—No te vez muy bien hoy ¿te sientes mal? — le había preguntado Kevin, el chico de su misma edad con el que en ocasión Sam tenía la oportunidad de trabajar.
—Solo es un pequeño dolor de cabeza. No es nada de que preocuparse— ella contesto de pie junto a él.Ese día estaban trabajando aparcando lo autos de las personas que venían al hotel. Dentro de uno de unos de los lujosos salones de ese edificio se estaba llevando acabo un evento, una fiestas de muchas que se solían hacer los fines de semana como este. Por lo tanto la carga de trabajo era mayor, no solo para el personal que trabaja dentro del hotel, sino que de igual manera los valet parking estaban mucho más ocupados de lo habitual.A quienes pensarían que aquel empleo que consistía en conducir un auto ajeno y ubicarlo con cuidado entre los demás del estacionamiento no era nada complicado. Pero lo cierto es que al igual que cualquier otro empleo, este también tiene sus problemáticas.Después de un poco más de dos años trabajando como valet parking, Sam había aprendido que lo más difícil de no era encontrar la manera de estacionar los vehículos que dejaban a su cuidado, sino, era el tener que tratar con lo dueños de los vehículos.—Aquí tiene las llaves. La ultima vez que traje mi Mercedes ha este lugar encontré que tenía un rayo al costado de la puerta del conductor. Eso no estaba ahí cunado lo deje. Agradece que lo deje pasar, pero si vuelvo hallar alguna otra cosa nueva como esa. No dudare en hablar de ti a tu supervisor— amenazo a la rubia el hombre de cabellos pelirrojos. Mirándola con arrogancia, y tomado ventaja de la clara diferencia de estaturas que había entre los dos, para verla desde al igual que alguien vería a un pequeño insecto en la acera.—Lamento señor escuchar su mala experiencia. Le prometo que nada similar a eso volverá a suceder— Sam sonrió extendido la mano para que le entregaran las llaves del auto. Molestando aún más a aquel hombre delante de ella, al este contemplar como ella no se veía ni un poquito afectada por la manera en la que él la estaba tratando.Y no era como si a Sam no le incomodara oír como la amenaza hacia su trabajo, pero no por ello dejaría que sus emociones gobernaran sus actuar, eso no sería profesional.Eso era lo que pensaba Sam. Pero su Kevin, el castaño joven que trabajaba a su lado, no pensaba igual. A él no le gustaban los tipos como aquel pelirrojo, quien creía que solo por la posición que tenía estaba bien tratar a los demás cómo sus sirvientes. Pero lo que más le había hervir la sangre era cuando se metían con la mujer de cabello rubio. Por eso mismo el no podía quedar tranquilo viendo esa escena, así que él camino con paso firma hacia donde estaban Sam y el hombre que aún tenía las llaves en su mano, sin querer aún entregarla a la mujer.Sam se percató de la firma en la que Kevin los veía al aproximarse. Ella en un intento de detenerlo, hizo una seña con la mano que tenía tras su espalda, queriendo decirle a Kevin que no se acercara, ella podía manejar a la situación.Pero eso no fue suficiente, ya que antes de poder decir o hace algo más, Kevin prácticamente había arrancado las llaves de auto de las manos del hombre pelirrojo con el que ella estaba hablando.—Disculpe señor, yo me encargare de su vehículo. Le sugiero que se retire de una vez, si sigues aquí seguirá obstaculizando con nuestro trabajo— las palabras de Kevin salieron de su boca con evidente sequedad.Ya Sam podía presenciar cómo el dueño de vehículo estrechaba la mirada, observándolos a Kevin y a ella ofendido. Esto era justamente lo que quería evitar. A pesar de que sabía que las intenciones de Kevin eran las mejores, pues solo quería sacarla a ella de tener que seguir interactuando con aquel sujeto. La realidad era que por culpa de la personalidad impulsiva de su compañero, este en lugar de ayudarla, solo había logrado empeorar la situación.—¿Soy un obstáculo? ¿Así es como tratan a las personas para quienes trabajan? No quería llegar a esto, pero no me dejan de otra… hablaré ahora mismo con su supervisor— el pelirrojo estiró el brazo, intentado recuperar la llaves de su vehículo las cuales le habían sido arrebatadas de las manos por el chico de cabellos castaños vestido de valet parking— tal vez luego de eso aprenderán cómo se deben de tratar.—¿Hay algún problema Martin? — pregunto un hombre que recién había aparecido, sosteniendo uno de los hombros del pelirrojo.—Si, lo hay. Con estos dos de aquí— señalo a Sam ya Kevin— no solo rayaron mi Mercedes la última vez que viene aquí, sino que ahora tiene el descaro de decirme que les estoy estorbando ¿puede creerlo?—¿Y eso no es exactamente lo que está pasado? — expreso el hombre de cabellos oscuros y ojos azul cielo.