Capítulo 3

***-Sé adónde lo mandó tu padre pero no sé adónde se encuentra actualmente***

Esa frase me había dado un poco de aliento, durante tanto tiempo que me habían mantenido engañada nunca logré obtener ni siquiera algo mínimo, y tener en frente a la mujer que sí sabía lo que se me ocultó por años me llenaba de angustia, miedo y a la vez de alegría

- No te quedes callada, mirándome como una boba, sabes bien que necesito saber dónde está Eduardo, ya se murió mi padre, no le debes nada a nadie, Magaly, dime de una vez - Grité desesperada con la voz completamente contrita

- No es tan fácil como parece, Mary - Logró contestar

- Lo has ocultado durante diez años, qué de difícil puede tener decir un simple nombre que les he suplicado todo este tiempo, y tu amante, mi padre, me mantuvo bajo engaños y promesas que jamás cumplió, ya es momento que alguien se apiade de mí y me ayude, Magaly, no crees que suficiente daño me han hecho, m*****a sea, mi padre me destrozó la vida, merezco que al fin alguien se compadezca de mí y me diga dónde carajos está Eduardo, quién ha velado por él todo este tiempo, si mi padre le ayudó económicamente o qué fue lo que sucedió, dime de una vez por todas antes que pierda la paciencia - Continué gritando, declarándome completamente débil y derrotada

- Solo prométeme que nunca dirás que yo te confesé esto, ha sido muy terrible para mí tener que cargar con los pesares de tu padre todos estos años, realmente es difícil hasta mirarte, sabiendo que yo tenía la verdad y que no podía decírtelo, pues te quiero Mary, aunque te haya causado el mayor de los daños, yo nunca pude tener  hijos pero me tomé la atribución en silencio de quererte como si lo fueras - Contestó llorando

- No te creo nada, Magaly, dime dónde está Eduardo de una sola vez, que ya estoy cansada de buscar por todos lados y no encontrar respuesta alguna, dime o quemaré esa m*****a exportadora que tanto daño me ha causado - Exigí ya molesta por su verborrea

- Tu padre envió a Eduardo a California, sus padres se fueron con él - Dijo casi deletreando mientras bajaba su mirada

Su respuesta detuvo todo el tiempo a mi alrededor, fue como ver pasar diez años de mi vida en un suspiro, me quedé absorta mirándola con ira, Lucrecia me sostuvo por la espalda pues en realidad me sentí tan débil que mis pies empezaban a flaquear, no pude ni moverme para mirar de frente a Magaly, mis ojos se llenaron de lágrimas, fue como regresar el tiempo y verme en la misma silla donde me gritaron que Eduardo se había ido.

-Lucrecia, no olvides el nombre de esa ciudad ni el día en que lo supe - Dije a media voz, dándome la vuelta para no ver más a Magaly

- ¿Cómo logró mantenerlo ahí durante tantos años sin que viniera a buscarme, por qué obedecieron todo este tiempo? - Interrogué confundida

- Tú sabes que sus padres no tenían ningún tipo de preparación y...

- Sí, Magaly, sé que sus padres eran personas humildes y trabajadoras pero eso no le daba derecho a hacer con ellos su regalada gana

- Bueno, pero fue justamente eso lo que los obligó a sentir miedo para no regresar - aclaró  haciendo un gesto de no importancia con sus hombros, pero en toda su confesión habían muchas cosas que me dejaban con más dudas, como si no se atreviera a decirme toda la verdad

- No, Magaly, mi padre tuvo que haberlos amenazado con algo - Alegué con enojo acercándome a ella para que confesara todo

- Ernesto les obligó a irse con la condición que él pagaría sus estudios, y así los mantuvo durante cinco años hasta que Eduardo logró graduarse, eso bajo la condición que nunca debían regresar, y que si lo hacían los destruiría, al igual que tú, Eduardo fue engañado, le dijo que tú te habías casado y que estabas lejos, que ya tenías hijos, esto lo supe porque mantenían comunicación vía correo y yo me encargaba de recibir y llevar las cartas, desde que Eduardo terminó su carrera no volvimos a saber nada de ellos - Explicó ya resignada a que no me iría de ahí hasta saber la verdad

- Sí, sé que mi padre tuvo que haberlo amenazado de muerte para que no regresaran, pues estoy convencida que Eduardo tarde o temprano me hubiese buscado - Dije llorando sintiendo mi cuerpo temblar de ira, cómo era posible que el ser que debía protegerme, me había causado tanto dolor

- ¿Y respecto a la deuda qué sabes? - Interrogó Lucrecia quien se acercaba hacia mí para evitar que yo hiciera una locura

- Cuando tu padre supo que haber pagado todo eso le había generado un terrible desfase en su economía, solicitó ayuda a su viejo amigo Liam Smith  que finalmente terminó hundiéndolo - Aclaró dándome un nombre clave para lo que estaba buscando

