Capítulo 9

No estaba dispuesta a quedarme con la duda, aunque perdiera su amor, realmente necesitaba conocer la verdad, no quería regresarme a España con las manos vacías, así que volví a suplicarle

- Por favor, Eduardo, ya nada importa, por favor, abre mis ojos, dime la verdad, permíteme entender estas cosas que me ocultaron por tantos años

Es que, Mary...  Recuerdas a don Marvin

- Sí, claro, el hombre que se encargó de  mi padre desde que era un niño, es decir mi abuelo adoptivo   - Repuse yo confusa por no saber qué tenía que ver él con el padre de Eduardo

- Él es el padre de mi papá, pero se enteró hasta que don Marvin, murió, este había dejado la exportadora a nombre de  él, sin embargo Ernesto que sí se había preparado académicamente, cambió todo, dejando a mi papá en la ruina, fue por esa razón que nosotros llegamos años después al pueblo, cuando nos conocimos, que tendría yo, tal vez diez años - Explicó, y sentí que el rencor por mi padre se volvía más grande.

- Ahora entiendo por qué mi padre nunca quiso contar cómo había construido su empresa - Dije yo apesarada, sin ninguna valentía para darle el pésame por lo que le había pasado pues sé que eso en cambio de serle grato le sería la peor de las acciones, así que solo pude seguir preguntando para aclarar mis ideas  -¿Y él cómo supo que tú te habías enterado?

- Porque vivíamos en casa de Líam, y ni siquiera sabíamos que eran amigos, pues él aseguró que no lo conocía que solo era un prestador de bienes, que alquilaba apartamentos a los migrantes, sin embargo tiempo después me enteré que él nos vigilaba

- ¿Y tú viste cómo murieron tus padres? - Pregunté absorta

- No, cuando llegué a casa lo supe - Aclaró - Pero había una nota advirtiéndome a no actuar, la hoja tenía tus iniciales

Lo que Eduardo decía me tenía impactada, ahora más que nunca comprendía por qué no me había buscado, y también porqué me había recibido así lleno de ira, aunque lo del señor Liam todavía no me quedaba claro

- Perdón, Eduardo, pero al igual que tú también soy una víctima de las garras de mi padre, debes creerme que yo no tuve nada que ver con eso, él solo me usó como un títere pues sabía cuánto nos queríamos y usó eso para manipularte

- Me quería vengar, entiendes - Dijo levantándose del piso, aun molesto - Lo quería destruir, no me importa si tuviste que ver  no con lo sucedido

- Lo lograste, Eduardo, pero eso no compensará tu dolor  - Dije intentando persuadir su ira

- No esperé que vinieras, arruinaste mis planes - Señaló enfadado mientras golpeaba la pared, ignorando lo que le había dicho y culpándome de nuevo

- él ya está muerto y yo no pretendo hacerte daño, yo jamás supe lo que te hizo, te lo juro, por favor créeme, Eduardo tú me conoces desde que éramos unos niños - Supliqué acercándome a su cara, pero entre más lo hacía más se apartaba de mí

- !No me puedo fiar de la hija de un asesino! - Alegó apretándose los labios

-  Yo no soy como él, yo te amo - Dije nerviosa sin poder parar de llorar

- Pero yo solo puedo odiarte, porque por haberme enamorado de ti me quedé sin padres, por haberme metido con la hija de ese hombre que le desgració la vida a mi padre y lo trató como si fuera un animal - Me aseguró

- Ninguno de los dos sabía lo que nuestras familias ocultaban - Seguí contradiciéndolo

- Pero ahora lo sabemos y tú solo puedes ser mi mayor enemiga  - Contestó acercándose a mí para levantarme la barbilla, y hacer que mis ojos vieran los suyos deseosos de venganza

- No, Eduardo, no me cargues las acciones de mi padre - Logré decir con  la voz un poco abatida por la fuerza que sus manos estaban emitiendo en mi barbilla

- Entonces qué hago, Mary.... - Dijo soltándome de golpe, como si por un momento dejara de estar furioso

Solo pude mirarlo con tristeza, ya no tenía fuerzas para pelear, ya no quería escuchar más tragedias, verlo en ese estado de confusión me hirió más el alma, sé que el dolor lo había cambiado y que no me sería fácil hacerle entender que yo no había sido parte de esos acontecimientos.

- Si no quieres la empresa, y vengarte de mí, te dará la paz o satisfacción personal que necesitas entonces hazlo - Le pedí, dándome por derrotada

- Tu padre murió, dijiste - Interrogó mientras se sentaba, algo confuso, supongo porque no estaba escuchando con atención las cosas que decía

- Sí, mi padre murió hace un par de semanas, o mejor dicho hace más de un mes, ni siquiera recuerdo la fecha, no quiero tampoco acordarme de eso - Repetí para descubrir qué me diría ahora

- ¿Cómo murió? - Preguntó

- Después de seis meses hospitalizado por leucemia, le dio un infarto - Conté sin sentir pesar

- Tuvo mucha suerte al no experimentar una muerte más dolorosa - Contestó frunciendo el ceño - Así que la última carta que llegó la escribiste tú

- Sí, Eduardo, al analizar las fechas de las últimas cartas, sabía bien que no me quedaba más tiempo, que estaba completamente en la ruina, el día que recibí la respuesta me sentí perdida, y no me quedó de otra que aventurarme a venir, aunque como ya dije tenía la esperanza de salir libre de todo y buscarte... - Expliqué

- ¿Si escuchaste que Liam está muerto?