—¿Qué quieres decir? — el pelirrojo, cuyo nombre ahora sabían era Martin, miro al azabache con confusión.—No creo que estén del todo equivocados. Es más. Por eso estoy aquí. Si te das la vuelta y te fijas bien, ya se han formado una considerable cantidad de autos, quienes están esperando a que alguno de los valet parking se desocupen para atenderlos. Pero como están muy ocupados hablado contigo, eso no ha sido posible. Por cierto, yo también he estado esperando.El pelirrojo parecía querer decir algo más, justificando su actuar, pero eso no le sería posible. Ya era suficiente con tener a Oliver sosteniendo su hombro, para saber que no importa que fuera a decir, él ya no podría continúa con lo que estaba haciendo antes de que este apareciera. El azabache era alguien con quién le era imposible llevarle la contraria.Al sentirse humillado por que Oliver le había señalado su error enfrente de esos dos trabajadores, Martin no le quedó de otra, que dar la vuelta y entrar al edificio, sin volver a hacer ningún otro contacto a Sam y a Kevin, quien podían escuchar los murmullos molestos del pelirrojo mientras este se alejaba.Sam dejo escapar el aire contenido en sus pulmones. Para luego de esto mira en dirección al hombre de ojos azules.—Gracias Ollie— le dijo ella dedicándole una sonrisa al nombrado.—No hay de que Sam— respondió él guiñado uno de sus ojos.Oliver, un hombre que estaba apenas entrado a sus treinta años de edad, de cabello color azabache y ojos azules. Era alguien con quién Sam nunca se había esperado hacer amistad. Se habían conocido hace un poco más de un año, por alguna razón el frecuentaba el hotel en donde Sam trabaja, por lo menos unas dos, o hasta tres veces por semana. Aunque los momentos en dónde ambos coincidían eran fugases, esto no evito que de alguna manera ambos terminaran intercambiando algunos saludos. Hasta un día en el que se vieron por primera vez fuera de las horas de horas laborales de la mujer. Aquella mañana el esposo de Sam había salido temprano y se había llevado el auto que los dos compartían, por lo que Sam tuvo que tomar el autobús, pero lamentablemente ese mismo el viaje en el transporte público se vio afectado cuando una de las ruedas del vehículo estalló. Todos los pasajeros se vieron forzados a bajar del autobús en busca de algún otro transporte, con la excepción de quienes prefiri
A diferencias de otras ocasiones en las que Oliver se quedaba un par de minutos en saludar a Sam, en esta oportunidad el hombre de cabellos azabache parecía tener prisa, pues después de que Martin, el molesto cliente que Oliver le había ayudado a tranquilar, se había marchado, no pasó casi nada antes de que el pelinegro también se fuera para ingresar al edificio.Sam se encargo personalmente de estacionar el lujoso automóvil del pelirrojo, ya que no estaba segura de poder confiarle esa tarea a Kevin, su impulsivo y temperamental compañero de trabajo. Tendría que ser muy ingenua si dejaba que el castaño se hiciera cargo del vehículo del hombre que hasta hace no más de unos pocos minutos atrás estuvo a punto de confrontar de manera imprudente. Mientras que este mismo se encargó de aparcar el auto que le pertenecía a Oliver.Por alguna razón esa noche el flujo de trabajo fue más exigente que otras noches, por lo que tanto ella, cómo Kevin, apenas si pudieron tener tiempo de respirar. F
Sam entro corriendo al hotel, seguida de cerca por Kevin detrás de ella. —¿Qué están haciendo aquí adentro? — les pregunto a los dos la recepcionista del hotel, parándose en medio del camino de ambos— saben que no pueden dejar su puesto los dos ¿Qué pasaría si un auto llega? ¿o si alguien necesita salir? ¿Quién buscará su auto si los dos valet parking del hotel están aquí, en lugar de estar enfrente? Los esfuerzos de la recepcionista por impedir que Sam y Kevin siguieran avanzando se vieron en vano cuando la rubia la pasa de largo, enfadando obviamente a la mujer, por lo que no queriendo pasar por lo mismo dos veces seguidas, esta alcanzó a sostener al varón por el cuello de su camino, deteniéndolo de manera efectiva al casi ahorcarlo.—Muy Kevin, en lugar de dejarme aquí de pie hablándole a la nada, te exijo que me expliques que está sucediendo.El castaño se sobaba el cuello lastimado, con la vista enfocada hacia el camino que Samantha había tomado, antes de voltear a ver a An
