A diferencias de otras ocasiones en las que Oliver se quedaba un par de minutos en saludar a Sam, en esta oportunidad el hombre de cabellos azabache parecía tener prisa, pues después de que Martin, el molesto cliente que Oliver le había ayudado a tranquilar, se había marchado, no pasó casi nada antes de que el pelinegro también se fuera para ingresar al edificio.
Sam se encargo personalmente de estacionar el lujoso automóvil del pelirrojo, ya que no estaba segura de poder confiarle esa tarea a Kevin, su impulsivo y temperamental compañero de trabajo. Tendría que ser muy ingenua si dejaba que el castaño se hiciera cargo del vehículo del hombre que hasta hace no más de unos pocos minutos atrás estuvo a punto de confrontar de manera imprudente. Mientras que este mismo se encargó de aparcar el auto que le pertenecía a Oliver.Por alguna razón esa noche el flujo de trabajo fue más exigente que otras noches, por lo que tanto ella, cómo Kevin, apenas si pudieron tener tiempo de respirar. Fue después de un par de horas aparcando una cantidad considerable de vehículos, que los dos pusieron finalmente relajarse un poco.—Estoy exhausto. No quiero tener que estar detrás del volante de un auto por un buen tiempo— se quejo Kevin sentándose en una silla plegable, la cual era parte del par que tenía escondido para él y Samantha, ya que a su jefe no le gustaba verlos sentados en horario laboral. Una exigencia ridícula, ya que era prácticamente imposible esperar que dos personas permanezcan de pie junto a la entrada del hotel por más de ocho horas, lo cual era la cantidad de horas que ambos solían trabajar, de ocho de la noche, a seis de la mañana, con solo media hora de descanso para cada uno.—Me gustaría decir lo mismo, pero aún nos quedan unas seis horas más de trabajo. Además, en cualquier momento todas las personas que están dentro del hotel saldrán, y nosotros dos deberemos repetí lo de recién para poder entregarles sus automóviles— exclamó Sam, contenido sus ganas de reír al oír el quejido del chico a su lado.—Ya lo sé. o tenías que recordármelo. Al menos déjame soñar despierto— Kevin le dio un ligero empujón a la rubia con el codo. Preocupándose cuando en vez de escuchar la risa tan contagiosa que ella poseía, en cambio, la vio sostenerse la cabeza y fruncir el ceño.—¿Te empuje muy fuerte? Perdona Sam, no quise lastimarte. Seré más delicado de ahora en adelante— el castaño se había puesto nervioso al ver la expresión de la mujer, así que se disculpo rápidamente al creer que él era el culpable.Samantha no dijo nada, simplemente levanto una mano, intentando pedirle que dejara de hablar por un momento. Mientras que a su vez ella alcanzaba su mochila, la cual estaba escondida al nivel del suelo, detrás de unos de los arbustos junto a la entrada, y saco de esta una caja de pastillas, junto a una botella plástica de agua para tomar una con mayor facilidad.—No te disculpes. No eres tú. Es solo que el día de hoy he tenido mucho dolor de cabeza. Por eso me acabo de tomar una pastilla, con la esperanza de que me ayude un poco — explicó Sam, respondiendo no solamente la pregunta anterior de Kevin, sino, de ante mano, las otras preguntas que estaba segura que el iba a querer hacerle.—De todas formas me extraña verte tomar una pastilla para eso. Pensé que no te gustaban para nada.Eso era cierto. Si había algo que Samantha detestaba era tomar pastillas, siempre se le había dificultado tomarlas. Por lo que agradecía haber podido encontrar en su departamento unas lo suficientemente pequeñas para que no se le dificultara tragarla. He igualmente, pese a ser la pastilla muy pequeña, Samantha había tenido que tomar una gran cantidad de agua de la botella que había traído consigo, la cual estaba llena, y ahora, tras tomar la pastilla, la botella había quedado completamente vacía.«Genial. Ahora no tendré nada más que beber el resto de la noche hasta que regrese a casa», pensó ella observando su botella ahora escasa de líquidos.—Siguen sin gustarme. Pero ya no aguanto más la cabeza. Estoy desesperada— suspiro Samantha masajeando los lados de su cabeza, en un intento de apaciguar el dolor.—Ya tienes unos cuantos días con dolor de cabeza. Tal vez deberías ir a algún hospital para que te revisen. Eso podría ser una señal que tú cuerpo te está dando.