- Por supuesto que te escuché y sigo sin entender - repliqué

- Pues mira, linda, que quien ha escrito esas cartas que leíste he sido yo - Aclaró colocando su torso encima del escritorio, logrando acercarse a mí que también había vuelto a sentarme

Tragué mi saliva con fuerza pues mi garganta estaba seca, me dolió saber la verdad, y reconocer en que el mismo Eduardo era quien había estado jugando con mi dignidad

- Quería vengarme - Añadió al no obtener respuesta de mi parte

- ¿Pidiendo que me casara con alguien que no existe? ¿Qué clase de venganza es esa? - Interrogué limpiando mis lágrimas, y tomando una actitud más perspicaz, para escuchar con atención y valorar las pretensiones de su juego y cómo había logrado hacerse pasar por el señor Liam

- Páter sí existe, es el hijo de Liam y mi mejor amigo por no llamarle hermano - Comentó con tranquilidad, como si supiera que ya me había herido lo suficiente y que ya no había forma de lastimarme más

- Pero...

- No hables, solo escucha - Ordenó

- Yo salvé a Páter de las garras de su padre, estudiamos juntos y nos hicimos buenos amigos, Liam era un ser malvado con él, quería quitarle la herencia que su madre  le había dejado cuando murió, el caso es que al morir mis padres la verdad salió a la luz, era él quien le había avisado a Ernesto sobre todo, Páter y yo lo descubrimos cuando vimos que le escribía asegurando que ya todo estaba listo...

- No encontré ninguna carta con esas referencias - Interrumpí consternada por lo que decía

- Es que esa carta no llegó nunca - Alegó con una tranquilidad engañosa

- ¿por qué?

- Porque Pater no soportó que su padre hubiese sido cómplice de asesinar a mis padres y esa tarde no le dio  las pastillas que mantenían estable su problema cardiaco, discutieron demasiado al punto de forcejear, provocándole también un paro cardíaco, la empresa pasó a nombre de Páter, y como no tenía hermanos y estaba huérfano igual que yo, decidió hacerme parte de la empresa con el cargo de CEO y ayudarme con mi plan  de venganza, cuando revisamos todo, supimos la deuda que tu padre tenía y poco a poco me encargué de hundirlo más, siempre ocupando el nombre de Liam - Explicó como si lo que dijera no le doliera en lo absoluto

- Y el contrato matrimonial qué papel juega en todo esto  - Interrogué con serenidad, dándome por vencida, sabiendo que estaba en las garras de su venganza y que no había otro camino más que sumergirme en ellas

- Primero comprobar si tú estabas casada a como él había dicho, segundo saber hasta dónde eras capaz de llegar por obtener dinero, tercero saber si me habías olvidado, cuarto y lo más importante verle la cara a tu padre cuando el día de la boda tuviera que entregarte a mí, pues aunque yo señalaba que te casarías con Páter, sería yo quien me convertiría en tu esposo, y como estaba seguro que tú no me amabas, entonces esperaba también hacer de tu vida el mayor de los infiernos - Alegó sin mostrar ningún tipo de arrepentimiento

Ante sus palabras no tuve nada qué decir, lo de hundir a mi padre lo había logrado, seguir insistiendo en que lo amaba era innecesario, así que solo me quedaba someterme a su voluntad.

*Por qué no firmé antes* - Pensé imaginando que al menos me hubiese casado con el hombre que amaba aunque sus intenciones fueran macabras, sin embargo no le iba a permitir un insulto más.

- Pues bien aquí me tienes - Dije levantándome de la silla y colocándome de forma arqueada para estar más cerca de su cara y demostrar que no tenía miedo - ¿te puedo pedir algo? Es un favor, no para mí,

- Ajá - Dijo mirándome con una risa sarcástica como de victoria

- No desampares a los trabajadores de la exportadora en España, ellos necesitan demasiado de ese trabajo, las cosechas no están tan buenas pero al menos dan para pagarles a ellos - Supliqué

- Dime tú qué prefieres, firmar el contrato o perder la empresa por completo - Inquirió con su voz intimidante

Cuando miré su risa sarcástica me detuve a pensar en que Eduardo se estaba sintiendo satisfecho con mi dolor, pero debía escuchar sus propuestas para saber cuál era la más viable, sobre todo porque le había prometido  a Luis que lo solucionaría y no debía fallarle después del riesgo que él había tomado para ayudarme

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