La pantalla se llenó de humo, y se podían escuchar los gritos de las personas, el pánico de los presentes era palpable. No se podía identificar ninguna figura en el televisor, y lo siguiente que paso fue que la toma fue cortada, regresando a los presentadores del noticiero que estaban muy lejos de lo sucedido, dentro de la seguridad del edificio del canal de televisión.—Tal párese la caída del edificio ocasiono que la transmisión se cortara— hablo la mujer sentada en la pantalla de televisión, para luego sostener el aparato que estaba colocado en su oído, y escuchar con atención lo que le decían por este— ahora mismo me informan que nuestra reportera y el camarógrafo que está con ella están bien.—Después de una breve pausa intentaremos volver a la escena, y les daremos con mayor detalle que a sucedido— agrego el otro reportero sentado en el estudio de noticias, el cual también había estado escuchando que le decía algo por el aparato de su oído.Y después de decir aquello iniciaro
El funeral fue pequeño, solo asistieron los compañeros bomberos de Jake, y algunas personas del trabajo de Sam. Todos se acercaron a ella y el dieron sus condolencias en este triste día. —Yo no tuve la oportunidad de conocer muy bien a Jake. Pero sus últimas acciones fueron me demostraron que era un gran sujeto— le dijo un hombre en traje a Samantha, el cual era uno de los bomberos de la unidad de su esposo.—Todos extrañaremos a Jake.—Mis condolencias. Su esposo fue todo un héroe. Debe de estar orgullosa de él.Fueron algunas de las muchas palabras que le dedicaron a la rubia conforme iban llegando las personas al funeral.Junto a Sam estaban sentados Kevin, Jessie, Andrea, y Antonio. Habían unos que otros compañeros del hotel y la cafetería, quienes intentaban animarla con palabras de apoyo, pero ella solo les respondía asintiendo la cabeza para darles a entender que ella los estaba escuchando. Fue muy extraño ver cómo el ataúd bajaba lentamente dentro del foso en el suel
Oliver acerco su auto a la entrada principal del hotel al igual que muchas otras ocasiones él tenía un asunto de suma importancia que atender en este edificio, se podría decir que después de tanto tiempo está ya era su rutina.Y al igual de todas las veces anteriores en las que iba a este hotel, tenía sentimientos encontrados. A Oliver no le entusiasmaba tener que venir tan seguido, ya que esto siempre le hacía sentir una extraña sensación de vacío, que se mezclaba a su vez con un sentimiento de nostalgia. Pero por el otro lado, cuándo el dejaba pasar aunque fuera, simplemente una semana sin venir, era algo innegable que terminaría sintiéndose mucho peor de lo que se sentiría sí al venir a este lugar.Una de las pocas cosas que le hacían más digerible el tener que visitar el hotel, era que cada vez que llegaba terminaba encontrándose con Sam, esa bajita mujer de cabello rubio, ojos marrones, y la cual siempre parecía estar animada, con la que él disfrutaba intercambiar aunque fuer
Según lo que le habían dicho los empleados del hotel, o mejor dicho la empleada, ya que el chico que trabajaba como valet parking mantuvo su postura de no querer seguir hablado con él y se fue dejándolo con Andrea, la mujer que trabajaba como recepcionista en el edificio, el motivo por el que había faltado Sam aquel día se debía a la muy reciente perdida de su esposo.Luego de saber aquello, Oliver no se quiso quedar ahí por mucho más tiempo, así que se apresuró a salir en busca de su auto.—Ella ya no debe estar en la funeraria. Nos dijo que quería estar sola, por lo que ya debería de estar en su casa— informo Andrea al ver al pelinegro avanzar con apuro a la salida, adivinando exitosamente que era lo que quería él.Oliver se detuvo. Si eso era lo que Sam quería, entonces debía respetar su deseo. Aunque había una pequeña parte de su mente que le decía que ignorara aquello y que de todas formas fuera a ver a la rubia. Pero el problema ahora, era que él no sabía en dónde vivía Sam
Todo estaba en completa oscuridad, era igual que estar en un abismo apartada de todos. Fue solo cuando Sam comenzó a distinguir un sonido a lo lejos que ella pudo distinguir con el de una máquina, este sonaba similar a un pitido agudo he intermitente, el cual poco a poco se escuchaba con más nitidez, a la vez que la oscuridad se hacía cada vez menos densa.Otros sonido iniciaron a hacerse presente, ayudando a Sam a darse cuenta de que no estaba sola. En esos momentos fue que ella cayó en cuenta que tenía los ojos cerrados, por lo que con pesadez empezó a abrirlos, sintió en sus ojos marrones la molesta luz del techo. Tuvo que pestañas un par de veces para acostumbrarse a la luz, y poder deshacerse de la vista nublosa. —¿En dónde estoy?— pregunto Samantha para si misma al no reconocer el techo, ni la cama en dónde se hallaba.Al girar la cabeza se encontró con que su cama estaba rodeaba de varias cortinas de color azul pálido, pero lo que más le llamo la atención fue notado q