—Si. Esta señal quiere decirme que estoy cansada, y necesito unas largas vacaciones en algún lugar lejano cerca de mar— rio levemente Sam— es solo agotamiento Kevin. No hace falta irse a los extremos. No es necesario que vaya al hospital. Simplemente he estado trabajando mucho, y no he descansado como corresponde.—Con más razón. Por algo no estarán durmiendo bien. Tu carga de trabajo es la de siempre desde que nos conocemos. Y esta es la primera vez que te veo así— el castaño la miraba con preocupación.Esa miraba incomodaba a Sam en demasía, por lo que desvío la vista a otro lado, para no verlo. Ella sabía que él simplemente estaba siendo atento con ella, él tampoco no sabía todo por lo que ella estaba pasando recientemente, así que, podía entenderlo.—Este se puso muy tranquilo de repente— Samantha se levantó de su silla, y estiró los brazos mientras veían el escaso movimiento de vehículos en la calle— ¿Por qué no pones algo de música?—¿Quieres que ponga música? ¿No eras tú la que me llamo la atención la última vez que pude música en horario de trabajo?— él cruzo los brazos.—Es verdad, si lo hice. Pero entiende, ese día estaba el jefe en el edificio, era riesgoso. Si no le gusta vernos sentados, mucho menos le gustará ver que estamos escuchando la radio. Vamos. Hay que aprovechar ahora que el no esta, y estamos tan tranquilos.Kevin pareció meditar unos segundos en lo que Sam le decía, para en menos de un minutos estrechar los hombros y asentir la cabeza. El castaño miro por precaución los alrededores, antes de sacar una pequeña radio que traía escondida en el interior de su saco.—¿Estas segura que quieres escuchar la radio? ¿No te duele mucho la cabeza para ello?—Segura. Creo que eso me podría ayudar a distraerme de esta migraña— La rubia respondió.Agradecía en su interior el ver que su respuesta basto para conversar a Kevin de que eso era lo que ella quería, cuando la verdad era lo contrario. Ella no sé sentía de humor como para oír la radio, pero prefería eso a tener que seguir hablado con Kevin de lo más y cansada que se sentía.Era posible que ella se estuviera por enfermar. Pero por los momentos ella no se podía dar el lujo de perder un día de trabajo para ir al médico. No tenía ni el tiempo, ni mucho menos el dinero para ello.—¿Qué quieres oír? ¿Pop? ¿Rock? Tu eliges— pregunto Kevin cambiando las estaciones en su pequeña radio.—Estoy bien con lo que sea hoy. Sorpréndeme— exclamo de manera exagerada Sam, de pie apoyándose de la pared externa del edificio.—Hay una estación que encontré hace unos días. Usualmente a esta hora suelen poner muy buena música. Y a veces también ponen música no tan buena… cómo la que te gusta a ti— bromeo el varón, riendo al ver a Sam sacarle la legua ofendida por su comentario— está es.La música había ayudado a Sam, no a aliviar su malestar, pero si a hacerla olvidar los problemas que tenía en su vida es esos momentos con el alquiler de su departamento, con Jake su esposo, entre otros más que aún no sabía si llegaron el día que llegaría solucionarlos.Lamentablemente su rato distracción no duró mucho, ya que, la música se vio interrumpida de la nada.—Lamentamos esta interrupción a la programación habitual— se escuchó la voz de una mujer que salía de la radio— nos acaba de llegar una inesperada noticia. Hace unos momentos se origino un incidente en.—Que mal. Me gustaba esa canción. Bueno, no pasa nada, solo tendré que buscar en otra estación.—¡Espera!— Sam detuvo a Kevin antes de que cambiara la emisora— déjala ahí. Quiero escuchar lo que dirán.El varón dejo la emisora, aunque le pareció extraño que ella quisiera escuchar las noticias.Sam nunca fue una persona que acostumbrar escuchar las noticias, pero por alguna extraña razón ella sentía la gran necesidad de oír está.—en está residencia, a mitad de la noche, se escuchó una fuerte explosión la cual dio origen a que el edificio terminara completamente en llamas. Los bomberos de la unidad noventa y cinco no tardaron en llegar al lugar del incendio— la locura de radio continuo relatando la noticia.