- ¿Y es con ese viejo que debo casarme para salvar la empresa? - Interrogué

- No - Contestó de golpe

- Entonces con quién - Exigí - Dime todo Magaly, que él se murió sin siquiera explicarme

- Con su hijo: Páter Smith

- ¿Y por qué ese tipo querría casarse con alguien que no conoce, sobre todo porque soy una aldeana inculta, siendo él un empresario millonario? - Interrogué intentando encontrar respuesta al por qué un matrimonio por contrato podría solucionar una deuda

- El tipo necesita casarse para formar una familia, cuestiones de apariencias sociales para que cuando Liam muera todo quede en orden, en realidad no lo sé muy bien, pero él aseguró que si eso no sucedía entonces tomarían la exportadora a su nombre, lo cual implica que tú te quedarás en la ruina, Mary - Explicó un poco tranquila

- Me parece la mayor de las estupideces - Exclamé después de soltar una risa irónica en medio de mi llanto

- Es un beneficio mutuo, Mary, al parecer Páter no es muy agraciado que se diga y las mujeres que se han acercado a él solo buscan su dinero y Liam necesita que su hijo quede con alguien de confianza que no vaya a arruinar su fortuna, así que si te casas lo tendrías todo y podrías sacar a la exportadora de esa terrible deuda que al fin y al cabo se hizo por el bien de  Eduardo - Alegó provocando la ira en mí

- Eduardo no obligó a mi padre a que le diera estudios, él lo único que quería era casarse conmigo - Dije molesta

- Quien diría que tu padre terminaría más bien haciéndole un favor a Eduardo y en cambio de convertirse en víctima se hizo victimario - Comentó Lucrecia después de soltar un suspiro

- Es que al malo nunca le va bien - Comenté yo - ¿y por qué dices que no sabes si Eduardo continúa en California? - Interrogué

- Porque desde hace cinco años no volvieron a enviar ninguna carta, y por más que tu padre envió jamás fueron recibida  - Aclaró

-Ya veremos qué ocurre, por lo pronto te quiero mañana mismo en la empresa para que me entregues todo lo que está a tu cargo, pues no trabajarás más en ella - Exigí dando la vuelta en dirección a la puerta, Magaly no respondió nada, supongo que ya había hablado demasiado y traicionar la memoria de mi padre le debía causar mucho dolor y culpa, de cierto modo la entendí y agradecí  en silencio que me confesara la verdad  pero no iba a dejar que me viera débil y humillada ante ella, pues desde el momento que no le importó mi padre, tenía absolutamente todo mi desprecio pues solo yo sabía cuántas lágrimas había derramado mi madre.

- Te juro, Lu, que esperé tanto este día, que quise tanto escuchar el nombre del país donde estaba Eduardo y ahora que lo sé no puedo siquiera imaginar qué es lo que debo hacer, la vida me cambió demasiado rápido y es difícil enfrentar todo de golpe, es como si las olas del mar me arrastraran sin darme tregua para defenderme - Contesté completamente apesarada mientras manejaba

- ¿Y tomarás las riendas de la exportadora? - Preguntó Lucrecia con temor

- Debo hacerlo, voy a demostrarle a todos esos hombres que una mujer puede hacer las cosas, y ese señor Liam y su hijo sabrán quien soy y lo estúpida que es su propuesta la cual rechazaré rotundamente  - Afirmé

- ¿Y cómo pagarás la deuda?

- Trabajando, Lu, trabajando día y noche

- ¿Y Eduardo?

- Eduardo debe odiarme, escuchaste, mi padre le dijo que yo me casé, que estoy lejos y tengo hijos, fue esa la única razón por la cual no vino a buscarme y seguramente él sí habrá hecho eso, Lu, es una tontería seguir empecinada con eso - Contesté mientras las lágrimas otra vez rodaban en mis mejillas pálidas

- Pero ahora ya conoces donde está, Mary, podrías buscarlo y convencerte de una vez por todas cómo sucedió todo y averiguar qué ha pasado con él, no te rindas ahora que ya estás cerca de él

- No conozco ese país, ni siquiera sé cómo viajar, la exportadora está en la ruina, qué voy a hacer en un estado que no conozco sin tener ni siquiera un solo medio de comunicación para decirle que estoy ahí que vaya a mi encuentro, eso me obliga a rendirme, al menos me queda la conciencia tranquila que Eduardo pudo graduarse.

Lucrecia ya no supo que más preguntarme, en verdad lo que decía era cruel pero era la única verdad, había luchado tanto por nada, pues ahora no me impedía el no tener conocimiento de su estadía sino saber cómo encontrarlo o en las condiciones que podía hallarlo, yo amaba a un Eduardo que se había marchado desde hace diez años, y era lógico que ese ser ya no existía, que debía ser un hombre adinerado que ya no querría a una campesina bruta como yo.

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