Cinco años después.
Luego de aquel encuentro inesperado con el padre de su hija: Samantha subió al auto con el rostro empañado de lágrimas y sin dejar de temblar, colocó el cinturón de seguridad a Norita. La niña observaba a su madre con tristeza.
—Yo solo quería conseguirte un novio —susurró sollozando—, no deseo que pelees con Óscar, es mi amigo, se llama igual que mi papá —expresó la niña. — ¿No te gusta, te parece feo como Renato?
Sam negó con la cabeza, liberó un largo suspiro.
—Vamos a casa —solicitó y evitó hablar de él, con las manos trémulas se aferró al volante, intentaba no llorar para mirar con claridad la carretera; sin embargo, aquel encuentro removió en ella muchos sentimientos, en especial miedo y resentimiento.
Norita parpadeó y recordó que olvidó algo ahí.
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No olviden dejar sus reseñas. Gracias.
Una hora antes y al ser domingo, Sam y Norita regresaron del hospital, cuando estaba por entrar al edificio, otra vez percibió un extraño estremecimiento, era como si la estuvieran vigilando, pensó que todo eso se debía a lo ocurrido con Óscar, el día anterior.Una vez en casa, mientras Norita jugaba en la sala, Sam en la cocina sacó del refrigerador las pechugas de pollo, las verduras y demás ingredientes para preparar la comida favorita de su hija: Milanesas con patatas fritas y ensalada. Al ver que la niña se fue a la alcoba, la joven enseguida realizó una videollamada, cuando miró por la pantalla el rostro de su mamá, sus ojos se llenaron de lágrimas.— ¿Qué sucede cariño? —indagó Angélica. — ¿Pasa algo con la niña?Sam negó con la cabeza, y s
El corazón de Óscar se agitó al escuchar el comentario de su hija, entonces sintió que aún había esperanza, solo debía intentar hablar con su aún esposa, en algún momento, dirigió su mirada hacia la cocina al escuchar su quejido. —¿Te encuentras bien? —cuestionó y se encausó hasta donde ella estaba, entonces tomó la mano de Sam, y observó su herida. —¿Te duele mucho? —indagó. Samantha se estremeció cuando lo tuvo parado muy cerca de ella, sus piernas temblaron al momento que la tomó de la mano, entonces retiró su dedo del agarre de él. —No fue nada, con una bandita estaré bien —respondió. Óscar la miró de la misma manera que hacía años atrás, pasó saliva con dificultad al tenerla tan cerca. —Yo puedo finalizar de preparar la comida —sugirió. —Puedo sola —expresó—, a peores cosas me he enfrentado y he salido adelante —aseveró y lo miró
Años antes. Después de aquella dolorosa despedida en la cual Samantha le rompió el corazón al amor de su vida, la chica con las piernas temblorosas subió al auto de aquel criminal. —¡Bravo! —exclamó aplaudiendo—. Excelente interpretación, la tuya, hubiese querido ver la cara de ese muerto de hambre —gruñó, y colocó su mano en la pierna de Samantha. Sam retiró con fuerza los dedos de aquel infeliz de su piel, lo miró con profundo odio, mientras apretaba los dientes de impotencia. —¡Yo no soy igual a mi mamá! —gruñó ella—. Te juro que te vas a arrepentir de llevarme con vos, desearás jamás haber puesto tus ojos en mí —advirtió resoplando agitada. De pronto sintió su mejilla arder cuando Franco le lanzó una bofetada. Sam presionó los ojos, intentó clavar sus uñas en el rostro de aquel infeliz, pero los hombres que lo escoltaban en el auto le apuntaron en la cabeza. —¡Máta