—¿Sabes cuál es el número de su unidad? La de Jake— Kevin estaba atento escuchado, impactado por el terrible acontecimiento, cuando recodo a qué se dedicaba el esposo de Sam, y pregunto esperando que no fuera la misma que estaba en el lugar del incendio, pues por lo que escuchaba en la radio, las cosas no se veían nada favorable para los bomberos.Fue en ese instante que Kevin noto el rostro pálido de su amiga y colega junto a él. Eso había sido más que suficiente para responder a su pregunta. Pero igualmente Sam en voz baja le contesto.—La unidad de Jake es la noventa y cinco.Sam entro corriendo al hotel, seguida de cerca por Kevin detrás de ella. —¿Qué están haciendo aquí adentro? — les pregunto a los dos la recepcionista del hotel, parándose en medio del camino de ambos— saben que no pueden dejar su puesto los dos ¿Qué pasaría si un auto llega? ¿o si alguien necesita salir? ¿Quién buscará su auto si los dos valet parking del hotel están aquí, en lugar de estar enfrente? Los esfuerzos de la recepcionista por impedir que Sam y Kevin siguieran avanzando se vieron en vano cuando la rubia la pasa de largo, enfadando obviamente a la mujer, por lo que no queriendo pasar por lo mismo dos veces seguidas, esta alcanzó a sostener al varón por el cuello de su camino, deteniéndolo de manera efectiva al casi ahorcarlo.—Muy Kevin, en lugar de dejarme aquí de pie hablándole a la nada, te exijo que me expliques que está sucediendo.El castaño se sobaba el cuello lastimado, con la vista enfocada hacia el camino que Samantha había tomado, antes de voltear a ver a An
La pantalla se llenó de humo, y se podían escuchar los gritos de las personas, el pánico de los presentes era palpable. No se podía identificar ninguna figura en el televisor, y lo siguiente que paso fue que la toma fue cortada, regresando a los presentadores del noticiero que estaban muy lejos de lo sucedido, dentro de la seguridad del edificio del canal de televisión.—Tal párese la caída del edificio ocasiono que la transmisión se cortara— hablo la mujer sentada en la pantalla de televisión, para luego sostener el aparato que estaba colocado en su oído, y escuchar con atención lo que le decían por este— ahora mismo me informan que nuestra reportera y el camarógrafo que está con ella están bien.—Después de una breve pausa intentaremos volver a la escena, y les daremos con mayor detalle que a sucedido— agrego el otro reportero sentado en el estudio de noticias, el cual también había estado escuchando que le decía algo por el aparato de su oído.Y después de decir aquello iniciaro
El funeral fue pequeño, solo asistieron los compañeros bomberos de Jake, y algunas personas del trabajo de Sam. Todos se acercaron a ella y el dieron sus condolencias en este triste día. —Yo no tuve la oportunidad de conocer muy bien a Jake. Pero sus últimas acciones fueron me demostraron que era un gran sujeto— le dijo un hombre en traje a Samantha, el cual era uno de los bomberos de la unidad de su esposo.—Todos extrañaremos a Jake.—Mis condolencias. Su esposo fue todo un héroe. Debe de estar orgullosa de él.Fueron algunas de las muchas palabras que le dedicaron a la rubia conforme iban llegando las personas al funeral.Junto a Sam estaban sentados Kevin, Jessie, Andrea, y Antonio. Habían unos que otros compañeros del hotel y la cafetería, quienes intentaban animarla con palabras de apoyo, pero ella solo les respondía asintiendo la cabeza para darles a entender que ella los estaba escuchando. Fue muy extraño ver cómo el ataúd bajaba lentamente dentro del foso en el suel
Oliver acerco su auto a la entrada principal del hotel al igual que muchas otras ocasiones él tenía un asunto de suma importancia que atender en este edificio, se podría decir que después de tanto tiempo está ya era su rutina.Y al igual de todas las veces anteriores en las que iba a este hotel, tenía sentimientos encontrados. A Oliver no le entusiasmaba tener que venir tan seguido, ya que esto siempre le hacía sentir una extraña sensación de vacío, que se mezclaba a su vez con un sentimiento de nostalgia. Pero por el otro lado, cuándo el dejaba pasar aunque fuera, simplemente una semana sin venir, era algo innegable que terminaría sintiéndose mucho peor de lo que se sentiría sí al venir a este lugar.Una de las pocas cosas que le hacían más digerible el tener que visitar el hotel, era que cada vez que llegaba terminaba encontrándose con Sam, esa bajita mujer de cabello rubio, ojos marrones, y la cual siempre parecía estar animada, con la que él disfrutaba intercambiar aunque fuer
