — se defendió porque en verdad esa situación la tenía indignada, pero ella ni siquiera podía imaginarse lo que Adrien estaba tramando, llevaba dos años intentando encontrar respuestas a todas las dudas que su padre le había dado respecto a la hermana de Emily y lo que ella y su madre le ocultaban, además de las pocas cosas que ella en confianza le había revelado, que no podía esperar más para ejecutar un plan que en verdad funcionara y así poder ayudarla, la estimaba demasiado como para no ayudarle
— Quiero a tu hermana — le dijo bajándose por fin del escritorio, y quedándose de pie, de espaldas hacia ella, giró la silla, completamente asustada
— ¿Hablas en serio? — preguntó absorta, su hermana era la mejor modelo de París, y ella estaba ahora ganando muy bien en las otras agencias, pero lo más terrible, es que desde que ella había decidido irse de su casa, y dejarle a su madre enferma para cuidarla, habían perdido comunicación, Valeria era demasiado arrogante e incluso ni siquiera la trataba como una hermana, ante las cámaras decía que era hija única, por lo cual Emily lo que más deseaba era tenerla lejos por todo el daño sin causa que le había provocado desde la infancia.
— Sí, he dicho que quiero a Valeria — le aseguró sin mirarla a la cara, porque Adrien sabía bien que Emily no estaría de acuerdo, y que tampoco aceptaría que él la estaba contratando solo para encontrar respuestas a su vida. Se puso de pie y se situó frente a él, con los ojos vidriosos por las inmensas ganas de llorar de la decepción. Adrien era su único amigo, y el hombre del que estaba enamorada, el tipo que le había dado seguridad y que ahora parecía arrebatársela, se sintió traicionada
— Adrien, sabes que no puedo hacer eso, no me pidas eso, por favor, te traigo a la modelo que quieras, pero a ella no, en verdad no puedo hacerlo— le repitió en súplicas mientras él esquiva su mirada. Le dolía demasiado hacerle eso, pero era la única vía y ya tenía todo calculado no podía dar un paso atrás esa era la mejor forma de ayudarle
— Pues ¡Si mañana no encuentras a una modelo adecuada, con la fama, belleza y experiencia que tiene tu hermana, es mejor que no vengas a trabajar! — Le dijo, intentando parecer serio, decirle eso era cruel, pero no le quedaba otra opción, era la manera de hacerla entrar en el juego salvífico. Ella Lo miró y bajó el rostro, pues aunque se llevaran muy bien, en asuntos de trabajo lo respetaba como jefe, y lo que menos quería era perder su trabajo porque debía comprar el medicamento para su madre.
— Está bien, seguiré buscando — asintió para no continuar discutiendo, y era mejor no retarlo, ni hacerlo enojar, debía cumplirle, pues sabía que para él ese show era lo más importante que existía en su carrera, y en el bienestar de la agencia.
— Lo sabes bien, quiero a una como Valeria, o mejor dicho lo que yo más quisiera es tenerla a ella como la modelo estrella del show, eso sería grandioso — insinuó haciéndole entender que no lo haría cambiar de opinión, entonces ella tomó su posición seria de empleada y le contestó
— Solo tengo a las modelos que ya te he mostrado, aunque Charlotte es muy buena opción, pero…
— Pero... — la interrumpió acercándose a ella, y de nuevo esos ojos avellana, la dejaron sin aliento, su respiración cercana la hizo apretar los labios, ese gesto le gustó y le provocó quedarse más tiempo cerca de ella.
— Ya recordé que dijo que tiene otros compromisos y no podría estar a tiempo completo en los ensayos — dijo para no contradecirlo más, y sobre todo porque se sentía atrapada en esa mirada tan llena de lujuria a veces, o pensaba ella: de lástima. Pero aunque en ocasiones esas situaciones cercanas le parecían graciosas, esta vez, todo se complicaba porque él había mencionado a la arpía de su hermana.
— ¿Así que no vas a seguir buscando a otra persona? — Le preguntó tomándola de la cintura y acercándola más a él, Adrien ni siquiera se explicaba por qué hacía eso, pero es que Emily tenía algo que lo halaba, adoraba el olor de su perfume, esa sensibilidad de su piel, y su cintura cubierta de ropa floja.
En realidad, Adrien sabía que ella siempre cumplía, por eso la había tenido en ese puesto durante un año, y aunque tenía la facilidad de buscar otras asistentes, a ella no la cambiaría por nadie, porque en medio de todo el caos de la empresa y su vida de rico, ella era como un poquito de agua que llenaba el enorme desierto de su vida, por su forma de ser tan peculiar y bonita, ella era la única que le provocaba risas en medio de sus enojos.