Presente:Después de aquella discusión con Samantha, Óscar regresó exaltado, al haber visto cómo su pequeña salió llorando, diciendo que no quería que fuera novio de su mamá. Su corazón se agitó lleno de tristeza, ya que si ese infeliz, no los hubiera separado, él sería parte de ellas y tendría la familia que siempre soñó.Se dirigió a su habitación, se cambió por ropa deportiva y salió a un gimnasio cercano. Al llegar se colocó unos guantes de box, mientras golpeaba el saco, poco a poco los dolorosos recuerdos comenzaron a emerger desde que Samantha lo dejó por causas mayores y sin saberlo su vida dio un giro que no esperaba:****Hace unos años.Óscar estaba sentado en el piso de la sala, las lágrimas se desbordaron sin parecer tener fin. Su pecho
Época actual.Al día siguiente.Carlos Gabriel Duque se quitó las gafas para el sol, e ingresó al hotel en donde tenía una cita importante con su socio, y amigo: Óscar.Paso de inmediato al elevador y luego salió en el último piso para dirigirse a la oficina del director general, golpeó la puerta antes de seguir.Óscar aún se encontraba molesto después de haber escuchado como Samantha buscaba la forma de evitar que se acercara a Norita. El estómago le dolía, por aquella sensación de desagrado que sobrellevaba desde entonces. Estaba por llamar a su abogado, cuando el sonido de la puerta lo sacó de su ensimismamiento, por lo que se puso de pie y abrió. Ladeó los labios al mirar a su amigo.—Hola —expres
Óscar se acercó a ella, al ver una perlada capa de sudor en su frente, colocó una de sus manos sobre sus mejillas, entonces, abrió los de par en par. —¡Tienes mucha fiebre! —mencionó—. Tengo que llevarte al médico —expresó mientras la estrechó sin pedir permiso—, no estás nada bien —dijo con angustia. Sam se quedó paralizada cuando él la tocó. Su corazón se agitó al instante que la abrazó; sin embargo, ella permaneció inmóvil, respirando, agitada, al estar tan cerca inhaló aquel varonil aroma. Cerró sus ojos por unos segundos, pero luego reaccionó: —No es necesario —balbuceó—, debo regresar a Oaxaca, con Norita, necesito estar a tiempo para recogerla de la escuela. —No voy a permitir que conduzcas, hasta allá estando así. Puede ocurrirte algo en el camino —mencionó—. Yo te voy a llevar —dijo con seguridad. —Quitó el bolso de Sam de su hombro y lo sujetó él, para luego abrazarla y
Samantha negó con la cabeza y resopló.—La próxima vez que te quedes con Jovita le voy a decir que deje de mirar las telenovelas con vos —recriminó—, no tienes edad para hablar de besos y esas cosas —la regañó mirándola con seriedad—, no vuelvas a pedirle a Óscar que haga algo así, o ¿te gustaría que yo le pidiera a Renato que me bese? —Elevó una ceja contemplándola.—¡Qué asco! —Frunció la nariz—. Si te besa, yo lo…—Presionó sus labios para no decir que pensaba patearlo si se acercaba a su madre—. Óscar está más bonito —murmuró.Óscar abrió la puerta y las observó a ambas, fue imposible no escucharlas.—Debe ser asqueroso recibir un b
Sam se aclaró la garganta y presionó sus ojos. —Ya nos estamos haciendo cargo, gracias —expresó y se acercó al garrafón de agua para servirse en un vaso—. Además, esa decisión no depende de mí, sino de la mamá del niño —comunicó y lo miró a los ojos. —Lo comprendo, pero tengan en cuenta mi ayuda, no me gustaría que corriera peligro un pequeño, por falta de atención médica —comentó y se dirigió a la cocina a mover el caldo de pollo—. La comida no tarda en estar —informó. —¿Te sientes mejor? —indagó. Sam inhaló profundo, no pudo evitar estremecerse al escucharlo. Su mente evocó las ocasiones en las que él cocinaba para ella cuando vivían juntos, aspiró el delicioso aroma que emanaba su receta, y su estómago crujió de hambre, además que él guisaba excelente. —Me duele un poco la cabeza —informó—, por eso vine por agua para tomar una medicina, huele muy bien —murmuró.