Según lo que le habían dicho los empleados del hotel, o mejor dicho la empleada, ya que el chico que trabajaba como valet parking mantuvo su postura de no querer seguir hablado con él y se fue dejándolo con Andrea, la mujer que trabajaba como recepcionista en el edificio, el motivo por el que había faltado Sam aquel día se debía a la muy reciente perdida de su esposo.Luego de saber aquello, Oliver no se quiso quedar ahí por mucho más tiempo, así que se apresuró a salir en busca de su auto.—Ella ya no debe estar en la funeraria. Nos dijo que quería estar sola, por lo que ya debería de estar en su casa— informo Andrea al ver al pelinegro avanzar con apuro a la salida, adivinando exitosamente que era lo que quería él.Oliver se detuvo. Si eso era lo que Sam quería, entonces debía respetar su deseo. Aunque había una pequeña parte de su mente que le decía que ignorara aquello y que de todas formas fuera a ver a la rubia. Pero el problema ahora, era que él no sabía en dónde vivía Sam
Todo estaba en completa oscuridad, era igual que estar en un abismo apartada de todos. Fue solo cuando Sam comenzó a distinguir un sonido a lo lejos que ella pudo distinguir con el de una máquina, este sonaba similar a un pitido agudo he intermitente, el cual poco a poco se escuchaba con más nitidez, a la vez que la oscuridad se hacía cada vez menos densa.Otros sonido iniciaron a hacerse presente, ayudando a Sam a darse cuenta de que no estaba sola. En esos momentos fue que ella cayó en cuenta que tenía los ojos cerrados, por lo que con pesadez empezó a abrirlos, sintió en sus ojos marrones la molesta luz del techo. Tuvo que pestañas un par de veces para acostumbrarse a la luz, y poder deshacerse de la vista nublosa. —¿En dónde estoy?— pregunto Samantha para si misma al no reconocer el techo, ni la cama en dónde se hallaba.Al girar la cabeza se encontró con que su cama estaba rodeaba de varias cortinas de color azul pálido, pero lo que más le llamo la atención fue notado q
Samantha había caído desplomada frente a Oliver apenas se encontraron, y gracias a la rápida reacción de parte él, ella no había terminado en el suelo.La sostuvo con fuerza y con la mayor delicadeza que se le fue posible la metió en el asiento trasero de su auto, dejándola recostada ahí. Saco su teléfono celular dispuesto a llamar por ayuda, pero termino tirando su teléfono al asiento del copiloto. Sería mucho más rápido si él la llevaba en su auto a un hospital cercano. Condujo con prisa, mientras a su vez veía de reojo a la pasajera rubia que se hallaba inconsciente detrás de él. Por lo menos le consolaba ver que el pecho de Sam subía y bajaba con lentitud, es decir, estaba respirando, pero que estuviera desmayara no era algo para estar tranquilo de todas formas.Llego a la sala de emergencias del hospital, cuando con su auto el vigilante de la entrada le había dicho que esperara a que le buscarán una camilla, pero el no se sintió con la suficiente paciencia para hacer eso, p
Dentro de un baño para mujeres de un conocido y prestigioso hotel, una muy joven mujer se hallaba inclinada contra la puerta de unos de los cubículos de aquel baño, escuchado el muy distinguible sonido de una nariz tapada por la mucosidad, misma nariz que le pertenecía a la otra mujer que estaba al otro lado de la puerta cerrada entre ambas.—Señorita ¿está todo bien?— pregunto una de las meseras que habían sido contratadas para esa noche, a la vez que daba un par de golpes suaves a la puerta. —Si, todo está bien. Mejor no podría estar. Ya eso sería algo imposible ¿no lo crees? Así que no entiendo para que lo preguntas— respondió la Sam Smith. La mujer que estos momentos se encontraba encerrada en uno de los cubículos dentro del baño de mujeres del lugar.—Es cierto. Puede que mi pregunta suene un poco fuera de lugar, tomando en cuenta que hoy es el día de su boda. El día más feliz en la vida de toda mujer, o al menos eso me han comentado. Yo no sabría decir si eso es verdad, tan sol