Adrien fue acercándose más a ella, mientras que Emily lo miraba perpleja — Vamos, Emily, sé que tú puedes, es por el bien de la empresa y de tu trabajo — Murmuró acercando sus labios a los de ella, mientras que sentía que el corazón iba a salírsele.
— Sí, sí — titubeó mientras él se apartó de golpe
Se recostó en la mesa pensando en esa situación que sucedía diario, ese tenerlo cerca y a la vez lejos, como si solo la insultara con esas mínimas caricias, aunque ella estaba clara de su posición ante él, eran amigos y era su jefe, no había más. No existía otra forma para solucionarlo, el show era tan solo en unas semanas, y una modelo inexperta no podría hacer bien ese trabajo, pero en cambio Valeria, su hermana, ella sí podría, y a pesar de sus diferencias, debía aceptar que era la más indicada para el puesto. El problema ahora, se complicaba más, pues no sabía siquiera cómo hablarle, hacía mucho tiempo que no se comunicaban. Cogió el teléfono de la empresa, y marcó, conocía su número, sin embargo, desconocía en su totalidad el amor de hermanas. Dio un largo suspiro, mientras escuchaba el sonido de espera, cerró los ojos, y al no obtener respuesta inmediata, colgó. — No, no puedo llamarla, debo buscar una opción, alguien que se parezca a ella, no quiero rendirme tan fácil — se
Adrien no se atrevió a mirarla, solo la apretó con más fuerzas, cuando planeó todo, nunca se imaginó que se sentiría tan mal, ni por qué estaba sintiendo tanta compasión por lo que eso pudiera ocasionarle a Emily, en otro momento le habría dado igual, pero ahora todo se tornaba distinto, había escuchado la forma tan cruel en que Valeria se había dirigido a ella, y eso lo llenaba de más dudas, y lo obligaba a continuar con el plan para descubrir los verdaderos motivos de ese odio entre hermanas.En ese momento se dio cuenta de que no lo estaba haciendo únicamente por saberlo, sino porque en verdad tenía un enorme deseo de ayudar a Emily, de verla bien y feliz ¿Pero por qué tenía ese deseo? Se suponía que solo era una promesa hecha a su padre.— Te lo he dado por eficiente — dijo apartándose de ella al no soportar el nudo en la garganta que eso le provocó, y esa respuesta le dio más rabia a Emily, la estaba felicitando y abrazando por cumplir con algo que ella no quería hacer, pensó.—
Frente a ellos estaba la gran Valeria, que había decidido llegar ese mismo día, luego de pensar en que podía sacarle provecho a la situación, vestía un vestido rojo despampanante y un maquillaje tan perfecto, su piel era distinta a la de Emily, quien era blanca, mientras que Valeria era morena, muy morena, y eso era justamente lo que la hacía destacar en las grandes agencias de modelaje, ni siquiera físicamente se parecían. Emily la miró con la barbilla en alto, mientras ella ya coqueteaba a los ojos de Adrien. — Hola, querido, puedo pasar — preguntó con su voz sardónica y coqueta — Me retiro — Masculló Emily, sin dirigir su vista a la de Adrien, Valeria se apartó un poco de la puerta para que pudiera pasar y evitar que ese cuerpo tocara el suyo, fue triste estar cerca de alguien que se suponía que llevaba la misma sangre, y tener que verla como una completa desconocida, antes de que pudiera cruzar, la voz de Adrien la asaltó: — Emily — Dijo como si tuviera el valor de ignorar a su
— Llámame en unos minutos — contestó rápidamente sin dejar de mirar la espalda de Emily— Emily, espera — dijo Adrien, tras que cortó la llamada, Estéfano entendería y luego se comunicaría con él, después de lo sucedido Adrien estaba sintiendo un deseo enorme de estar cerca de ella, y no se explicaba por qué, era una sensación rara, como si tuviera miedo de que se fuera y se enterara de lo que tramaba, y además no iba a permitir que se fuera así, luego de lo que acababa de pasar. Conocía perfectamente sus intenciones y sabía que no estaba bien actuar así con ella ¿Pero desde cuándo le importaban los sentimientos de una mujer?— ¿Hoy es el día de detenerme o qué pasa? — interrogó ella luego de entrar, no quería que los demás empleados escucharan.— Es solo que la llamada puedo atenderla luego, es mejor que hablemos—¿Hablar qué? Ya te dije que no hay ningún problema, que no tienes por qué preocuparte, que comprendo bien, que es tu empresa — lo interrumpió ella demostrando un poco de se
Esa tarde Estéfano y Adrien dejaron en claro los puntos claves para salvar a Emily, pero a él le sorprendió el interés tan grande que Adrien estaba teniendo respecto a eso. — Oye, Adrien, pero creo que te estás involucrando demasiado — le dijo — Es mi asistente, es una buena chica, excelente trabajadora, es la hija del mejor amigo de mi padre ¿Acaso no puedo hacer algo por ella? — se defendió Adrien un tanto nervioso, él sabía que se estaba involucrando mucho, pero no había pensado a exactitud con qué motivo — Valeria, también es hija del mismo hombre, y ahora será tu trabajadora — — Eso de que sea la hija de Jean-Paul Durand, está en duda — lo interrumpió Adrien — A veces te comprendo y a veces no, Adrien, tienes casi un mes, desde que pensaste en hacer esto, que no me cuentas de ninguna aventura con tus amantes, y en verdad que Valeria es el tipo de mujer que has querido y has tenido siempre, y no entiendo por qué te preocupa exageradamente el bienestar de Emily, y siento que es
— Lo siento, Emely, no quise incomodarte — se disculpó Adrien odiándose por hacerlo— Ya no importa — contestó ella de prisa, y dio la vuelta—¿Te llevo a casa? — preguntó, pues él solía llevarla en ocasiones— No, gracias, tomaré el tren — afirmó con una mezcla de emociones que la estaban atemorizando, ese beso había sido lo mejor y lo peor de su vida— niña malcriada — musitó él con ironía— Mañana tendrás una peor — dijo ella en referencia a su hermana— Mañana, empezará esta guerra por ti — dijo Adrien sin valorar lo que acababa de mencionar. Emely odió su juego de palabras y el no comprender a qué se refería ni qué tramaba, y decidida a no prestarse a su juego, salió de la empresa. Adrien la observó a través de la enorme ventana del edificio.Emely tomó el tren, y eso le ayudó a pensar en las cosas que le estaban sucediendo, Adrien era demasiado especial para ella, pero conocía muy bien su forma de vida como para dejarse llevar por sus instintos de mujer, sabía que el beso había
— Me puedes explicar qué significa lo que han publicado en la prensa — le gritó tras cerrar la puerta— Está en el contrato que firmaste — Dijo él sin demostrar que estaba asustado— No, yo no sabía eso, no puedo renunciar a las otras agencias, pues eso significa una pérdida para mí — le gritó sin despegar sus manos del escritorio— Puedes revisar el contrato ahí está — confirmó él tomando los papeles y colocándolos enfrente— maldición, debiste avisarme. Yo ni siquiera renuncié mis contratos con las otras agencias, ahora cómo pretendes que siga con mi carrera, si me dejas en una encrucijada, no pensé que fueras así y que además lo publicaras en la prensa sin mi permiso — continuó gritando— Pensé que sería un gusto para ti, que fuera público tu inclusión en mi empresa— No, no es que no sea de mi agrado, es solo que ahora se me avecina un problema ¿Entiendes? — lo interrumpió— Mira, Valeria, yo te mostré un contrato, no es mi culpa que no hayas leído esa parte, pero es lo que yo des
Al caer la tarde, Emely fue a despedirse de su jefe, como de costumbre. La lluvia caía suavemente afuera, y el ambiente en la oficina era cálido y acogedor. Adrien estaba concentrado viendo a través de las ventanas, pensando en como este asunto entre Emely y Valeria le estaba consumiendo el tiempo, y no identificó si lo estaba haciendo por puro compromiso a su padre o porque en verdad le interesara demasiado.— Adrien, te entrego el informe de lo realizado hoy. También he contactado a Renata, la diseñadora que me solicitaste. Ha afirmado que vendrá — le dijo Emely, entregándole los documentos. Adrien sonrió, Renata era también su amiga y sabía que sería de gran ayuda para el proyecto.— Muchas gracias, Emely. Eres una pieza clave en este equipo, y tu trabajo es excepcional — elogió Adrien, sintiendo genuina gratitud por su dedicación y profesionalismo, e intentando hacerla sentir bien en medio de lo que él había provocado.Emely se sintió halagada por las palabras de su jefe. A pesar